La jueza Amy Coney Barrett evitó este miércoles condenar la separación de niños y padres inmigrantes en la frontera, una pregunta que le formuló el senador demócrata Cory Booker en el tercer día de audiencias para confirmarla como magistrada de la Corte Suprema.
"¿Cree que está mal separar a los niños de sus padres" para disuadir a "los inmigrantes de venir a Estados Unidos?", preguntó Booker, no sin antes reparar en que consideraba la respuesta obvia.
"Ese ha sido un tema de debate político intenso del que no puedo expresar una opinión ni verme involucrada como jueza”, respondió Barrett.
Booker insistió: “Como ser humano, ¿usted cree que esto está mal?”.
Barrett nuevamente se negó a responder, diciendo que no comentaría sobre la moralidad de la posición: "No puedo ser arrastrada a un debate sobre la política de inmigración de la Administración".
La dinámica en el Senado este miércoles fue similar a la de los dos días anteriores, en los que los legisladores demócratas buscaron respuestas de la jueza Barrett temas como la Ley de Cuidado de Salud Asequible (Obamacare) o el derecho al aborto, mientras ella las evadía.
Barret repitió una y otra vez este miércoles que sería una jueza independiente si llegaba a ser confirmada ante la Corte Suprema, donde supliría a la difunta magistrada Ruth Bader Ginsburg, un ícono liberal en el poder judicial.
Pero se cuidó de no enfrentarse al presidente que la nominó, Donald Trump, y buscó crear distancia entre ella y sus posiciones personales pasadas, sus escritos sobre temas controvertidos e incluso su difunto mentor, el magistrado Antonin Scalia.
El cambio de Barrett, una jueza de ideología conservadora, por Ginsburg, que parece inevitable con la mayoría republicana en el Senado, cimentaría una mayoría conservadora de seis contra tres en la Corte Suprema.
La jueza, de 48 años, pasó por alto las insistentes preguntas de los demócratas sobre prevenir la intimidación de los votantes y prevenir un cambio de la fecha de las elecciones del 3 de noviembre, ambas establecidas en la ley federal.
También se negó a expresar su opinión respecto a si el presidente puede perdonarse a sí mismo y qué sucedería si no garantiza una transición pacífica del poder. “No es algo sobre lo que pueda ofrecer un punto de vista”, dijo en respuesta a la pregunta del senador demócrata Pat Leahy.
En un intercambio con la senadora demócrata Dianne Feinstein, Barrett se resistió a la invitación a respaldar o rechazar explícitamente los comentarios de Scalia sobre la perpetuación del derecho racial en un caso clave del derechos al voto.
"Cuando dije que la filosofía del juez Scalia también es mía, ciertamente no quise decir que cada oración que salió de la boca del juez Scalia o cada oración que escribió es una con la que estaría de acuerdo", dijo Barrett.
La jueza calificó la Ley de Derechos Electorales como un “triunfo del movimiento por los derechos civiles”. La corte escuchará otro desafío a esta ley a principios del próximo año.
Mientras los demócratas sondearon las opiniones de Barrett, el senador demócrata Dick Durbin preguntó si su estricto apego al originalismo constitucional significa que un presidente no puede "negar unilateralmente el derecho al voto" basado en la raza, y señaló las restricciones que existen en varios estados respecto a las boletas electorales por correo.
Estuvo de acuerdo en que hay "muchas leyes" que protegen el derecho al voto, incluidas las enmiendas 14 y 15 a la Constitución, pero no llegó a una declaración general: "Realmente no puedo decir nada más".
Obamacare y el derecho al aborto
En lo que respecta a los principales problemas que probablemente se presenten ante el máximo tribunal del país, incluidos el aborto y la atención médica, en repetidas ocasiones Barret prometió mantener una mente abierta y dijo que ni Trump ni nadie más en la Casa Blanca habían intentado influir en sus opiniones.
“Nadie me ha pedido ningún compromiso en algún caso”, dijo.
Aunque ha criticado las dos decisiones de la Corte Suprema que preservaron algunas partes de Obamacare, aseguró que su misión no es destruirla. Ella podría encontrarse en el banquillo cuando el tribunal escuché el último desafío que presentaron los republicanos el 10 de noviembre.
Este tema ha sido central en la discusión de la nominación de Barrett, ya que según los demócratas podría significar el fin de la ley de salud, afectando a 20 millones de estadounidenses que pueden perder su atención médica.
Los demócratas también temen que la confirmación de Barrett, quien ha manifestado opiniones en público contrarias al aborto, puede ser un punto de inflexión que ponga en riesgo este derecho.En los últimos 15 años se sabe que ha firmado al menos tres cartas en contra del aborto y que fue miembro de los Académicos a favor de la vida de la Universidad de Notre Dame. La senadora republicana Lindsey Graham dijo que Barrett era “provida sin vergüenza de ello”, que estaba convirtiéndose en un modelo a seguir para otras mujeres conservadoras.
Con información de The Associated Press y NBC News.