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La frialdad de dos potencias europeas, Alemania 1, Francia 0

Alemania confirmó su lugar como uno de los favoritos para ganar la Copa del Mundo al derrotar sin mayores problemas 1-0 a Francia. Dos potencias del fútbol europeo que sin embargo dieron un partido sin mucha emoción y ni mucho menos drama, un tanto como guardando mucho respeto el uno al otro

Por Carlos Rajo

Alemania confirmó su lugar como uno de los favoritos para ganar la Copa del Mundo al derrotar sin mayores problemas 1-0 a Francia. Dos potencias del fútbol europeo que sin embargo dieron un partido sin mucha emoción y ni mucho menos drama, un tanto como guardando mucho respeto el uno al otro.

Para Alemania esta será la cuarta vez consecutiva en copas del mundo que llega a las semifinales. Como usual con los alemanes, un equipo bien aceitado que funciona como una maquinita y que siempre encuentra el agujero o alguna debilidad del adversario para convertir el gol de la victoria. En este caso, al minuto 12 del primer tiempo. Un tiro libre del volante Tony Kross al centro del área francesa donde es cabeceado por el defensa alemán Mats Hummels.

Francia es en general un equipo joven con varios de sus jugadores todavía relativamente nuevos en esto de las presiones de una Copa del Mundo o del fútbol internacional de gran nivel. El gol de alguna manera fue un ejemplo de este prevalecer de la experiencia alemana ante la sino ingenuidad sí falta de oficio de algunos franceses. El defensa alemán -metido en el área contraria- literalmente le ganó en el salto y en fuerza al central francés Raphael Varane, un jugador elegante y con clase pero que en este caso simplemente no pudo ante el embate del central alemán.

El cabezazo fue clínico. Apenas girando la cabeza y tocándola con la frente un tanto hacia atrás para que la pelota se fuera directo arriba al ángulo izquierdo del arquero francés.

El gol no cambió mucho la dinámica del partido, con mucho juego en el medio campo y pocas llegadas claras. De seguro que Francia se lamentará que aun con el gol en contra nunca aceleró el ritmo o apretó el diente para poner contra la pared a los alemanes. Un fútbol de buen toque y control del balón pero que muy pocas veces generó realmente situaciones de gol.

Alemania simplemente sigue siendo la misma Alemania de siempre. Un gran arquero, Manuel Neuer, sólido y confiable cuando se le requiere como una gran salvada en el último minuto del partido ante un tiro del delantero francés Benzema. También una buena defensa, en este caso con un par de modificaciones respecto de partidos anteriores –el que metió el gol no había jugado el último partido y el central del Bayer Munich, Boateng, regresó a su lugar natural como central. El capitán Lahm igualmente volvió a su puesto de defensa derecho donde está más cómodo que de volante.

Digamos que no sorprende el triunfo alemán. Es simplemente la eficiencia de siempre de los alemanes. Hicieron lo mínimo –o lo necesario- para ganar y eso fue suficiente. Suena fácil decirlo pero es la primera vez en la historia que un equipo llega por cuarta vez consecutiva a las semifinales de la Copa del Mundo.

Lo que sí sorprende es lo hecho –o no hecho- por Francia. Es cierto que el equipo galo se ha reivindicado luego del papelón de hace cuatro años en Sudáfrica, pero tenía tales nombres y había demostrado tanto en los partidos previos, que mucho se hablaba de que este era un equipo en la misma categoría de aquella Francia que ganó la Copa del Mundo en 1998 o al menos en el nivel de aquellas selecciones francesas de los años 80s con Platini y demás, que aunque no ganó nada en Copas del Mundo puso por lo alto al fútbol francés. La consolación para Francia es que varios de sus jugadores son jóvenes y ciertamente para el próximo mundial llegarán con mucha más experiencia. Jugadores como Paul Pogba, el citado Varane, Valbuena y Griezmann serán de temer en las futuras selecciones francesas.

No obstante que técnicamente fue un buen partido es una lástima para el espectáculo del mundial que el juego no tuviera mucha emoción. No solo que hubiera un solo gol sino que no hubiesen muchas llegadas claras –Alemania estuvo cerca de anotar el segundo gol en la parte complementaria con un tiro del recién ingresado Schurrle- y que los planteamientos tácticos de ambos equipos pudieran más que alguna individualidad o genialidad de un jugador. Alemania sin duda que será un rival formidable bien de Brasil o Colombia. Es válido recordar el dicho aquel de que un partido de fútbol es un juego de un grupo de jugadores detrás de la pelota en el que al final siempre gana Alemania. Sin mucha emoción y literalmente cero drama, pero triunfo al fin.