Por Paul Weber, Anthony Izaguirre y Stephen Groves — The Associated Press
La Corte Suprema de Texas bloqueó una orden de un tribunal inferior que había permitido a las clínicas del estado seguir practicando abortos incluso después de que la Corte Suprema del país anulara su histórica sentencia de 1973 que protegía el derecho constitucional al aborto.
No quedó claro de inmediato si las clínicas de Texas que reanudaron la práctica de abortos hace apenas unos días volverán a suspender sus servicios tras el fallo del viernes por la noche. Está prevista una audiencia para finales de este mes.
Desde que se anuló Roe v. Wade ha aumentado la confusión en las clínicas de Texas que rechazan a pacientes, cambian las citas y ahora podrán volver a cancelar las citas.
El martes un juez de Houston emitió una orden según la cual algunas clínicas podían reanudar temporalmente los abortos hasta las seis semanas embarazo. El fiscal general de Texas, Ken Paxton, se apresuró a pedir al máximo tribunal del estado, formado por nueve jueces republicanos, que suspendiera temporalmente esa orden.
“Estas leyes son confusas, innecesarias y crueles”, dijo Marc Hearron, abogado del Centro para los Derechos Reproductivos, tras la emisión de la orden el viernes por la noche.
Las clínicas de Texas —un estado de casi 30 millones de habitantes— dejaron de practicar abortos después de que el máximo tribunal del país anulara la semana pasada el caso Roe v. Wade.
Los abogados de las clínicas de Texas proporcionaron a AP una copia de la orden del viernes, que no estaba disponible inmediatamente en el sitio web del tribunal.
Los proveedores de servicios de aborto y las pacientes de todo el país han estado luchando para navegar por el cambiante panorama legal en torno a las leyes de aborto y su acceso.
En Florida, una ley que prohíbe los abortos después de las 15 semanas entró en vigor el viernes, un día después de que un juez la considerara una violación de la constitución del estado y dijera que firmaría una orden para bloquear temporalmente la ley la próxima semana.
El derecho al aborto se ha perdido y recuperado en unos pocos días en Kentucky. El viernes pasado entró en vigor una ley que imponía una prohibición casi total del procedimiento, pero un juez bloqueó la ley el jueves, lo que significa que los dos únicos proveedores de abortos del estado pueden volver a atender a las pacientes. Por ahora.
El viernes entró en vigor una ley de Dakota del Sur que amenaza con castigar con un delito grave a quien prescriba medicamentos para un aborto sin una licencia de la Junta de Examinadores Médicos y Osteopáticos de Dakota del Sur.
En Alabama, la oficina del fiscal general Steve Marshall dijo que está revisando si las personas o grupos podrían ser procesados por ayudar a las mujeres a financiar y viajar a las citas de aborto fuera del estado.
Es casi seguro que las disputas legales seguirán provocando el caos para las personas que deseen abortar en un futuro próximo, ya que las sentencias judiciales interrumpen el acceso en un momento dado y la afluencia de nuevos pacientes de fuera del estado abruma a los proveedores.
Incluso cuando las mujeres viajan fuera de los estados que prohíben el aborto, pueden tener menos opciones para poner fin a sus embarazos, ya que la perspectiva de ser procesadas las persigue.
Planned Parenthood de Montana ha dejado esta semana de ofrecer abortos con medicamentos a las pacientes que viven en estados con prohibiciones “para minimizar el riesgo potencial para los proveedores, el personal de los centros de salud y las pacientes ante un panorama que cambia rápidamente.”
Planned Parenthood North Central States, que ofrece el procedimiento en Minnesota, Iowa y Nebraska, está diciendo a sus pacientes que deben tomar las dos píldoras del régimen en un estado que permita los abortos.
El uso de píldoras abortivas ha sido el método más común para interrumpir un embarazo desde el año 2000, cuando la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, en inglés) aprobó la mifepristona, el principal fármaco utilizado en los abortos con medicamentos. Tomada con misoprostol, un fármaco que provoca calambres que vacían el útero, constituye la píldora abortiva.
“Hay mucha confusión y preocupación por el riesgo que corren los proveedores, que intentan limitar su responsabilidad para poder atender a las personas que lo necesitan”, aseguró el doctor Daniel Grossman, que dirige el grupo de investigación Advancing New Standards in Reproductive Health de la Universidad de California en San Francisco.