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Jefe de CBP justifica el caótico episodio con gas lacrimógeno contra la caravana migrante

Kevin McAleenan insistió en que los agentes están autorizados a utilizar estas armas ante situaciones de peligro. A pesar de la clara presencia de menores en este episodio, el máximo responsable de la seguridad fronteriza apunta que: “No agredimos a niños”
Imagen de archivo del 25 de noviembre cuando las autoridades estadounidensesn lanzaron gases lacrimógenos a los migrantes que intentraban cruzar a EE.UU. 
Imagen de archivo del 25 de noviembre cuando las autoridades estadounidensesn lanzaron gases lacrimógenos a los migrantes que intentraban cruzar a EE.UU. EFE / EFE

El máximo funcionario de seguridad fronteriza de Estados Unidos justificó el martes ante un grupo de senadores escépticos el uso de gas lacrimógeno contra un grupo de cientos de migrantes, entre los que había niños, que intentaban ingresar de manera ilegal a EE.UU. el pasado 25 de noviembre. Las autoridades estadounidenses les lanzaron gases lacrimógeno para dispersarlos cerca a la garita de El Chaparral, en la frontera de la mexicana Tijuana con San Ysidro (Estados Unidos).  

El comisionado de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza, Kevin McAleenan, ha testificado por primera vez desde el incidente ante la Comisión de Asuntos Judiciales del Senado, donde respondió preguntas sobre la separación de familias de migrantes, operaciones de seguridad, narcotráfico y financiamiento del muro fronterizo, al mismo tiempo en que el presidente Donald Trump discutía públicamente al respecto con líderes demócratas en la Casa Blanca. McAleenan defendió bajo juramento las acciones de su agencia y aseguró que el incidente está bajo “revisión”. 

La senadora demócrata Dianne Feinstein lanzó duras críticas y cuestionó si se agredió deliberadamente a los menores con gas lacrimógeno. “No agredimos a niños”, respondió McAleenan, quien señaló que los agentes utilizaron bolas de aerosol pimienta después de que se les arrojaran piedras. A lo que la senadora contestó: "Aunque la meta pudo haber sido dispersar a una multitud que intentaba cruzar la frontera, se perjudicó a niños en el proceso. Así es que debemos trabajar juntos para procurar que esto no ocurra de nuevo”. 

Por su parte, Kevin McAleenan defendió que los agentes resolvieran la situación “sin que se presentaran lesiones serias ni se violara la frontera”. Las piedras impactaron a cuatro agentes y uno de ellos requirió cirugía en la rodilla, añadió. 

El caos comenzó después de que miles de migrantes, que han atravesado México en caravana desde Centroamércia, se reunieron para manifestarse de forma pacífica en la frontera. Se realizaron 42 arrestos en territorio estadounidense, pero no se presentaron cargos, en parte porque no se contaba con la documentación apropiada. 

McAleenan dijo que el incidente estaba bajo investigación, como sucede en todos los casos en que se utiliza algún tipo de fuerza, pero indicó que los agentes respondieron de acuerdo a su entrenamiento. Están autorizados a utilizar fuerza letal cuando existe la creencia justificada de que hay un peligro inminente de grave daño físico o muerte para el agente u otra persona. 

Tienen poder para decidir cómo utilizar fuerza no letal: Debe ser tanto “objetivamente justificada y necesaria para llevar a cabo sus deberes de seguridad”, y hacer uso de ella cuando otras técnicas no son suficientes para controlar a sujetos violentos o desordenados. 

En cuestión de seguridad fronteriza, McAleenan dijo que su agencia quiere un “sistema de muro fronterizo” de 1.100 millas (1.770 kilómetros) en los límites con México que incluiría barreras naturales y valla de acero por la que los agentes puedan ver hacia el otro lado.

Dijo que tales barreras serían una importante herramienta para ayudar a disuadir los ingresos ilegales, pero también llamó a los senadores a analizar todo el sistema migratorio, además de solicitar más agentes y una mejor tecnología. 

La Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza es la agencia federal de seguridad más grande del país y cuenta con más de 23.000 agentes desplegados en cruces fronterizos y aeropuertos, además de otros 20.000 agentes que patrullan la frontera entre los puntos de ingreso.