Irán ejecutó este sábado a Ruhollah Zam, un periodista acusado de alentar protestas contra el Gobierno de ese país en 2017 y que vivió durante años en el exilio.
Su muerte a manos de las autoridades iraníes ocurrió poco más de un año después de que fuera atraído con engaños a Irak, país vecino de Irán, y resultó desaparecido, en circunstancias todavía envueltas en el misterio. Luego, la Guardia Revolucionaria de Irán dijo que lo había capturado, pero no explicó dónde.
Zam, de 47 años, fue una de varias personalidades de la oposición que agentes de inteligencia de Irán en el exterior lograron apresar en los últimos meses. Según las autoridades de ese país, estaba bajo protección del Gobierno francés.
El periodista disidente puso en marcha un sitio llamado AmadNews. A través de un canal creado en la aplicación de mensajes Telegram, la página difundió detalles sobre la programación de protestas de 2017 y noticias comprometedoras relativas a funcionarios de la teocracia iraní. La chispa que encendió esas manifestaciones fue un aumento brusco de los precios de alimentos.
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Esas protestas, que comenzaron en diciembre de ese año y se prolongaron durante el año siguiente, representaron el mayor desafío al régimen iraní desde las del Movimiento Verde de 2009 y sentaron las bases para otras movilizaciones masivas en noviembre del año pasado.
Pero a medida que se extendían de una población a otra, se volvieron contra toda la clase dominante, y en poco tiempo se empezaron a escuchar consignas contra el líder supremo Ali Khamenei en videos online difundidos por Zam.
La televisora estatal iraní definió este sábado a Zam como “el líder de los disturbios” al anunciar su ejecución en la horca. En junio, un tribunal lo condenó a muerte por “corrupción en la Tierra”, un cargo que suele emplearse en casos que implican espionaje o intentos de derrocar al Gobierno iraní.
Como reporta la agencia de noticias Reuters, la ejecución de Zam provocó una reacción airada de Francia. “Francia condena en los términos más fuertes esta grave violación de la libertad de expresión y de prensa en Irán. Es un inaceptable acto de barbarie que contradice los compromisos internacionales del país”, dijo el Ministerio de Exteriores francés en un comunicado.
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No fue la única reacción internacional. “La ejecución [de Zam] es un golpe mortal a la libertad de expresión en Irán y muestra hasta dónde llegan las tácticas brutales de las autoridades iraníes para inculcar el miedo y disuadir el disenso”, advirtió Diana Eltahawy, de Amnesty International.
La muerte de este periodista disidente, comenta la agencia de noticias The Associated Press, puede representar un golpe durísimo para la oposición iraní, ya dispersa en países del Occidente.
Con información de AP, Reuters, The New York Times.