Por Jennifer Jett y Megan Lebowitz - NBC News
HONG KONG — Xi Jinping fue reelegido este domingo por tercera vez como líder de China, consolidándose así como la figura más poderosa del país de las últimas décadas y extendiendo su dominio autoritario sobre la segunda economía más grande del mundo.
El tercer mandato de Xi, de cinco años de duración, se hizo oficial cuando fue el primero en abandonar el Gran Salón del Pueblo de Pekín, donde el sábado se clausuró un congreso del gobernante Partido Comunista Chino (PCC). Le siguieron, en orden descendente de rango, los otros seis miembros del nuevo Comité Permanente del Politburó, el máximo órgano de dirección de China.

Xi permanecerá en el poder gracias a la reforma constitucional de 2018, que eliminó el límite de dos mandatos en la presidencia introducido en 1982 por el entonces líder Deng Xiaoping, quien introdujo un tope para evitar el retorno a un culto a la personalidad al estilo de Mao Zedong.
Estos son algunos de los puntos más importantes tras el congreso del partido, reunido durante una semana.
Poder centralizado
El sistema político chino está estructurado en torno a Xi, de 69 años, que dirige el Estado, el Ejército y, sobre todo, el PCC. Desde que llegó al poder en 2012, Xi ha reforzado el control del partido sobre el Estado y la sociedad, ha marginado a sus rivales políticos y ha eliminado la disidencia.
A lo largo de los años, Xi -a quien el partido nombró líder “central” en 2016, poniéndolo a la altura de Mao y Deng- se ha rodeado cada vez más de personas que probablemente no lo desafíen a él ni a sus políticas.
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“Lo que estamos empezando a ver es una especie de socavación de muchas de las reglas, tanto formales como informales, que fueron puestas en marcha por sus predecesores en favor de que él consiga que sus aliados ocupen los puestos más altos”, explicó James Gethyn Evans, responsable de comunicaciones del Centro Fairbank de Estudios Chinos de Harvard.
La tendencia continuó el domingo, cuando se reveló la composición del nuevo Comité Permanente del Politburó. Los aliados de Xi, Li Qiang, Cai Qi, Ding Xuexiang y Li Xi, se unieron a los actuales miembros Wang Huning y Zhao Leji para formar el círculo íntimo de Xi.
Li Qiang, que como secretario del partido en Shanghái supervisó el devastador cierre de dos meses por una ola de COVID-19 en la primavera pasada, salió inmediatamente en apoyo de Xi, indicando que sucederá al primer ministro Li Keqiang como número dos de China.
No hay ningún sucesor obvio entre los miembros del Comité Permanente, que son todos hombres de más de 60 años, lo que indica que Xi podría aspirar también a un cuarto mandato.
El control reforzado de Xi ya era evidente cuando el congreso, muy coreografiado, llegó a su fin el sábado, con unos 2,300 delegados que aprobaron por unanimidad los informes de trabajo, así como las enmiendas a los estatutos del partido que podrían aumentar aún más la autoridad de Xi.
También eligieron un Comité Central de 205 miembros que está repleto de leales a Xi y ya no incluye a líderes más moderados como Li Keqiang, el primer ministro saliente, y el ex viceprimer ministro Wang Yang. Ambos habían sido miembros del anterior Comité Permanente del Politburó, que junto con el Politburó más amplio se elige nominalmente entre los miembros del Comité Central.
El congreso del PCC vivió además un momento inesperado y dramático el sábado por la mañana, cuando el expresidente Hu Jintao, sentado junto a Xi, fue obligado a abandonar el Gran Salón ante la prensa internacional sin que las autoridades chinas ofrecieran ninguna explicación.

Taiwán sigue siendo un punto conflictivo
El discurso de Xi al inaugurar el congreso el 16 de octubre no incendió la retórica en torno a Taiwán, que Pekín reclama como su territorio. El líder chino reiteró el objetivo de la “reunificación” pacífica, sin renunciar al posible uso de la fuerza.
“Xi ha prometido esencialmente más de lo mismo sobre Taiwán”, argumentó por correo electrónico Wen-Ti Sung, experto en las relaciones entre Estados Unidos, China y Taiwán en la Universidad Nacional de Australia, basado en Taipei. “Xi sigue sin prometer un calendario concreto sobre la unificación”, precisó.
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Pero el líder chino sí puso mayor énfasis en advertir a las “fuerzas externas” que se mantengan al margen de la cuestión taiwanesa.
La polémica visita de la presidenta de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, Nancy Pelosi, a la isla en agosto ha cambiado la relación de la Casa Blanca tanto con China como con Taiwán, subrayó Lev Nachman, profesor asistente de la Universidad Nacional Chengchi de Taipei.
“Se ha producido una especie de reajuste del tono”, puntualizó, “y creo que eso no sólo va a mantener a Taiwán en la conversación, sino que lo va a mantener en primer plano”.
Aunque siempre existe el riesgo de que se desencadene un conflicto en Taiwán por accidente, Nachman dijo que es poco probable que China tome una decisión calculada de invadir en breve, ya que se ocupa de asuntos internos apremiantes como una desaceleración económica y la creciente frustración pública con la estricta política de Xi con la isla.
No obstante, Taiwán está muy presente en la mente de los dirigentes chinos, dijo Evans.
“Xi Jinping ha dicho repetidamente que el futuro de Taiwán está con China”, recordó, “y los partidarios de la línea dura dentro del régimen presionarán por una postura más firme sobre Taiwán a medida que pase el tiempo”.
Tensiones internacionales
Las crecientes tensiones entre China y Estados Unidos se basan, en parte, en la convicción de muchos funcionarios de que Estados Unidos, al percibir que su poder está disminuyendo a nivel internacional, está tratando de socavar el ascenso de China en la escena mundial.
Así, a medida que China se ha hecho más poderosa bajo el mandato de Xi, también se ha vuelto más firme en la defensa de sus intereses y la promoción de sus valores en el extranjero. Esto se puso de manifiesto la semana pasada cuando se produjo una refriega durante una protesta ante el consulado chino en Manchester, Reino Unido,, en la que un manifestante fue arrastrado al interior del recinto diplomático y “agredido”, según la policía local. Los funcionarios chinos refutan esta versión.

En una conferencia de prensa celebrada en Pekín el jueves, el viceministro de Relaciones Exteriores de China, Ma Zhaoxu, dijo que la diplomacia de su país “seguirá mostrando su espíritu de lucha”.
En Naciones Unidas y otros organismos internacionales, los países se han visto a menudo atrapados en el medio, ya que China y Occidente -liderado por Estados Unidos- se enfrentan por la erosión de las libertades civiles en el territorio chino de Hong Kong, los abusos de derechos en la región china de Xinjiang y la invasión de Rusia en Ucrania, así como por cuestiones económicas. La prohibición impuesta este mes por Estados Unidos a la venta de chips informáticos avanzados a China podría limitar a países de todo el mundo.
A los países en desarrollo, en particular, les resultará cada vez más difícil evitar elegir un bando, advirtió Evans. “La presión de Estados Unidos o de China se convertirá en un caso de ‘O estás con nosotros o estás contra nosotros’”, opinó.
¿Dónde están las mujeres?
En su discurso de apertura del congreso del PCC, Xi afirmó que seguía “comprometido con la política nacional fundamental de igualdad de género”. Pero sólo 11 de los 205 miembros del nuevo Comité Central son mujeres, y no hay ni una sola en el nuevo Politburó formado por 24 personas. La única mujer del Politburó anterior, Sun Chunlan, se retiró a los 72 años.
La disparidad de género afecta a múltiples capas de la política china. Sólo un tercio de los 96 millones de miembros del PCC son mujeres, y sólo un puñado de ellas han formado parte del Politburó, según un informe de la Comisión de Revisión Económica y de Seguridad de Estados Unidos y China. Ninguna mujer ha formado parte del Comité Permanente del Politburó.
“La política se considera tradicionalmente una profesión dominada por los hombres”, sostuvo Yun Sun, director del programa sobre China del Centro Stimson, un centro de estudios en Washington. “Y si uno mira los 5,000 años de historia de China, sólo hubo una mujer emperatriz o un emperador mujer, y fue considerada una anomalía”, explicó.
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La falta de representación femenina en China se debe a que las mujeres no ascienden lo suficiente en la escala política como para ser consideradas para los puestos más altos, dijo Rui Zhong, asociada del programa en el Wilson Center de Washington. Las mujeres que ascienden al nivel de viceprimera ministra tienden a recibir responsabilidades “más blandas” como la sanidad, la educación y los deportes.
Pero tener más mujeres en el liderazgo no cambiaría necesariamente la situación de las mujeres en China, donde el Gobierno ha reprimido el activismo feminista y ha animado a las mujeres a adoptar roles más tradicionales.
“Al final, todo pasa por Xi Jinping”, zanjó Zhong.