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Seguidores del expresidente Jair Bolsonaro invaden el Congreso, la Corte Suprema y el palacio presidencial en Brasilia

El grupo pide una intervención militar para derrocar al presidente Luiz Inácio Lula da Silva. Tras enfrentamientos, las fuerzas del orden retomaron el control de los tres predios a la noche del domingo. El asalto recuerda el ataque al Capitolio de EE.UU. en 2021.

Centenares de seguidores del expresidente brasileño Jair Bolsonaro invadieron y destrozaron este domingo la sede del Congreso Nacional, la Corte Suprema y el palacio presidencial pidiendo una intervención militar para derrocar al presidente Luiz Inácio Lula da Silva.

El grupo superó una barrera policial y subió la rampa que da acceso al techo de los edificios de la Cámara de los Diputados y del Senado, se subieron al techo, rompieron ventanas y pintaron grafiti.

Los incidentes se produjeron solo una semana después de que Lula da Silva, presidente de izquierda, juramentara el cargo el 1 de enero.

Lula decretó que las fuerzas federales tomarán el control de la seguridad en Brasilia (el Distrito Federal) hasta el 31 de enero.

“Quien tiene que guardar seguridad en el Distrito Federal (DF) es la Policía Militar del DF, que no lo hizo. Hubo incompetencia, mala voluntad y mala fe de las personas que guardan la seguridad. No es la primera vez”, dijo Lula y citó el vandalismo que ocurrió el día de la investidura.

Añadió que la policía militar que haya colaborado con los violentos serán expulsados ​​de la institución.

Videos en redes sociales mostraban una presencia limitada de la policía militar de la capital. Uno mostraba a los oficiales esperando mientras la gente inundaba el Congreso, y uno usaba su teléfono para grabar imágenes. La Secretaría de Seguridad de la capital no respondió a una solicitud de The Associated Press para comentar sobre la relativa ausencia de la policía durante el asalto.

Lula también dijo que Bolsonaro, exmandatario de extrema derecha, había alentado el ataque por parte de los que denominó “fanáticos fascistas”.

“No hay precedentes para lo que hicieron y estas personas deben ser castigadas”, sentenció Lula.

Los insurgentes causaron daños e inundaciones, prendieron fuego y vandalizaron los predios. Bolsonaro ha discutido repetidamente con los jueces de la Corte Suprema, y los alborotadores destrozaron la sala donde se reúnen. Rociaron mangueras contra incendios dentro del edificio del Congreso y saquearon oficinas en el palacio presidencial. Había ventanas rotas en todos los edificios.

Alrededor de las 5 pm, el equipo de seguridad del Tribunal Supremo Federal (STF) y la policía antidisturbios retomaron la sede de los Tres Poderes tras la invasión. Los golpistas bajaron esposados y escoltados por la policia por la rampa del Palácio do Planalto.

Hasta la noche del domingo, unas 400 personas habían sido arrestadas, informó en Twitter el gobernador de Brasilia, Ibaneis Rocha. "Pagarán por los delitos cometidos", dijo. "Seguimos trabajando para identificar a todos los demás que participaron en estos actos terroristas".

Bolsonaro, quien voló a Florida antes de la toma de posesión de Lula, comentó en la red social Twitter sobre los disturbios llevados a cabo en su nombre hasta cinco horas después de que comenzaron.

"Las manifestaciones pacíficas, dentro de la ley, son parte de la democracia. Sin embargo, las depredaciones e invasiones de edificios públicos como las ocurridas hoy, así como las practicadas por la izquierda en 2013 y 2017, escapan a la regla".

"A lo largo de mi mandato siempre he estado dentro de las cuatro líneas de la Constitución, respetando y defendiendo las leyes, la democracia, la transparencia y nuestra sagrada libertad", continúo. "Además, repudio las acusaciones, sin pruebas, que me atribuyó el actual jefe del ejecutivo de Brasil".

Centenares de bolsonaristas radicales han acampado frente al Cuartel General del Ejército, en Brasilia, desde el día después de las elecciones del pasado 30 de octubre, en las que Lula derrotó a Bolsonaro.

Han estado bloqueando carreteras, incendiando vehículos y reuniéndose frente a edificios militares, pidiendo la intervención de las fuerzas armadas.


Manifestantes, partidarios del expresidente brasileño Jair Bolsonaro, asaltan el edificio del Congreso Nacional en Brasilia, Brasil, el domingo 8 de enero de 2023.
Manifestantes, partidarios del expresidente brasileño Jair Bolsonaro, asaltan el edificio del Congreso Nacional en Brasilia, Brasil, el domingo 8 de enero de 2023.Eraldo Peres / AP

La Embajada de EE.UU. en Brasil le advirtió en la red social Twitter a los ciudadanos estadounidenses que eviten el Congreso Nacional y sus alrededores.

Fuerzas de la Guardia Nacional avanzaron contra los manifestantes en el Palacio del Planalto, con disparos (no es claro con qué tipo de municiones) y con bombas lacrimógenas.

También han habido reportes de violencia hacia periodistas. La reportera Ana Paula Rehbein informó en su Twitter que "cinco periodistas han sido agredidos y les han robado equipos... Informa CBN Radio con datos del Sindicato de Periodistas".

Según CBN Radio, algunos de los agentes de policía en el lugar no están deteniendo a los violentos.

Afuera de los predios, videos de usuarios de redes que presenciaron la escena muestran un carro policía manejando a alta velocidad por un campo repleto de gente. No es claro si impactó a una o más personas.

El fiscal general de Brasil abrió una investigación penal para "responsabilizar a los involucrados" durante las manifestaciones que aún siguen en curso, según un comunicado en su página web.

Además, la Fiscalía pidió la detención del recientemente destituido Secretario de Seguridad Pública del Distrito Federal, Anderson Torres, en relación con los disturbios.

El presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador repudió los ataques y comunicó su apoyo a Lula, con quien comparte una ideología de izquierda.

El incidente recordó el asalto del 6 de enero de 2021 al Capitolio de Estados Unidos por parte de los seguidores del entonces presidente Donald Trump. Los analistas políticos advirtieron durante meses que una tormenta similar era posible en Brasil, dado que Bolsonaro también ha sembrado dudas sobre la confiabilidad del sistema de votación electrónica de la nación, sin ninguna evidencia. Los resultados fueron reconocidos como legítimos por políticos de todo el espectro, incluidos algunos aliados de Bolsonaro, así como por decenas de gobiernos extranjeros.

El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, le dijo a los periodistas que los disturbios en Brasil eran “indignantes”. Su asesor de Seguridad Nacional, Jake Sullivan, fue un paso más allá en Twitter y dijo que EE.UU. “condena cualquier esfuerzo por socavar la democracia en Brasil”.

Más tarde, Biden tuiteó que esperaba seguir trabajando con Lula y calificó los disturbios como un “asalto a la democracia y a la transferencia pacífica del poder en Brasil”.

Con información de EFE y The Associated Press.