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"Las placas no saben de calendarios": sismóloga explica qué hay detrás de los terremotos del 19 de septiembre en México

Especialistas recalcan que estos fenómenos no son extraordinarios dada la alta sismicidad en ese país, donde ocurren sismos de magnitud mayor a siete casi cada dos años. "No es posible predecirlos, mucho menos atraerlos", aseguran.

En México tres sismos de gran magnitud han sacudido el país un 19 de septiembre de tres años distintos: 1985, 2017 y 2022. Lo que unos llaman maldición, para la ciencia es una casualidad poco extraordinaria.

“La probabilidad de que ocurran, por pura casualidad, dos sismos grandes en la misma fecha del calendario es muy alta”, indica un artículo publicado en la Revista de la Divulgación de la Ciencia de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

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Una de las especialistas que firma el texto es la doctora en geofísica, Xyoli Pérez- Campos, investigadora del Instituto de Geofísica de la UNAM y del California Institute of Technology, quien explicó a Noticias Telemundo que esto se debe a que “México es un país altamente sísmico”.

En México ocurre un sismo de magnitud mayor a siete casi cada dos años (1.6 años para ser exactos) y en los 120 años de los que se tiene registro se han reportado “varios sismos significativos en un mismo día calendario”, asegura.

Las placas no saben de calendarios. Ellas saben que están llegando a un punto crítico y se rompen. Cuando les toca les toca”

Xyoli Pérez- Campos  sismóloga

Aunque quizás es la fecha más conocida, el 19 de septiembre no es la única que se repite. “El 18 de abril podemos encontrar sismos significativos en México que han ocurrido en diferentes años”, apunta Pérez- Campos.

Entre ellos cita dos del 18 de abril de 2002, uno con magnitud 6.5 y otro 6.0 en Guerrero; 12 años después, ese mismo día pero de 2014, hubo un terremoto de 7.2, también en Guerrero.

Desde 1980, al menos “40 sismos han sido lo suficientemente grandes para ser percibidos por la población”, escribió Pérez- Campos en un texto de 2018 firmado por ella y por el también sismológo, Diego Melgar, en el sitio especializado The Conversation.

Solo en 1995 se registraron tres de magnitud mayor que siete. En países como Estados Unidos “han ocurrido ocho sismos de estas magnitudes desde 1900”, es decir, uno cada 14.7 años, explica el artículo de la Revista de la Divulgación de la Ciencia de la UNAM.

Los sismos ocurren por el movimiento de las placas tectónicas de la corteza terrestre y por la ruptura que se da cuando ya no resisten el esfuerzo y la interacción constante.

“Las placas no saben de calendarios”, enfatiza Pérez- Campos. “Ellas saben que están llegando a un punto crítico y se rompen. Cuando les toca les toca”.

Los terremotos y la paradoja del cumpleaños

La revista de la UNAM apuntó que, en el catálogo del Servicio Sismológico Nacional de México, hay “al menos 74 sismos de magnitud mayor o igual que 7.0” según las estadísticas de terremotos desde principios de 1900.

Dos sismos han ocurrido en la misma fecha por lo menos en siete casos, indicó.

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En redes circula un dato ofrecido por José Luis Mateos, especialista en sistemas complejos del Instituto de Física de la UNAM, que establece que “la probabilidad de que tres sismos de más de 7 grados se registren en un país en tres 19 de septiembre es una por 133,225, es decir, 0.000751%”.

Javier Santaolla, investigador en física e ingeniería, debatió ese análisis en un video en Instagram, asegurando que “somos malos intuitivamente para calcular probabilidades”.

Para él, el error se debe a que al calcular “no están teniendo en cuenta que hay 40 terremotos en estos 40 años, no solo tres y el segundo fallo es que no están probando todas las combinaciones posibles”.

Santaolla se refiere a la conocida como “paradoja del cumpleaños”, que explica que en un grupo de 23 personas existe una probabilidad del 50% de que dos de ellas compartan el mismo cumpleaños mientras que en un grupo más grande de 70, esa probabilidad es del 99%. 

Tras probar todas las combinaciones posibles, asevera, la posibilidad de que haya tres sismos un mismo día en distintos años “es del 10 %, un porcentaje mucho menos extraordinario”.

¿Hay similitudes entre los terremotos del 19 de septiembre?

Los terremotos de 1985 y 2022 en México son similares en cuanto a por qué se originó la ruptura, pero se diferencian en la magnitud y dónde fue su epicentro, explicó a Noticias Telemundo la sismóloga Pérez- Campos.

El terremoto de este lunes fue de magnitud 7.7 y provocó dos muertes en Manzanillo, Colima; el de 1985, que mató a unas 10,000 personas en la Ciudad de México, fue de 8.

“Esa diferencia que parece muy poquita, de 1.3 unidades en realidad es una diferencia de aproximadamente 3.5 veces de energía liberada, es decir tres veces más grande”, detalló.

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En el texto publicado en 2018 ella y su colega planteaban que el terremoto de 2017, en el que murieron más de 300 personas, fue “fundamentalmente distinto al del 85” y a “la mayoría de los sismos grandes que ocurren en el país”. 

Usualmente cuando chocan dos placas tectónicas, una se desliza bajo la otra y “sigue una trayectoria diagonal hacia las profundidades del manto terrestre”.

Pero con el terremoto de 2017 sucedió un cambio en el desplazamiento cuando la placa “se zambulle de forma repentina y casi vertical hacia el manto de la Tierra” causando un sismo de flexión, en el que ocurre algo similar a lo que pasa si doblamos un trozo de madera que resiste hasta romperse.

¿Es posible predecir un terremoto?

No hay forma de saber de antemano cuándo y dónde ocurrirá un sismo, aseguraron el sismólogo Hadi Ghasemi y el profesor de geofísica, Phil R. Cummins en un artículo publicado en 2021 en The Conversation. “Nadie ha encontrado nunca un indicador fiable y repetible de que un terremoto está a punto de producirse”, aseveraron.

La sismóloga dice que es imposible atraer los sismos con nuestros pensamientos, como dicen algunas de las teorías más descabelladas que ha escuchado.

Las placas se mueven por la dinámica interna de la Tierra y “son esfuerzos gigantescos los que están ocurriendo” por ello “es imposible que fenómenos externos y nuestras propias mentes tengan la voluntad de mover esas masas brutales de tierra”.

No es posible predecirlos, mucho menos atraerlos.

Para saber exactamente cuándo sucederá uno “necesitaríamos un modelo muy detallado de todas las rocas del interior de la Tierra y una comprensión de cómo responden a las tensiones tectónicas”.

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