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Este ‘marine’ latino se alistó por su madre y murió en Kabul. “Me siento orgullosa”, dice ella

"Mami, yo quiero ser alguien en la vida", le decía Humberto Sánchez a su madre. Llevaba la bandera mexicana tatuada y defendió a Estados Unidos en Afganistán con su vida.
/ Source: Telemundo

El soldado Humberto Sánchez reivindicaba su identidad latina con su propio cuerpo: tenía tatuado en el pecho la bandera mexicana y las palabras "Hecho en México" en las costillas, según relató su madre.

Este joven infante de Marina tenía solo 22 años cuando perdió la vida el pasado jueves junto a otros 12 militares estadounidenses y casi 200 civiles afganos en el ataque terrorista de ISIS junto al aeropuerto de Kabul.

"Mi hijo era 100% mexicano pero amaba a su país, Estados Unidos", dijo Coral Briseño en entrevista con Noticias Telemundo. "Estaba orgulloso de ser americano pero, al mismo tiempo, estaba orgulloso de ser mexicano", agregó, "estaba orgulloso de sus raíces, de comer tacos".

Sánchez, uno de los seis hispanos que perdieron la vida en este atentado, trabajaba como marine la seguridad de la embajada de EE.UU. en Afganistán y fue destacado para vigilar la evacuación en el aeropuerto.  

El presidente, Joe Biden, se reunió con familias de los soldados muertos al recibir sus cuerpos en la base aérea de Dover, apenas horas antes de que el último avión militar abandonara el país y se pusiera fin así a 20 años de guerra, la más larga que ha librado Estados Unidos.

Cuando Biden preguntó a Briseño qué necesitaba que hiciera por ella, le respondió enfática: "Traiga a todos los soldados de regreso porque  no quiero que nadie más pase por lo que yo estoy pasando en este momento".

[Un general del Ejército fue el último soldado estadounidense en salir de Afganistán]

Aunque los últimos soldados han abandonado el país, más de un centenar de estadounidenses siguen varados en aquel país, a la espera de que los talibanes los dejen salir después de quedar atrás durante las evacuaciones.

El pasado lunes fue la última vez que Briseño pudo hablar con su hijo: "Me dijo: 'Mami estoy bien, estoy cansado, me siento enfermo, no he podido comer, no he dormido […] Nos dijeron duerman porque no sabemos a qué hora los vamos a traer de regreso".

"Yo le dije que fuera consciente, que fuera humano, que nunca olvidara que había gente buena en ese lugar […] que tenía que hacer lo que más pudiera por salvar la vida de esas personas, y me dijo que él estaba haciendo su trabajo", relató la muker

Briseño contó que ella fue quien lo animó a unirse a las fuerzas armadas cuando estaba en el bachillerato. "¿Tú quieres que yo me mate?", bromeaba él. Hasta que un día, antes de graduarse, se enlistó.

"Mami, yo quiero que tú estés orgullosa de mí, yo quiero ser alguien en la vida", le decía.

Y así fue: "Me siento orgullosa del trabajo que hizo, orgullosa de ser su mamá y de haber criado a un hombre de familia", señaló Briseño.

A ella le gustaría que su hijo fuera recordado no solo hoy ni mañana, sino siempre, como uno de los últimos caídos en la guerra de Afganistán. Una guerra que le costó a Estados Unidos más de 978,000 millones de dólares y en la que murieron más de 75,000 civiles.