Estados Unidos reanudó este viernes las evacuaciones en el aeropuerto de Kabul, tras el atentado terrorista que dejó al menos 170 muertos, entre ellos 13 militares, y pese a las "amenazas específicas y creíbles" de nuevos ataques, según indicó el Pentágono en una conferencia de prensa.
Las autoridades militares aclararon que el atentado suicida, atribuido al grupo terrorista ISIS-K, se produjo con una sola explosión junto al aeropuerto, donde había una multitud esperando a ser evacuados: "No creemos que haya habido una segunda explosión en el Hotel Baron o cerca de él", explicó el general William D. Taylor.
El número de víctimas aumentó drásticamente este viernes: funcionarios de salud locales dijeron que hasta 170 personas murieron y al menos 200 resultaron heridas, según indicó el diario The New York Times.
Su estimación, que no incluyó a los 13 militares estadounidenses muertos, fue respaldada por entrevistas con funcionarios del hospital.
Aún hay 5,400 personas dentro del aeropuerto esperando a salir del país. Una multitud de afganos ocupaba las instalaciones del aeropuerto en la mañana del viernes en un intento cada vez más desesperado de escapar del país.
A las fuerzas de seguridad le quedan días para la retirada, ya que EE.UU. mantiene la fecha del 31 de agosto para finalizar su misión en el país, confirmó el secretario de prensa del Pentágono, John Kirby, en conferencia de prensa.

“A medida que nos acercamos, y nos acercamos, nos verán comenzar a hacer esos grandes esfuerzos para sacar a nuestras tropas y parte de nuestro equipo”, indicó.
Más de 300 estadounidenses fueron evacuados de Kabul en las últimas 24 horas, dijo Taylor, subdirector del Estado Mayor Conjunto para operaciones regionales.
La guerra más larga de Estados Unidos terminará tras 20 años bajo la sombra del ataque terrotistas del jueves, que tuvo como objetivo a las tropas estadounidenses y a los miles de civiles que buscan huir de la toma de poder de los talibanes.
El aeropuerto ha sido un centro de escenas violentas y caóticas desde que los talibanes tomaron el control de Kabul el 15 de agosto.
Los combatientes talibanes han patrullado la zona exterior del aeropuerto, empleando la fuerza en los puestos de control, pero con dificultades para poner orden o controlar a los que quieren acceder al aeropuerto.
Cada día, los civiles se han reunido bajo un calor sofocante, arriesgando todo en un intento de salir, o dejar que sus hijos lo hagan.
El viernes, la multitud era menor y se enfrentaba a una tarea aún más difícil.
Un hombre, Ahmadullah Herawi, dijo a la agencia de noticias The Associated Press que creía que podía ocurrir una explosión en cualquier momento, pero que de todos modos se arriesgaba a ir al aeropuerto.
"Créame, creo que va a ocurrir una explosión en cualquier segundo o minuto, Dios es mi testigo", dijo. "Pero tenemos muchos desafíos en nuestra vida, por eso nos arriesgamos a venir aquí y superamos el miedo", agregó.
El general de la Marina Frank McKenzie, jefe del Mando Central de Estados Unidos, dijo que los comandantes estaban en alerta por si se producían más ataques del ISIS-K, incluyendo cohetes o coches bomba dirigidos al aeropuerto.
"Estamos haciendo todo lo posible para estar preparados", dijo.
Biden prometió encontrar y hacer pagar a los terroristas el ataque en un emotivo discurso desde la Casa Blanca.

Estados Unidos está presente en Afganistán desde 2001, cuando invadió y derrocó al régimen talibán después de que este grupo diera cobijo a Osama Bin Laden, fundador de Al Qaeda y autor intelectual de los atentados del 11-S.
La guerra ha costado la vida a unos 2,300 soldados estadounidenses y ha dejado miles de heridos. Se calcula que más de 100,000 afganos han muerto o han resultado heridos desde el inicio del conflicto.
Con información de NBC News, CNN y The New York Times