Cuba aprobó este lunes un nuevo Código de las Familias en un histórico referendo que abre las puertas al matrimonio igualitario, la adopción por parte de parejas del mismo sexo y la gestación subrogada, entre otros cambios.
La inusual consulta popular, marcada por un amplio absentismo en las urnas, confrontó a la isla comunista con su pasado de rechazo a las personas gay, muchas de las que fueron criminalizadas y forzadas a exiliarse tras la revolución de 1959.
El Consejo Nacional Electoral de la isla anunció este lunes que el 66.87% de votantes (3.93 millones de cubanos) favoreció el 'sí' al nuevo marco legal que regirá las relaciones familiares en Cuba. Mientras, 1.95 millones de electores (el 33,13%) votaron por el ‘no’.
Acudieron a las urnas 6.25 millones de cubanos, el 74,01% de los 8.44 millones que componían el padrón. Es la participación más baja en un referendo en la historia reciente de Cuba, donde la apatía política ha ganado terreno entre las carencias económicas y las denuncias de represión.
El nuevo Código de las Familias, un documento de 104 páginas, reemplazará una normativa de 1975.
En los meses previos al referendo, el Gobierno desplegó una amplia campaña a favor del Código de las Familias en los medios de comunicación estatales, en la calle y redes sociales.
Una historia de represión contra las personas gay
El nuevo Código de las Familias, de más de 400 artículos, toca por primera vez el tema de los derechos de las parejas homosexuales y la adopción, lo que ha generado polémica entre los cubanos.
Durante los primeros años de la revolución de Fidel Castro, en las décadas de 1960 y 1970, el fallecido líder comunista definió a la homosexualidad como un vicio propio de la sociedad capitalista y burguesa.
En una declaración pública en 1965, el fallecido líder comunista dijo: "No podemos llegar a creer que un homosexual pudiera reunir las condiciones y los requisitos de conducta que nos permitirían considerarlo un verdadero revolucionario, un verdadero militante comunista".
La represión que Castro ejerció fue tal que, durante esos años, las personas gay (a quienes consideraba contrarrevolucionarias) eran detenidas, despedidas de sus trabajos y enviadas a campos de trabajo forzado conocidos como UMAP (Unidades Militares de Apoyo a la Producción), para su supuesta "rehabilitación".
La persecución, además, causó el exilio forzado de muchos artistas, como el escritor Reinaldo Arenas, quien narró la imposibilidad de expresar su orientación sexual bajo el régimen castrista en su autobiografía Antes que anochezca.
Cuba despenalizó en 1979 las relaciones sexuales entre personas del mismo sexo.
Una adaptación a los nuevos tiempos
"El Gobierno se vio obligado a reconciliarse con su pasado cercano de intolerancia y discriminación para encajar en el nuevo orden global postsocialista. El país necesitaba abrirse al mundo y ofrecer una imagen de apertura", dijo el historiador cubano Abel Sierra Madero a la cadena mencionada sobre el nuevo Código de las Familias.
En 2018 hubo un intento de legalizar el matrimonio igualitario, pero los legisladores cubanos lo interrumpieron por temor a una reacción homofóbica de la población y a la consecuente poca participación en el referéndum para aprobar la nueva constitución en ese entonces.
Este año, sin embargo, el mismo Gobierno de Raúl Castro, hermano de Fidel, impulsó una campaña a través de los medios estatales para apoyar el 'Sí'.
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La oposición a este Código que otorga más derechos al colectivo LGBTIQ+ vino de organizaciones religiosas, como la Conferencia Episcopal de Cuba, y de la creciente comunidad evangélica.
Pero el argumento del Gobierno frente a esta negativa fue que este cambio será la prueba de que, tras seis décadas de revolución, Cuba es capaz de adaptarse a lo nuevos tiempos.