Por Jennifer Jett - NBC News
HONG KONG — Las dos Coreas hicieron el miércoles sendas pruebas de misiles balísticos con unas horas de diferencia, en una demostración de fuerza militar. El intercambio se produce mientras el diálogo sobre desnuclearización con EE.UU. sigue estancado desde la fracasada cumbre de Hanói de 2019.
Los lanzamientos intensifican la carrera armamentística y la tensión mientras las conversaciones con Estados Unidos sobre los programas nucleares se mantienen estancadas y solo dos días después de que Pyongyang, capital de Corea del Norte, comunicara que había probado un nuevo misil de crucero.
La primera actividad armamentística del régimen de Kim Jong-un en casi seis meses se produjo mientras el enviado del presidente Joe Biden para Corea del Norte, Sung Kim, se encontraba en Tokio para mantener conversaciones con Japón y Corea del Sur sobre cómo poner fin al estancamiento diplomático.
Las pruebas del miércoles probablemente darán un nuevo impulso a ese esfuerzo, y aumentarán los dolores de cabeza de la política exterior de la Casa Blanca.
La prueba del misil balístico lanzado desde un submarino convierte a Corea del Sur en el octavo país conocido que ha desarrollado un arma de este tipo, uniéndose a su rival del Norte, así como a Estados Unidos, Rusia, China, Gran Bretaña, Francia e India. Es el primer país sin armas nucleares que dispone de un Misil balístico lanzado desde submarino (SLBM, por su sigla en inglés).
La posesión del misil se comunicó por primera vez a principios de este mes, pero no fue confirmada por el Gobierno, que rara vez hace declaraciones públicas sobre pruebas de armas, hasta el miércoles.
El presidente Moon Jae-in observó la prueba el miércoles por la tarde, según comunicó su oficina, y el arma "se espera que desempeñe un gran papel en la defensa nacional autosuficiente y el establecimiento de la paz en la península de Corea". El misil, lanzado desde un submarino de 3,000 toneladas, voló a la distancia prevista y alcanzó su objetivo con precisión.
Horas antes, Corea del Norte lanzó dos misiles balísticos desde la zona de Yangduk, en la provincia de Pyongan del Sur, según informó el Estado Mayor Conjunto de Corea del Sur en un comunicado. Los misiles volaron a unas 497 millas 800 kilómetros) en el mar frente a la costa oriental de la península de Corea.
El Ejército surcoreano comunicó que las agencias de inteligencia surcoreanas y estadounidenses estaban realizando un análisis detallado para obtener información adicional y que los militares surcoreanos habían reforzado la vigilancia en la zona.
En Japón, el primer ministro Yoshihide Suga confirmó que se creía que las armas norcoreanas eran misiles balísticos y calificó el lanzamiento como "una amenaza para la paz y la seguridad de Japón y de la región".
"Esto es simplemente indignante", declaró Suga, añadiendo que los misiles habían caído fuera de la zona económica exclusiva de Japón pero que el Gobierno vigilaría la zona "más de cerca que nunca".
Tanto Corea del Sur como Japón dijeron que celebrarían reuniones de sus consejos de seguridad nacional.
El Mando Indo-Pacífico del ejército estadounidense dijo que estaba al tanto del lanzamiento de misiles de Corea del Norte y que "consultaba estrechamente con nuestros aliados y socios".
El lanzamiento "pone de manifiesto el impacto desestabilizador" del programa armamentístico de Corea del Norte, aunque no supone una amenaza inmediata para "el personal o el territorio de Estados Unidos, o para nuestros aliados".
El lunes, los medios de comunicación estatales norcoreanos dijeron que un nuevo misil de crucero de largo alcance había sido probado dos veces durante el fin de semana. El misil fue descrito como "un arma estratégica de gran importancia", lo que sugiere que podría ser el primer misil de crucero de Corea del Norte con capacidad nuclear.
Se desconoce si Corea del Norte ha sido capaz de desarrollar ojivas nucleares lo suficientemente pequeñas como para ser montadas en un misil de crucero.
A diferencia de los misiles de crucero, las pruebas de misiles balísticos están explícitamente prohibidas por las resoluciones del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas sobre el programa de armas de Corea del Norte.
Leif-Eric Easley, profesor asociado de estudios internacionales en la Universidad Ewha Womans de Seúl, en Corea del Sur, afirmó que las recientes pruebas de misiles de Corea del Norte podrían mermar las esperanzas internacionales de diálogo.
"A pesar de su autoimpuesto bloqueo pandémico, Corea del Norte sigue dando prioridad a la modernización militar", afirmó.
Antes de este mes, la actividad armamentística más reciente de Corea del Norte fue en marzo, cuando probó un nuevo misil balístico táctico de corto alcance. También lanzó un misil de crucero horas después de la toma de posesión del presidente Joe Biden a finales de enero, siguiendo su práctica de poner a prueba a los nuevos líderes estadounidenses.
Las conversaciones sobre el desmantelamiento de los programas armamentísticos de Corea del Norte están estancadas desde 2019, cuando las conversaciones entre el expresidente Donald Trump y el líder norcoreano Kim Jong-un se vinieron abajo de forma abrupta y sin "ningún acuerdo" por la cuestión de las sanciones estadounidenses.
Aunque el Gobierno de Biden ha señalado su apertura a la diplomacia, ha dicho que no habrá alivio de las sanciones hasta que Corea del Norte haga progresos hacia la desnuclearización. Hasta ahora, Pyongyang ha rechazado las propuestas de Washington.
Mientras los enviados nucleares de Estados Unidos y sus aliados se reunían el martes, Corea del Norte también figuraba en la agenda de las reuniones del ministro de Asuntos Exteriores chino, Wang Yi, con funcionarios surcoreanos, incluido Moon, en Seúl el miércoles.
Como mayor socio comercial de Corea del Norte, se considera que China tiene más influencia sobre su Gobierno que Estados Unidos y sus aliados de Asia Oriental.
Easley dijo que el lanzamiento de los misiles balísticos mientras un alto funcionario chino está en Seúl "hace que Pekín parezca no querer o no poder frenar a Pyongyang".
La prueba del miércoles "pone de relieve la responsabilidad de China de hacer más para salvaguardar la estabilidad" en la región, añadió.