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Lula aventaja a Bolsonaro en las elecciones en Brasil, pero el ajustado resultado obliga a decidir en una segunda vuelta

Con el 97% de los votos escrutados el expresidente estaba cerca de la mayoría absoluta pero sin apoyos suficientes para sortear el balotaje. Siga aquí el conteo oficial de la votación.

Por Diane Jeantet y Mauricio Savarese - The Associated Press

La votación en Brasil acabó el domingo a las cinco de la tarde en unas polarizadas elecciones en las que participaron 120 millones de personas para decidir si la cuarta democracia más grande del mundo mantenía en el poder a Jair Bolsonaro, un populista de ideología de ultraderecha, o cedía el timón al exdirigente Luiz Inácio Lula da Silva, al otro lado del espectro político.

Se trata de la primera vuelta electoral, de forma que uno de los candidatos (hay otros además de Bolsonaro y Lula) debía obtener más del 50% de los votos o habría una segunda vuelta el 30 de octubre. Además de la elección presidencial, se decidía el Congreso Nacional, gobernadores y otros cargos políticos de relevancia.

Con el 97% de las actas escrutadas, Bolsonaro sumaba el 43.7% de los votos, frente al 47,8% de Lula, según las cifras actualizadas en vivo por el Tribunal Superior Electoraloue indicó a última hora de la tarde que deberá celebrarse el balotaje..

Seguidores del expresidente de Brasil Luiz Inácio Lula da Silva, quien se postuló nuevamente a la presidencia, observan en una pantalla los resultados parciales después que los centros de votación cerraron en Sao Paulo, Brasil, el domingo 2 de octubre de 2022.
Seguidores del expresidente de Brasil Luiz Inácio Lula da Silva, quien se postuló nuevamente a la presidencia, observan en una pantalla los resultados parciales después que los centros de votación cerraron en Sao Paulo, Brasil, el domingo 2 de octubre de 2022. Matias Delacroix / AP

Brasil tiene más de 150 millones de posibles votantes y votar es obligatorio, pero la tasa de abstención puede llegar al 20%.

Los sondeos de opinión daban a Lula una amplia ventaja. La última encuesta de Datafolha publicada el sábado mostraba que el 50% de los consultados que pensaban votar se inclinaban por Lula, frente al 36% de Bolsonaro. La firma entrevistó a 12,800 personas, con un margen de error de dos puntos porcentuales arriba o abajo.

Fernanda Reznik, una trabajadora de la salud de 48 años, acudió a votar con una camiseta roja (un color asociado al Partido de los Trabajadores de Lula) en Copacabana, donde suelen congregarse partidarios de Bolsonar, y llevaba 40 minutos esperando en la fila.

"¡Esperaré tres horas si es necesario!", dijo Reznik, quien dice que ya no se molesta en hablar de política con los vecinos que están a favor de Bolsonaro. "Este año la elección es más importante, porque ya pasamos por cuatro años de Bolsonaro y hoy podemos hacer la diferencia y darle otro rumbo a este país", opinó.

El mandato de Bolsonaro se ha distinguido por su retórica provocadora, su presión contra las instituciones democráticas, su criticada gestión de la pandemia del COVID-19 y la peor deforestación en la selva amazónica en más de una década.

El expresidente de Brasil y actual candidato a la presidencia, Luiz Inácio Lula da Silva, saluda a sus simpatizantes durante un recorrido por las calles previo a las elecciones de este domingo, en Sao Paulo, Brasil, el sábado 1 de octubre de 2022.
Lula saluda a simpatizantes en un recorrido porr Sao Paulo el sábado.Fernando Bizerra / EFE

Pero Bolsonaro ha formado una base de fieles con su defensa de los valores familiares tradicionales, su rechazo a la corrección política y presentándose como un protector de la nación ante políticas de izquierdas que, en su opinión, erosionan la libertad personal y provocan inestabilidad económica.

La lenta recuperación económica que promete aún no ha llegado a los pobres, sin embargo: más de 33 millones de brasileños pasan hambre pese al aumento de las prestaciones sociales. Como varios de sus vecinos latinoamericanos que lidian con una alta inflación y un gran número de personas excluidas del empleo formal, Brasil se ven enfrentado ahora a la posibilidad de un giro a la izquierda.

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Gustavo Petro en Colombia, Gabriel Boric en Chile y Pedro Castillo en Perú son algunos de los líderes izquierdistas que han asumido el poder hace poco en la región.

Una victoria clara de Lula aumentaría la expectación sobre cómo reacciona el presidente al conteo, ya que ha cuestionado de forma reiterada la fiabilidad no sólo de los sondeos sino de las máquinas de voto electrónico. Los analistas temen que haya sentado las bases para rechazas los resultados, pese a que no existen precedentes de fraude electoral masivo en Brasil con ese sistema de votación.

Bolsonaro afirmó tener pruebas de fraude, pero nunca presentó ninguna, ni siquiera después de que la autoridad electoral le marcara un plazo límite para hacerlo. El 18 de septiembre dijo que si no ganaba en primera ronda algo debía ser “anómalo”. Sin pruebas.

Los dos favoritos tienen grupos fundamentales de apoyo: los evangélicos y hombres blancos para Bolsonaro, y las mujeres, minorías y pobres para Lula.

Lula, de 76 años, votó en el estado de Sao Paulo, donde fue obrero metalúrgico y líder sindical. Salió de la pobreza para llegar a la presidencia y se le reconoce la creación de un gran programa de prestaciones sociales durante su mandato entre 2003 y 2010 que ayudó a llevar a decenas de millones de personas a la clase media.

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Pero también se le recuerda por la implicación de su Gobierno en amplios escándalos de corrupción que involucraban a políticos y ejecutivos de empresas.

El presidente de Brasil y actual candidato a reelección, Jair Bolsonaro (en el centro), acompañado del candidato a gobernador de Sao Paulo, Tarcísio Gomes de Freitas, participa en una caravana de motocicletas organizada por sus simpatizantes en Sao Paulo, previo a los comicios presidenciales.
El presidente de Brasil y actual candidato a reelección, Jair Bolsonaro (en el centro), acompañado del candidato a gobernador de Sao Paulo, Tarcísio Gomes de Freitas, participa en una caravana de motocicletas organizada por sus simpatizantes en Sao Paulo, previo a los comicios presidenciales.Sebastiao Moreira / EFE

Fue condenado por corrupción y lavado de dinero y pasó 19 meses de prisión, lo que le dejó fuera de la campaña presidencial de 2018 que según los sondeos lideraba frente a Bolsonaro. La Corte Suprema anuló más tarde la condena de Lula argumentando que el juez no había sido imparcial y había conspirado con la Fiscalía.

Bolsonaro, que votó en Río de Janeiro, creció en una familia humilde antes de entrar en el Ejército. Llegó a la política tras ser expulsado del Ejército por su presión explícita para que se subiera el salario de los militares. Durante sus siete legislaturas como parlamentario minoritario en la Cámara Baja expresó a menudo su nostalgia por las dos décadas de dictadura militar en el país.

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Sus gestos hacia las Fuerzas Armadas han causado preocupaciones de que su posible rechazo de los resultados electorales puedan contar con el apoyo de oficiales de alto rango.

Normalmente, el papel de los militares en las elecciones se limita a transportar máquinas de voto a comunidades aisladas y reforzar la seguridad en zonas violentas. Pero Bolsonaro sugirió este año que el Ejército debería hacer un conteo paralelo de los votos.

Aunque la idea no prosperó, el Ministerio de Defensa dijo que comprobaría los resultados de 380 centros de votación en Brasil. Cualquier ciudadano o entidad puede hacer lo mismo, consultando un conteo disponible en cada centro tras el cierre de las urnas.

Como el voto se hace de forma electrónica, los resultados preliminares suelen estar disponibles en cuestión de minutos, y los resultados finales unas pocas horas después. Este año, todos los centros de votación cerraron a las 5 de la tarde, hora de Brasilia, independientemente de las zonas horarias en las que se hallaban.