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Biden autoriza el despliegue de 5,000 soldados en Afganistán para supervisar la salida "ordenada y segura" del personal de EE.UU.

“No pasaré esta guerra a una quinta Administración”, aseguró Biden este sábado, cuando han llegado nuevos contingentes a la capital afgana que se unen a las tropas ya presentes, lo que pone a prueba la fecha para la retirada general el 31 de agosto.

El presidente, Joe Biden, anunció este sábado en un comunicado que autorizará el despliegue de “aproximadamente 5,000 soldados en Afganistán para asegurarnos de que podamos tener una reducción ordenada y segura del personal estadounidense y de otros aliados y una evacuación segura y ordenada de los afganos que ayudaron a nuestras tropas durante su misión, así como aquellos en especial peligro del avance de los talibanes”.

El anuncio se produce cuando Biden busca poner fin a la presencia estadounidense en Afganistán tras más de 20 años de guerra.

“Fui el cuarto presidente en comandar la presencia de tropas estadounidenses en Afganistán: dos republicanos, dos demócratas. No pasaría, y no pasaré, esta guerra a una quinta Administración”, declaró Biden en el comunicado, en el que también aseguró que se tomarán medidas para evitar que la nación de Medio Oriente se vuelva a convertir en una sede de operaciones terroristas contra Estados Unidos.

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La llegada de nuevos contingentes de Infantería de Marina a Kabul, la capital afgana, este sábado pone a prueba el calendario para la retirada de las 2,500 tropas que ya se encontraban en el país, cuya fecha de salida estaba dispuesta por la Administración Biden para el 31 de agosto.

Estados Unidos ya ha iniciado la evacuación de la embajada en Kabul, ante el avance de los combatientes talibanes, que han tomado la mayoría de las capitales provinciales del país, incluidas recientemente los centros culturales y comerciales de Kandahar y Herat.

Un hombre vendía banderas de los talibanes en la provincia de Herat, Afganistán, el 14 de agosto de 2021.
Un hombre vendía banderas de los talibanes en la provincia de Herat, Afganistán, el 14 de agosto de 2021. AP

Un portavoz de los talibanes le dijo a NBC News, cadena hermana de Noticias Telemundo, que el grupo estaba al tanto del despliegue de Estados Unidos, pero solo actuará contra esas fuerzas si se produce alguna provocación. No especificó si se detendrá el avance sobre la capital mientras se realizan las evacuaciones.

En otra parte del norte del país, Gul Rahman Hamdard, un legislador de la provincia de Balkh, confirmó a NBC News que todas sus ciudades, incluida la capital, Mazar-e-Sharif, estaban bajo el control de los talibanes.

Mientras tanto, el presidente de Afganistán, Ashraf Ghani, trató de tranquilizar a la población en un breve y vago discurso televisivo que fue transmitido durante la madrugada del sábado.

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Dijo que las conversaciones con los líderes locales y la comunidad internacional estaban en marcha y que todavía tenía esperanzas de poder “detener la guerra impuesta al pueblo afgano, para que no muera más gente”.

“Sé que todos están preocupados por su presente y su futuro”, dijo. “Yo, como su presidente, les aseguro que [mi objetivo] es reducir la violencia y detener la migración de personas”.

Sin embargo, un comandante talibán le dijo a NBC News que el grupo militante pronto “conquistará y liberará Kabul”.

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Añadió que será “tan sencillo” como la reciente captura de las ciudades clave de Kandahar y Herat, que hasta ahora son los mayores logros de la campaña militar de los talibanes.

“Cuando tomen Kabul, tendrán a todo el país”, dijo Bruce Jentleson, profesor de políticas públicas y ciencias políticas en la Universidad de Duke.

Jentleson, quien se desempeñó como asesor principal del Director de Planificación de Políticas del Departamento de Estado bajo la Administración Obama, cree que los talibanes podrán tomar la ciudad “muy pronto”.

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“Es por eso que estamos evacuando Kabul”, dijo, y agregó que pensaba que los rápidos avances de los talibanes habían “sorprendido” al Gobierno del presidente, Joe Biden, aunque no cree que “la lección de esta situación sea que (las tropas estadounidenses) debían quedarse más tiempo”.

“Cuando le das a un país veinte años y cientos de miles de millones de dólares y vidas estadounidenses... es un compromiso bastante fuerte, pero si no funciona, llega un momento en el que lo terminas”, dijo.

A principios de esta semana, Biden dijo que no se arrepiente de su decisión de seguir adelante con la retirada de Estados Unidos.

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“Los líderes afganos tienen que unirse”, dijo a los periodistas en la Casa Blanca el martes. “Tuvimos miles de muertos y heridos, miles de empleados del personal estadounidense. Ellos tienen que luchar por sí mismos, luchar por su nación”, agregó.

Según Biden, Estados Unidos ha gastado 1 billón de dólares para entrenar y equipar a las fuerzas afganas, además 2,448 estadounidenses han muerto y unos 20,722 resultaron heridos en los enfrentamientos. Naciones Unidas afirma que más de 100,000 civiles han resultado muertos o heridos desde 2009.

Ahora, mientras los talibanes se aproximan a Kabul, esos esfuerzos multimillonarios parecen haber fracasado. Y muchos afganos que apostaron por ese vasto experimento de construcción de una nación podrían ser los mayores perdedores.

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Grandes inversiones y pocos resultados

Aunque Biden ha dicho que Estados Unidos no fue a Afganistán para “construir una nación”, la alianza de 38 países de la OTAN y los miles de millones de dólares que se invirtieron trataron de hacer eso.

De los 144,980 millones de dólares que Estados Unidos ha gastado desde 2002 para la reconstrucción y actividades enfocadas en el progreso de Afganistán, unos 36,290 millones se destinaron a la gobernanza y desarrollo, según la oficina del Inspector General Especial para la Reconstrucción de Afganistán (Sigar, por su sigla en inglés), que es la instancia que ha documentado la gestión de los miles de millones de dólares destinados a ese país, así como los excesos y la corrupción en el manejo de esos fondos. Por ejemplo, la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional invirtió 71 millones solo en los medios afganos.

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Cuando George W. Bush declaró la “guerra contra el terrorismo” después de los ataques del 11 de septiembre de 2001, también indicó que la ayuda humanitaria era clave para ganar la lucha.

“En última instancia, una de las mejores armas, una de las verdaderas armas que tenemos contra el terrorismo es mostrarle al mundo la verdadera fuerza del carácter y la bondad del pueblo estadounidense. Los estadounidenses están unidos en esta lucha contra el terrorismo”, dijo. “También estamos unidos en nuestra preocupación por el pueblo inocente de Afganistán”, agregó.

Pero esa “bondad” no se ha consolidado.

Según datos de Sigar, aunque todas esas inversiones ayudaron a muchos afganos también enriquecieron a las fuerzas de seguridad y a los funcionarios gubernamentales.

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Y, en parte, reforzaron la vasta corrupción e ineficiencia del Gobierno afgano, mientras los austeros y severos dirigentes talibanes ha logrado avances constantes durante años, estableciendo gobiernos paralelos en todo el país y reclutando combatientes.

Con el aumento de la violencia de los talibanes, la participación de los votantes ha disminuido a lo largo de los años y plantea una duda: ¿el deseo de una democracia al estilo occidental y la libertad personal quizá no fue tan generalizado como esperaban los estadounidenses?

Sin embargo, periodistas, intelectuales, activistas y mujeres prominentes —y todos aquellos que creyeron que Afganistán podría establecer una democracia occidental— están en peligro de muerte. Durante meses, una campaña de asesinatos se ha enfocado en figuras destacadas que los talibanes consideran que son liberales u occidentales.

Con información y análisis de NBC News