WASHINGTON.— Atrapado en la vorágine de la revolución sandinista en su natal Nicaragua en la década de 1970, Manuel Orozco descubrió su interés por la política y temas de desarrollo no en un aula sino en un cuaderno rayado donde garabateaba poesías. El entonces aprendiz de poeta es ahora un experto en Estados Unidos en temas de remesas y estrategias de desarrollo que han ayudado a centenares de miles de personas.
Orozco asumió las riendas en agosto como director del Centro para Migración y Estabilización Económica del grupo Creative Associates International, que promueve programas de desarrollo internacional. Pero su labor como investigador social se remonta a inicios de la década de 1990, cuando pocos políticos se interesaban por el tema de las remesas.
En entrevista telefónica con Noticias Telemundo, con motivo del Mes de la Herencia Hispana, Orozco explicó cómo su adolescencia durante la guerra civil en Nicaragua y su éxodo, primero a Costa Rica, y luego a Estados Unidos, han influido en su labor social.
“Una de las primeras cosas que aprendí es que cuando hay un proceso de pacificación, una de las formas en la que las diásporas muestran su sentido de pertenencia es reconectándose con sus países a través de las remesas", explicó, "escribí un libro porque en esos tiempos nadie hablaba de eso, pero se convirtió en un tema de gran interés político”.
El poder de las remesas
Las remesas son apenas una de las variables del impacto de los inmigrantes en sus países de origen: éstos se vuelven emprendedores en el “comercio nostálgico” -al establecer negocios que importan tortillas, bebidas típicas, y otros productos-, y participan en proyectos de filantropía, inversión de capital, y transferencia de conocimiento, explicó.
Las caravanas de migrantes centroamericanos hacia Estados Unidos no le sorprenden porque son un patrón “vinculado con la recesión global de 2009 y coincide con el deterioro de las condiciones económicas en la región desde entonces”, observó.
El crimen organizado se fortaleció después de 2009 precisamente por la crisis económica, y se convirtió en otro factor para el éxodo de migrantes de Centroamérica “a una escala sin precedente”, agregó Orozco, incluido en la lista de latinos influyentes de la agencia WorldRemit.
Eterno problema de subdesarrollo
La gente emigra porque no pasan de ganar más de 400 dólares al mes, trabajan en la economía informal, no ven un futuro promisorio, o se exponen a ser víctimas de asalto y demás delitos comunes, opinó.
Centroamérica ha arrastrado durante décadas el ciclo del subdesarrollo y la migración ilegal debido, según Orozco, a problemas de liderazgo, un “ecosistema” político que evade riesgos para transformar el mercado laboral, y trabas para acceder a ideas de innovación.
La región ha dependido, quizá demasiado, de un modelo de crecimiento que se apoya en la agricultura, zonas francas, y el turismo, que en última instancia “no generan riqueza y no requieren una gran fuerza laboral”, enfatizó Orozco, al advertir de que la emigración ilegal de Centroamérica continuará mientras perdure la demanda por la mano de obra extranjera en EEUU.
Para Orozco, el reto es crear una “perspectiva regional” para el desarrollo económico, en la que Estados Unidos acepte el ingreso de inmigrantes con bajas destrezas, a cambio de que los gobiernos centroamericanos mejoren el combate a la profunda desigualdad en la región.
A través de sus investigaciones, Orozco ha influido en la adopción de políticas internacionales e iniciativas empresariales para que las remesas sean herramienta de empoderamiento de familias y comunidades enteras.
Orozco es además el rostro detrás de una estrategia de fomento del ahorro entre los inmigrantes y su integración en el sistema bancario formal que, según la Red Platino, ha alcanzado a más de medio millón de personas en más de 15 países.
La turbulencia de la Guerra Fría
Orozco se describe como un “producto de la Guerra Fría” porque nació y se crió en Nicaragua, cuya revolución sandinista en la década de 1970 provocó el desplazamiento de decenas de miles de personas hacia Estados Unidos y otros países de Centroamérica.
Como otro jóvenes de la época, Orozco coqueteó con el sandinismo e ideas de la izquierda latinoamericana por la violencia y represión del somocismo, y recordó las largas horas escuchando la entonces clandestina Radio Sandino.
Esos años le llevaron a ver de cerca los problemas de desigualdad y dispersión social, al tiempo que también logró publicar varias de sus poesías en un diario nacional, que solo abonó su interés por la política.
A los 17 años, tras recibir amenazas de muerte, se fue a vivir a Costa Rica, donde permaneció entre 1983 y 1988, obtuvo una licenciatura en relaciones internacionales, y continuó cultivando su interés sobre procesos democráticos en la región.
Orozco cumplirá 55 años mañana, viernes, y del cajón de agridulces recuerdos nos muestra fotos borrosas de su adolescencia en Nicaragua, algunas a colores y otras en blanco y negro.
También comparte un nostálgico poema que escribió en abril de 2018, con motivo de la represión política en Nicaragua: “Con tus lágrimas estás cultivando el futuro, con tu sudor seguís cuidando lo tuyo”, reza.
“Todo nica es poeta”, bromeó Orozco, sin olvidar que Nicaragua dio al mundo a un poeta universal, Rubén Darío.
Orozco emigró a Estados Unidos en 1988, donde logró una maestría en Administración Pública y Estudios Latinoamericanos y un doctorado en Ciencias Políticas de la Universidad de Texas en Austin, e inició la carrera que definiría su vida.
Publicó su primer libro sobre remesas en 1995, y desde entonces ha estudiado también la dimensión internacional de la democracia, en particular la situación en Nicaragua.
Así, Orozco ha dado testimonio ante el Congreso y la Asamblea General de Naciones Unidas, y ha publicado numerosos informes sobre el fenómeno migratorio y las remesas. El Banco Mundial adoptó a principios de siglo su metodología sobre los costos de transacción de remesas.
Orozco trabajó durante 20 años en el Diálogo Interamericano, un influyente centro de estudios políticos, también en Washington. Aunque no cumplió su sueño de niño de ser ingeniero electrónico, su trabajo le ha permitido trabajar en más de un centenar de países en todos los continentes en temas de desarrollo y asesoría financiera.
La vida no le ha traído suerte en el amor -es el precio que ha pagado por su trabajo, aseguró-, pero su mayor orgullo son su hijo y sus gemelas, ambas bailarinas y poetas: Sarah aspira a una carrera como científica, y Gabriela ya ha publicado varios poemas. De tal palo, tal astilla.