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"Le gritaba pero no le volví a ver": así fue la agonía de una familia migrante hasta hallar a su hijo desaparecido en el río Grande

Roxana Sabillón recibió una llamada angustiante de la Patrulla Fronteriza: su hija había sido detenida en la frontera, pero su hermano, de 14 años, se había perdido al cruzar el río.

HOUSTON, Texas.– Desapareció de noche, cuando cruzaba el río fronterizo con su hermana y dos primos, todos menores de edad.

Su hermana le dijo que le diera la mano, pero nunca se la dio. El agua les cubría medio cuerpo, el caudal del río Grande estaba crecido, resbalaban y no sabían nadar. “Yo le gritaba ‘Cristopher’, y él no me contestaba. Y ya no lo volví a ver”, relató a la joven, de 16 años, cuando pudo hablar a su familia tras ser detenida por los agentes migratorios. 

Cristopher Alvarado Sabillón, un joven hondureño de 14 años, se ahogó intentando cruzar de Piedras Negras, en el estado mexicano de Coahuila, hasta la localidad texana de Eagle Pass. Su familia confirmó su muerte cuatro días después, tras el hallazgo de un cuerpo flotando en la parte mexicana del río.

Ahora luchan para trasladar el cuerpo de México a Houston, y enterrarlo donde vive su madre. Buscan, además, un permiso humanitario para que los abuelos viajen allí desde Honduras.

Desde que el joven se hundió en el río en la noche del sábado 9 de abril hasta que encontraron su cadáver el miércoles, se encontraron al menos una decena de migrantes ahogados en ese mismo punto fronterizo, según el conteo de Noticias Telemundo. Las autoridades migratorias suman en total cerca de 7,000 búsquedas de migrantes accidentados en la frontera sur desde octubre.

Este es el relato de cuatro días de agonía de esta familia migrante:

Lunes: la impotencia de una madre

Su madre se enteró por una llamada de la Patrulla Fronteriza.

Roxana Sabillón, una migrante hondureña de 35 años, dice que le sorprendió la llamada del agente el lunes por la mañana. Le anunció que una de sus hijas, de 16 años, estaba detenida en una estación migratoria junto a sus dos primos, también menores de edad.

Le pasó el teléfono a su hija y ella le contó que su hermano iba con ellos: "Según mi hija él se quedó bien atrás. Dice que ella vio cuando la corriente lo arrastró y luego ya no lo volvieron a ver".

La Patrulla Fronteriza confirmó a Noticias Telemundo Investiga que un agente encontró a tres menores hondureños, de entre 9 y 16 años, pero que un cuarto estaba desaparecido. El portavoz del área dijo que se inició una búsqueda sin éxito, mientras que los tres chicos fueron detenidos para seguir con su proceso migratorio.

Cristopher Alvarado (segundo por la izquierda) se tomó esta selfie junto con su hermana y dos primos, con quienes intentó cruzar la frontera.
Cristopher Alvarado (segundo por la izquierda) se tomó esta selfie junto con su hermana y dos primos, con quienes intentó cruzar la frontera.Cortesía de la familia

La madre dice que no sabía que sus hijos iban en camino a Estados Unidos para reencontrarse con ella. Le había extrañado que estaban más callados en Whatsapp y en Messenger, tan sólo le hicieron una llamada pero no hubo ningún mensaje.

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Sabillón emigró a Estados Unidos en 2016. Durante esos seis años, sus hijos, huérfanos de padre, se criaron con sus abuelos. Su madre dice que el crimen organizado en Honduras, que se ensaña con los adolescentes, objetivo de las pandillas, fue el motivo que llevó a sus dos hijos mayores a huir silenciosamente junto a sus primos.

Tras la llamada de la Patrulla, la casa en Houston se llenó de angustia. Y su voz sonaba, de hora en hora, más desesperada.

La mujer y su hermana Leslie, madre de los otros dos niños, se sentían impotentes y no veían otra alternativa que aventarse a la frontera para buscar a Cristopher. La familia las frenó porque son inmigrantes indocumentadas. A diferencia de grandes ciudades como Houston, en la frontera hay checkpoints en las carreteras.

“Yo lo único que deseaba como madre es poder correr y estar ahí, en el lecho donde pasó todo. Pero debido a las circunstancias no puedo. Y eso es lo que me hace sentir impotente de poder ir a buscar a mi hijo”, dijo a Noticias Telemundo Investiga.

Me hace sentir impotente no poder ir a buscar a mi hijo"

ROXANA SABILLÓN,  MADRE DEL MIGRANTE AHOGADO

Entrada la noche, su marido, Edgar Turcios, emprendió un viaje de seis horas de carretera a Eagle Pass, Texas. También hondureño, ejercía de padrastro de Cristopher en la distancia y asegura que tenían una buena relación.

“Me decía: 'Usted no es mi papá de sangre pero yo lo quería como mi papá”, cuenta Turcios.

La carretera hacia la frontera cruza pueblos solitarios, con edificios abandonados como de western, concesionarios de tractores y campos con vacas. También, muchas tiendas de bail bonds y drive-thrus de comida rápida, cerradas de noche. Pasan por la vía algunos trenes, donde pueden esconderse migrantes procedentes de la frontera.

La carretera dirección a Eagle Pass, en la frontera de Texas.
La carretera dirección a Eagle Pass, en la frontera de Texas.Damià Bonmatí

Martes: la frontera inaccesible

En Houston, Roxana Sabillón decía oír la voz de su hijo susurrar “mamá” cada vez que cerraba los ojos. No logró dormir en toda la noche pese a las pastillas contra la migraña. Ojerosa, deambulaba nerviosa con una pequeña toalla blanca en la mano para secar sus lágrimas.

En el apartamento todos llevaban los celulares en la mano, atentos a cualquier llamada o pista en redes sociales. Cada vez que sonaba el teléfono había un sobresalto. Sabillón empezó a hacer llamadas a las autoridades, buscando algún operador que hablara español.

— ¿Qué es lo que pasa? — le preguntó una mujer que trabaja para el departamento de policía del área donde ocurrió el accidente.

— Que él está desaparecido desde la noche del sábado.

— ¿Vive aquí en Eagle Pass?

— No, es de nacionalidad hondureña– y le dio todos los detalles.

— La única opción sería hablar con Border Patrol. Ellos serían los únicos que sabrían si han encontrado a alguien.

La madre habla con el consulado hondureño en McAllen: "La última comunicación que tuve con él hace cinco días".
La madre habla con el consulado hondureño en McAllen: "La última comunicación que tuve con él hace cinco días".Damià Bonmatí

En sus llamadas la mujer transmitía una sensación de objetividad. Quizás por repetir el relato ya tantas veces, usaba palabras como “supuestamente”, “me dicen”, “me reportan”. Explicaba que, al cruzar, el niño llevaba una camiseta negra. Contestaba con precisión a las preguntas de los operadores, y se despedía con un “muy amable”.

Pero al colgar, se rompía cada vez. Corría a la mesa del comedor y estampaba su cara llena de lágrimas contra la mesa.

La madre enseña una foto de la ropa oscura que llevaba su hijo al cruzar.
La madre enseña una foto de la ropa oscura que llevaba su hijo al cruzar.Jerry Hattan

Llegó una prima y le dijo que estaba hablando por Facebook con una mexicana que habría visto el menor, que sería un joven que dijo haberse ahogado, que estaba desorientado y lucía herido y sucio.

En la casa las voces se volvieron más agudas, se llenaron de esperanza. Esa señora les pidió al cabo de un tiempo 30 dólares para volver al lugar y enviarles una foto. Una familiar fue corriendo a hacer la transferencia de dinero. Pero nunca recibieron la foto.

Una señora les dice en Facebook que vio al menor y les pidió 30 dólares para ir a fotografiarlo.

Entre tanto el padrastro llegó al río, al lugar del accidente, pero se dio cuenta de que la zona es más grande e inaccesible de lo que recordaba de cruzar décadas atrás.

Achicaba y achicaba el mapa en el celular con el dedo y había demasiadas opciones donde buscar. Muchos terrenos son propiedad privada, cercados y cerrados, y pesa la amenaza real del gobernador de Texas, Greg Abbott, de procesar criminalmente a quien entre a los terrenos privados de la frontera. Agentes del área le dijeron que dejara de buscar para evitar problemas.

Al caer la noche, desesperada, la familia publicó un post en redes sociales e incluyó cinco números de teléfono para que contactaran si sabían cualquier cosa del chico

Miércoles: la foto que nadie quería ver

La madrugada fue difícil para Edgar.

Lo contó en un motel donde descansó, con un café para llevar en una mano y una salchicha de pavo que nunca se comió en la otra. Le acecharon los mensajes y llamadas desde México, con voces de hombres que decían tener secuestrado a su hijastro y aseguraban ser de un cártel.

Le pedían 2,000 dólares por una prueba de vida y 10,000 por un rescate. Edgar sabía que podía ser mentira, sabía de las simulaciones de secuestros en la frontera, una práctica que investigó Noticias Telemundo.

[Le pidieron $5,000, pero su hermano perdido en la frontera nunca apareció]

A primera hora, retomó las llamadas a la Patrulla Fronteriza, donde lo escuchaban pacientemente, pero lo remitían al consulado. Se mezclaban con llamadas del trabajo, donde se acumulaban los problemas a cientos de millas debido a su ausencia. Intentaba respirar hondo para no romperse.


Con una mano al volante, en la otra el celular y un cuaderno con números de teléfono en el regazo, el padrastro, Edgar Turcios, viajó hasta la frontera en búsqueda del menor.
Con una mano al volante, en la otra el celular y un cuaderno con números de teléfono en el regazo, el padrastro, Edgar Turcios, viajó hasta la frontera en búsqueda del menor.Damià Bonmatí

Tras más de 48 horas sin saber nada de su hijastra, logró abrir comunicación con el albergue donde el gobierno federal la tiene en custodia junto a sus dos primos. Al llegar como menores solos, el Departamento de Salud y Servicios Humanos se ocupa de ellos antes de entregarlos a los padres. Ella es un testigo esencial, y la familia esperaba lograr así claves para encontrar a Cristopher. 

Ya fuera vivo o muerto. Esa idea fue instalándose tímidamente en los adultos de la familia. A los niños en custodia, sin embargo, intentaron transmitirles la seguridad de que todo iba a salir bien.

Conectaron con la niña, y se sumó a la llamada el padrastro, la madre, la tía y los primos. La menor les contó:

— Íbamos todos juntos. Íbamos bien. El agua nos llegaba por arriba de la cintura.

Y de la nada, mi prima se empezó a ahogar. Yo fui a auxiliarla. Empecé a ahogarme yo también y me separé de ellos. Al rato, ya estábamos todos cerca y yo le dije a mi hermano: ‘Dame la mano’. Él no quiso, no me hizo caso. Yo le gritaba ‘Cristopher’ y él no me contestaba. Y ya no lo volví a ver.

La llamada se convirtió en una oración en familia con los niños. La prima dijo llorosa que extrañaba a Cristopher y los adultos le contestaron:

— ¿Usted cree en Dios, verdad? Usted lo que tiene es que arrodillársele a Dios, que es el único que ve todo. Es el único que nos ayuda. Si sentimos paz y seguridad con Dios, todo va estar bien.

Hallaron un cuerpo joven en la parte mexicana del río.

Impotente por la búsqueda y estresado por el trabajo, el padrastro decidió volver a Houston. Durante el manejo, supo que encontraron un cuerpo joven flotando en la parte mexicana del río. Luego recibió una foto: llevaba ropa oscura y estaba boca abajo. Al llegar a la casa, se repetía a sí mismo que no era Cristopher, que ese cuerpo no parecía de él.

Hasta que, del cuarto matrimonial, salió un grito desgarrado de su esposa como nunca había escuchado.

Una nueva foto del cuerpo. De cara. El rostro deformado. Era Cristopher Alvarado Sabillón.

“Me quitaron la mitad de la vida, me la quitaron…”, dijo al cabo de una hora la madre, fuera de sí, a Noticias Telemundo Investiga. “Ahora lo que me queda es ir a una caja de madera para darle su último adiós. Y ese abrazo que no le di”.

La casa se convirtió rápidamente en un llanto colectivo. Familiares arrodillados, miradas perdidas y los niños correteando en la puerta ajenos a lo que pasaba. Uno preguntó si podía estar con Roxana y una familiar le contestó: “Mami ahora no, mami está llorando”.

Lloraba todo su cuerpo, como si su alma no soportara estar dentro de él. Roxana se retorcía en la cama matrimonial rodeada de familiares y amigos que no sabían consolarla. Se abrazaba a un gran altavoz del que salía una canción cristiana, la última que su hijo cantó junto a su hermana. La habían enviado por teléfono a la madre, que ahora siente que esa fue la despedida de su hijo.

Un altar en la sala del apartamento de Roxana Sabillón, la madre con la que tenía que reencontrarse su hijo de 14 años que viajaba de Honduras hasTA Estados Unidos.
Un altar en la sala del apartamento de Roxana Sabillón, la madre con la que tenía que reencontrarse su hijo de 14 años que viajaba de Honduras hasTA Estados Unidos.Damià Bonmatí

Jueves: traerlo junto a su madre

Una gran foto del menor fallecido presidía la casa, en un pequeño altar con rosas frescas y velas.

Abatidos por no haber encontrado a Christopher vivo en la búsqueda, ahora los familiares quieren lograr despedirlo de la mejor manera: transportando el cuerpo a territorio estadounidense y haciendo venir a sus abuelos con un permiso humanitario para enterrarlo.

“El sueño de ese niño era estar aquí en Estados Unidos con su mamá. Lastimosamente ya no se puede. Él ya no va a poder ver eso, pero por lo menos le vamos a cumplir un sueño”, dijo el padrastro a Noticias Telemundo Investiga.

Durante todo el día lo intentaron con llamadas a las autoridades migratorias y consulares, un viaje al consulado también, mensajes e emails.

Noticias Telemundo Investiga preguntó a la Patrulla Fronteriza y al Departamento de Seguridad Nacional, que remitieron al consulado. Del consulado hondureño no obtuvimos una respuesta.

No sabemos nada del cuerpo, ni creo que nos vayan a ayudar con el permiso humanitario”

edgar turcios, padrastro del fallecido

El desánimo reinaba al atardecer: “No sabemos nada del cuerpo, ni de la niña, ni creo que nos vayan a ayudar con el permiso humanitario…”, lamentó Edgar Turcios.

Dijo que, como marido, necesita conseguirle eso a su familia.

"¡Cómprame la mejor ropa para mi niño¡ ¡La mejor loción para mi niño! ¡Todo lo que no pudo tener! ¡Todo lo que no le pude dar! ", gritó la mamá, rodeada de su familia y Noticias Telemundo Investiga, tras conocer la terrible noticia.