IE 11 is not supported. For an optimal experience visit our site on another browser.

La inmigración no aumenta el crimen en Estados Unidos, como falsamente señala el Gobierno de Texas para justificar un muro fronterizo

Greg Abott afirma que levantará la barrera para proteger a los texanos y su vicegobernador sugiere que los jóvenes indocumentados terminan cometiendo delitos. Eso es falso, y hay datos que lo demuestran.
/ Source: Telemundo

El gobernador de Texas, Greg Abbott, anunció este miércoles un plan para construir un muro en la frontera con México, y nuevamente relacionó inmigración y criminalidad como habituaba el expresidente Donald Trump.

Abbott dijo que intentará pagar el muro con donaciones y aseguró que su intención es cumplir con los texanos que "le han pedido protección". "Les dije que Texas daría un paso al frente y respondería. Hoy comenzamos esa respuesta", afirmó. 

[Texas pedirá donaciones por internet para que “todos en EE.UU. y el mundo entero” paguen el muro fronterizo prometido por su gobernador]

El vicegobernador, Dan Patrick, fue aún más duro y sugirió que el futuro de los jóvenes indocumentados que llegan a Estados Unidos es el crimen

"¿Qué haces con un chico de 14 años de Centroamérica, que no habla inglés, que está tres grados [escolares] por detrás? ¿Qué hace cuando viene a Estados Unidos? Simplemente lo dejan en libertad. No se puede poner a un niño de 14 años en una clase de quinto grado. ¿Cuál es su futuro? ¿Crimen, salarios bajos, sin futuro?", dijo Patrick. 

"¿Cuál es la realidad de la gente que viene? Los criminales que están llenando la MS-13 y otras pandillas en el estado y en todo el país, haciéndolos más poderosos. Las drogas que están llegando. Esta es una lucha por nuestra supervivencia", agregó el vicegobernador, quien se dio a conocer en parte como un comentarista conservador en la radio. 

El gobernador de Texas Greg Abbott (derecha) y el vicegobernador Dan Patrick (izquerda) en una foto de archivo durante una conferencia de prensa en setiembre del 2020. Ambos anunciaron el 16 de junio del 2021 que intentarán construir un muro con México.
El gobernador de Texas Greg Abbott (derecha) y el vicegobernador Dan Patrick (izquerda) en una foto de archivo durante una conferencia de prensa en setiembre del 2020. Ambos anunciaron el 16 de junio del 2021 que intentarán construir un muro con México.Eric Gay/AP

Lo que dice Patrick es falso. No hay evidencia de que los jóvenes que entran indocumentados a Estados Unidos terminan cometiendo delitos. Tampoco se ha demostrado ninguna relación entre la inmigración en general y la criminalidad. 

Todo lo contrario.

Varios estudios citados por el Pew Research Center muestran que la tasa de criminalidad entre inmigrantes de primera generación, es decir, aquellos nacidos en otro país, es "significativamente más baja" que la tasa general de delincuencia de personas nacidas en Estados Unidos, y de inmigrantes de segunda generación (nacidos aquí de padres extranjeros). 

[10 grandes mentiras que ha dicho Donald Trump sobre inmigración durante su presidencia]

"Es incluso más baja para adolescentes y quienes están cerca de los 20 años, el rango de edad en el que la participación delictiva alcanza su punto máximo", señala el centro de investigación Pew.

No hay relación entre crimen e inmigración

Numerosas investigaciones señalan que, conforme aumenta la inmigración, el crimen disminuye nivel nacional. Entre 1990 y 2013, mientras el número de inmigrantes indocumentados subió de 3.5 millones a 11.2 millones, la tasa de crímenes violentos cayó un 48%, incluyendo menos asaltos a mano armada, robos, violaciones y asesinatos, según datos del FBI citados en un estudio del American Immigration Council publicado en 2015.

 

 

Una investigación publicada en 2018 por Michael Light, profesor de sociología de la Universidad de Wisconsin-Madison, concluyó que la inmigración irregular no aumentó la criminalidad; en su lugar se vincula a una ligera reducción en la tasa de crímenes violentos. Según el estudio, un aumento del 1% en la proporción de la población indocumentada se asocia con 49 delitos violentos menos por cada 100,000 personas.

Otro estudio, realizado por el Instituto Cato, un centro de investigación no partidista con sede en Washington D.C, analizó los datos de quienes ingresan en el sistema judicial penal de Texas, el estado gobernado por Abbott y Patrick.

En 2018, la tasa de condenas penales de los inmigrantes indocumentados era de 782 por cada 100,000. En comparación, la tasa entre las personas nacidas en Estados Unidos era de 1,422 por cada 100,000. Eso quiere decir que los inmigrantes indocumentados son 45% menos propensos a ser condenados por un crimen, incluyendo delitos violentos, delitos contra la propiedad, homicidios y crímenes sexuales. En el caso de los inmigrantes legales, la tasa es de 535 por 100,000.

["Nunca mentí", dice una exvocera de Trump. Pero la evidencia prueba lo contrario]

Varios estudios académicos también han demostrado que no existe relación entre inmigración y criminalidad. Uno de ellos, publicado en septiembre de 2019 por Christian Gunadi, economista de la Universidad de California, Riverside, encontró que la probabilidad de que los inmigrantes indocumentados pasen por una prisión es 33 veces menor que la de los estadounidenses nativos.

En 2019, un análisis de datos del diario The New York Times y la web de investigación The Marshall Project también concluyó que no hay evidencia de alguna conexión entre los inmigrantes indocumentados y el crimen.

 

 

En julio de ese año, investigadores de la Universidad de California, Davis, estudiaron los datos de criminalidad de más de 1,000 localidades en Estados Unidos que adoptaron el programa Comunidades Seguras, un plan de colaboración entre la policía local y el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés) para arrestar a inmigrantes sin papeles, que comenzó en 2008 y fue eliminado por la Administración de Barack Obama en 2014. 

El estudio encontró que las comunidades donde hubo más deportaciones no experimentaron tasas de criminalidad menores que las que deportaron menos personas. Determinó que las deportaciones no aumentan la eficiencia policial en la resolución de casos penales, ni aportan más recursos policiales a las comunidades. Además, las tasas de deportación más altas “no atraen negocios ni aumentan oportunidades laborales para los trabajadores poco calificados” en esos pueblos, como el expresidente Trump aseguraba cuando revivió el programa en 2017.