El inmigrante hondureño Alex García celebró el miércoles con su familia, de la que estuvo separado por más de tres años, su salida de la iglesia santuario en la que estuvo refugiado en Missouri, lejos de su esposa y cinco hijos, ahora ya sin temor a ser deportado luego de que entraran en vigor las nuevas reglas migratorias.
García llegó a Estados Unidos hace cerca de 20 años, al igual que otros inmigrantes en busca de seguridad y una vida mejor, que encontró al lado de su esposa Carly, con la que hace 10 años formó una familia.
Huyó de la pobreza extrema y la violencia en Honduras y, después de ingresar en el país, en 2004 se subió a un tren que pensó que se dirigía a Houston. En cambio terminó en Poplar Bluff, Missouri, una ciudad de unos 17,000 residentes en la esquina sureste del estado.
Consiguió un trabajo y conoció a su esposa, ciudadana estadounidense, y durante más de una década vivieron tranquilamente con su familia mixta.
En 2015, García acompañó a su hermana a una oficina de inmigración para registrarse en Kansas City, Missouri, donde los funcionarios se dieron cuenta de que García estaba en el país ilegalmente. Recibió dos indultos de un año durante la Administración de Barack Obama.
Tras enfrentar una orden de deportación, en 2015 logró que se le concediera una suspensión de la medida, que renovó cada año.

Pero en 2017 el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, por su sigla en inglés) le dio dos semanas para entregarse y ser deportado, por lo que optó por refugiarse en una iglesia en los suburbios de St. Louis y no ser separado de su familia.
Durante su salida del templo sonó la campana de la iglesia y el ambiente se cargó de emoción. La voz del alcalde, Barry Greenberg, se quebró cuando le dijo a García que no podía otorgarle la ciudadanía estadounidense, pero que podía convertirlo en ciudadano honorario de Maplewood.
García, apoyado por una mano en el hombro de un hijo y luchando por contener las lágrimas, habló a la salida del tempo frente a una multitud de unas 100 personas.
"Hoy celebramos que salgo del santuario y me reúno con mi familia después de estar separado por 1,252 días. Gracias a todo su apoyo y a la nueva Administración, el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas, que prometió que ya no soy una prioridad para la deportación", indicó en un comunicado.
Pero recordó que la lucha aún no ha terminado: "Todavía hay mucho trabajo por hacer y espero poder unirme a todos ustedes en la comunidad y continuar luchando por mi protección permanente", declaró.
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García y otros en igual situación han podido continuar su vida luego de que el ICE emitiera las nuevas reglas que regirán las detenciones y deportaciones prioritarias, que excluyen a inmigrantes con cargos menores como conducir en estado de ebriedad.

La agencia se centrará en quienes puedan representar una amenaza a la seguridad nacional, los que hayan cruzado recientemente la frontera o que hayan cumplido cárcel por delitos graves.
Su esposa Carly, hija de inmigrantes mexicanos, señaló que los pasados tres años y medio separada de su marido han sido "muy difíciles y traumatizantes".
"Alex dejará el santuario porque el ICE hizo la promesa de que no es una prioridad para la deportación. Celebramos esta victoria pero todavía necesita protección permanente", destacó.
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Su abogada Nicole Cortés, codirectora del Proyecto de Acción Comunitaria Migrante e Inmigrante (MICA, por su sigla en inglés), aseguró que la salida de García del santuario "representa un gran hito" para la familia del inmigrante.
"Continuaremos luchando en múltiples frentes por la protección a largo plazo de Alex. Hoy celebramos; mañana continuamos el trabajo", afirmó.
En sus primeras semanas como presidente, Biden firmó varias órdenes ejecutivas sobre temas de inmigración que revocan las políticas de su predecesor, aunque varios miembros republicanos del Congreso están impulsando tratando de derribarlas.
Myrna Orozco, coordinadora de organización de Church World Service, señaló que 33 inmigrantes permanecen dentro de las iglesias de Estados Unidos y que ese número debería seguir disminuyendo.
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“Esperamos que cambie en las próximas semanas a medida que obtengamos más claridad de ICE o (los inmigrantes) obtengan una sentencia sobre sus casos”, dijo Orozco.
Desde que Biden asumió el cargo en enero ha habido otros inmigrantres que ya han abandonado los templos donde permanecía recluidos: el salvadoreño José Chicas, de 55 años, salió de una casa propiedad de una iglesia en Durham, Carolina del Norte el 22 de enero; la pakistaní Saheeda Nadeem, una mujer de 65 años, abandonó una iglesia de Kalamazoo, Michigan, este mes; y Edith Espinal, oriunda de México, dejó una iglesia de Ohio después de más de tres años.
La salida de García se produjo solo dos días después de que la representante federal Cori Bush, una demócrata de St. Louis, anunciara que estaba impulsando un proyecto de ley privado que buscaba la residencia permanente de García. Bush confirmó el miércoles que seguirá trabajando en el proyecto de ley.
"ICE ha prometido no deportar a Alex, y no nos detendremos ante nada para asegurarnos de que cumplan su promesa", señaló Bush en un comunicado.
Con información de EFE y AP.