Por Natasha Korecki - NBC News
El gobernador de Texas, el republicano Greg Abbott, informó el lunes a la alcaldesa de Chicago, la demócrata Lori Lightfoot, que no dejará de enviar inmigrantes a su ciudad, a pesar de que ella le rogó que cesara de hacerlo.
Lightfoot se quejó en una carta el domingo de que la ciudad no tiene los recursos suficientes para hacer frente al flujo de llegadas. Algunos migrantes son mantenidos en espacios públicos, como comisarías, hasta que se encuentra un lugar en un refugio.
En una carta de respuesta enviada el lunes, Abbott señaló a Lightfoot que traslade su queja al presidente, Joe Biden, a quien le atribuye la responsabilidad de la actual crisis fronteriza.
"Para proveer la necesaria ayuda a nuestras comunidades de la frontera, Texas empezó a enviar en autobús a migrantes a las ciudades santuario como su 'Ciudad de Acogida", Washington, D.C., Nueva York y Philadelphia, y más próximamente. Hasta que Biden cierre la frontera para detener la llegada masiva de migrantes, Texas continuará con este necesario programa", escribió Abbott.
Lightfoot fue a la Casa Blanca a mediados de abril y planteó específicamente la necesidad de financiación federal para acomodar el flujo de inmigrantes en Chicago, según dijo una persona familiarizada con el asunto. La fuente añadió que Lightfoot habló directamente de la situación con Julie Chávez Rodríguez, directora de la Oficina de Asuntos Intergubernamentales de la Casa Blanca y nombrada recientemente directora de campaña para la reelección reelección de Biden.
Abbott y Lightfoot dijeron en su intercambio de cartas que el flujo insostenible de inmigrantes empeorará a partir del 11 de mayo con el fin del Título 42, una medida adoptada por el Gobierno de Donald Trump para impedir a los inmigrantes solicitar asilo bajo el pretexto de la pandemia del COVID-19.
Esta disputa es sólo una de las formas en las que se espera que el fin de esta medida sanitaria afecte no sólo a las ciudades fronterizas, sino también a las ciudades situadas en el corazón del país. Las autoridades fronterizas ya han advertido de que esperan una oleada récord de llegadas a lo largo de la frontera. Abbott es uno de los políticos que ha enviado a migrantes fronterizos a otras ciudades, afirmando que las llamadas ciudades santuario deberían tener que lidiar con la difícil situación que afrontan las ciudades fronterizas.
Lightfoot argumentó que los fondos federales van a estados como Texas para mitigar el impacto económico de la inmigración, pero que ese dinero no sigue a quienes son trasladados en autobús o avión a Chicago.
"Seguiré pidiendo al Gobierno federal más recursos y apoyo, así como cambios políticos muy necesarios, del mismo modo que les pediré que retengan todos los fondos de FEMA [la Agencia Federal de Gestión de Emergencias] destinados a Texas si los autobuses fletados vuelven a llegar a nuestra ciudad", escribió Lightfoot en su carta del domingo. "Pero prefiero trabajar con usted que contra usted. Gobernador Abbott, este no es un problema de estado contra estado o de ciudad contra ciudad. La crisis de migratoria es un reto nacional que requiere colaboración nacional", sostuvo.
Chicago ha estado lidiando con el problema de dónde alojar a los inmigrantes, mientras organizaciones de servicios sociales se quejan de que se están quedando sin espacio. El jefe de la Orden Fraternal de la Policía de Chicago presentó una queja el lunes porque la ciudad está alojando a inmigrantes en comisarías. Entre las quejas de los grupos de servicios sociales -y de la ciudad- sobre el traslado de inmigrantes en autobús por parte de Abbott se encuentra la falta de coordinación de su oficina, que no deja tiempo ni capacidad para acomodar la afluencia de personas.
"Abbot se esfuerza por ser un imbécil en el tema", dijo Joshua Hoyt, copresidente de la American Business Immigration Coalition, un grupo de defensa de los inmigrantes y quien ha trabajado como voluntario sobre el terreno para ayudar con la afluencia de inmigrantes.
El gobernador republicano dijo en su carta que el problema de Chicago es mínimo comparado con la situación que viven las comunidades fronterizas de Texas.
"Con el fin de las expulsiones por el Título 42 la próxima semana, el Gobierno federal ha estimado que podríamos tener hasta 13,000 inmigrantes ilegales cruzando la frontera entre Estados Unidos y México todos los días", escribió. "Algunos reportes indican que hay cerca de 35,000 esperando para cruzar a El Paso en cuanto las expulsiones por el Título 42 dejen de estar en vigor. Si Chicago no puede lidiar con 8,000 en menos de un año, ¿cómo se supone que las pequeñas comunidades de la frontera en Texas puedan lidiar con 13,000 en un solo día?", preguntó en su carta.
El gobernador de Illinois, el demócrata J.B. Pritzker, afirmó el lunes que, en total, se han comprometido 200 millones de dólares en fondos estatales y federales para ayudar a los solicitantes de asilo a encontrar alojamiento y otros servicios.
"Los recursos se agotan", señaló Pritzker en una conferencia de prensa el lunes. "Creo que el gobernador Abbott está haciendo lo que cree que es lo más político que puede hacer para causar problemas en el país a los estados y ciudades controlados por los demócratas, y por eso lo está haciendo", manifestó.