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Dos hermanos mexicanos mueren abrazados en el desierto de Arizona al ser abandonados por su coyote en la frontera

"La ley de la vida es así en el desierto: si te quedas, te quedas", le dijo el traficante a su padre. "¿Estás seguro de que vas a aguantar?’", preguntó el hombre a uno de sus hijos antes de salir: "Me dijo: ‘Sí, papá. Yo le voy a echar muchas ganas y lo voy a hacer por mis hijos y mi esposa".

Dos hermanos del estado mexicano de Oaxaca perdieron la vida en el desierto de Arizona al ser abandonos por el coyote al que pagaron para cruzar la frontera hacia Estados Unidos, según reveló su padre, Facundo Mendoza Rodríguez, en entrevista con Noticias Telemundo. "Él dijo que no iba a dejar a su hermano y tal parece que así fue, porque los encontraron abrazaditos", explicó el hombre.

Édgar Mendoza Rodríguez, de 37 años, y Carlos Enrique Mendoza Santiago, de 23, salieron de la ciudad de Tuxtepec el 27 de mayo, a pesar de las súplicas de familiares.

"Le pedí que no se fuera, que siempre estuviera con nosotros, pero se fue", lamentó Ingrid, una de los cuatro hijos de Édgar Mendoza, según lo recoge el diario Milenio, que reportó primero la historia. Enrique Mendoza tenía dos hijos, uno de 2 y otro de 7 y su esposa estaba embarazada de cinco meses.

Los hermanos Édgar Mendoza Rodríguez, de 37 años, y Carlos Enrique Mendoza Santiago, de 23 años, en su camino por el desierto de Arizona.
Los hermanos Édgar Mendoza Rodríguez, de 37 años, y Carlos Enrique Mendoza Santiago, de 23 años, en su camino por el desierto de Arizona.Diario Milenio

Su padre los llevó a Santa Cruz, en el estado de Veracruz. Allí se se dijeron sus últimas palabras en persona. “Queremos que nos despidas con un abrazo”, recuerda entre lágrimas que le pidió uno de ellos.

Y le dijo: ‘¿Estás seguro de que vas a aguantar?’ ‘Sí, papá. Yo le voy a echar muchas ganas y lo voy a hacer por mis hijos y por mi esposa”, le respondió su hijo, según el recuento de Milenio.

Los hermanos anduvieron varios días en autobús hasta cruzar el país de costa a costa, llegando así a Sonoyta, junto a la frontera en Sonora, para encontrarse con el traficante de personas.

Habían decidido emigrar a Estados Unidos porque "querían darle un buen futuro a sus hijos, darles estudios, que se prepararan", explicó Facundo Mendoza. También querían construir cada uno su casa y así dejar de rentar. "Como sabían y veían que otras personas se iban y les iba bien, entonces ellos se decidieron a irse", agregó.

Los días pasaron sin noticias hasta que el coyote llamó al padre el 2 de junio para decirle que sus hijos no habían logrado su objetivo: Carlos Enrique se había deshidratado, lo que le impidió seguir caminando por el desierto, y Édgar decidió quedarse con él en lugar de seguir adelante con el grupo que viajaban, le contó el traficante.

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"La ley de la vida así es en el desierto: si te quedas, te quedas", asegura el hombre que le dijo el traficante de personas.

Escogieron al traficante porque un familiar se los había recomendado. “Nos dijo: ‘Pariente, váyanse con ese pollero que es muy seguro. Nunca ha dejado tirada a la gente”, recuerda. Acordaron pagar 7,000 dólares por cada uno: “Juntamos el dinero como pudimos, para que los dejara tirados en el desierto”, lamentó el padre al hablar con Noticias Telemundo. Aclaró que solo pagaron el adelanto de 3,000 dólares por los dos, siendo que el restante lo darían cuando llegaran a Denver, Colorado, cosa que no sucedió.

El consulado mexicano en Yuma, Arizona, le confirmó la muerte de sus dos hijos el 9 de agosto. El oficial que le atendió le explicó que la Patrulla Fronteriza había localizado los cuerpos dos días antes.

"Por las credenciales y las licencias de manejar sabían que eran mis hijos", relató, "aunque los cuerpos ya estaban en malas condiciones, de descomposición, todavía en el físico daban los rasgos".

En Oaxaca, la viuda de Édgar Mendoza, mecía a su hijo más pequeño en una hamaca azul mientras contenía las lágrimas al hablar de la muerte de su esposo.

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"Todos me dicen que debo ser fuerte por los niños. Que el niño no me debe ver llorar. Y trato de aguantarme, de estar tranquila", dijo y enumeró las edades de sus hijos: "Una de 14, uno de 10 y uno de 9. "Él quería muchísimo a sus hijos", afirmó la mujer.

Facundo Mendoza y su nuera ruegan a las autoridades mexicanas que los ayuden a repatriar los cadáveres sin costo o a conseguir una visa para viajar a Estados Unidos para que puedan hacerlo ellos mismos.

“Le pido al presidente [Andrés Manuel López Obrador], al gobernador o la dependencia que me oiga, que me den una visa para poder ir a buscar a mis hijos. Necesito ir por ellos y sepultarlos en su tierra de origen”, afirmó el padre de los hermanos.