Por Gabe Gutiérrez y Bianca Seward - NBCNews
Durante su primera semana completa de campaña como candidato a representar al Partido Republicano en las elecciones presidenciales de 2024, el gobernador de Florida, Ron DeSantis, enfatizó su historial de políticas migratorias, defendiendo que es un verdadero conservador en la materia para diferenciarse de su principal rival en las primarias, el expresidente Donald Trump.
En una entrevista con el locutor de radio conservador Ben Shapiro, DeSantis dijo que Trump "es una persona diferente a la de 2015, 2016". Y la decisión del gobernador de enviar más de 1,100 agentes estatales y miembros de la Guardia Nacional a la frontera de Texas con México señala una voluntad de situarse a la derecha de Trump en una cuestión considerada durante mucho tiempo como uno de los mensajes políticos centrales del exmandatario.
“Creo que ese es probablemente el caso”, apuntó Ken Cuccinelli, un ex alto oficial del Departamento de Seguridad Nacional durante la Administración Trump que fundó el super PAC Never Back Down a favor de DeSantis. “[Trump] logró mucho menos de lo que podría haber logrado. Y eso volvería a repetirse" si ganara de nuevo, dijo.
La inmigración centró gran parte del discurso de campaña de DeSantis estos últimos días ante votantes de Iowa, New Hampshire y Carolina del Sur.
“He escuchado quejas sobre [la frontera sur] durante tanto tiempo y, sin embargo, hoy está peor que nunca”, dijo DeSantis el viernes en Lexington, Carolina del Sur. “Vamos a cerrar la frontera. Vamos a construir un muro fronterizo. Vamos a detener la migración masiva y vamos a responsabilizar a los cárteles mexicanos de la droga por la carnicería que han desatado en este país", agregó.
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A principios de semana, fue todavía más lejos cuando en un mitin celebrado en Council Bluffs, Iowa, alabó los polémicos aviones que fletó para trasladar a migrantes irregulares de Texas a la isla de Martha’s Vineyard, en Massachusetts.
“No puedes tener una sociedad que funcione normalmente si no tienes control sobre la integridad territorial de tu país”, sostuvo.
Su retórica sobre la inmigración se hace eco de algunos de las declaraciones que Trump hizo durante los primeros días de su campaña presidencial de 2016, un tema que tocó la fibra sensible de la base republicana y ayudó a catapultarlo a la Casa Blanca.
“Cuando México envía a su gente, no están enviando a sus mejores”, dijo Trump al oficializar su candidatura en 2015. “Están enviando a gente que tiene muchos problemas, y están trayendo esos problemas con nosotros. Traen drogas. Traen el crimen. Son violadores. Y algunos, supongo, son buenas personas”, dijo, una de sus frases más famosas y controvertidas sobre la materia.
DeSantis se refirió en Iowa a algunos migrantes como “extranjeros criminales” y alegó que varios “están en la lista de vigilancia terrorista.” Aunque ha tenido cuidado de no mencionar a Trump por su nombre en su discurso de campaña, no ha escondido su frustración con Trump por no cumplir sus promesas electorales durante sus cuatro años de mandato.
“He escuchado un montón de promesas sobre ocuparse de la seguridad fronteriza durante años y años y años”, manifestó DeSantis el jueves en Manchester, New Hampshire. “Y a lo que puedo comprometerme es a esto: cuando sea presidente, seremos los que finalmente llevemos este asunto a una conclusión”, anunció.
Este posicionamiento parece formar parte de un intento más amplio de atacar a Trump por su flanco derecho en temas de guerra cultural que podrían ser cruciales para atraer a los votantes conservadores, sobre todo en los caucus de Iowa.
DeSantis ya ha roto con Trump en temas como la respuesta a la pandemia del COVID-19 liderada por Trump, así como en la llamada guerra al movimiento woke (que combate injusticias sociales).
Después de que el exmandatario dijera la semana pasada que no le gusta el término woke y que mucha gente no puede definirlo, DeSantis contraatacó insistiendo en que significa “marxismo cultural” y que él considera que ser woke es como “poner el mérito y el logro por detrás de la política de identidad.” El enfrentamiento se produce después de que los candidatos discutieran sobre la actual disputa que mantiene DeSantis con Disney.
“Creo que, por desgracia, ha decidido moverse a la izquierda en algunas de estas cuestiones”, afirmó DeSantis a los periodistas el martes en Clive, Iowa.
Por su parte, la campaña de Trump ha desatado una serie de ataques cada vez más contundentes contra el gobernador de Florida desde el lanzamiento de su campaña, incluyendo burlas sobre los problemas de conexión que tuvo la retransmisión del lanzamiento de su campaña electoral a través de Twitter Spaces e incluso destacando la pronunciación inconsistente del apellido de DeSantis.
“¿Cómo puede Ron DeSantis presentarse en cualquier lugar cuando ni siquiera puede dirigir correctamente su propia operación política?”, inquirió Steven Cheung, portavoz de la campaña de Trump, en un mensaje de texto.
“El hecho es que Trump construyó cientos y cientos de millas de muro, implementó la política [migratoria] Quédate en México, detuvo el flujo de drogas mortales hacia las comunidades, y luchó contra las pandillas y los cárteles para que no aterrorizaran a los estadounidenses. Trump ha trazado una estrategia audaz para su segundo mandato, que incluye destruir a los cárteles de la droga de una vez por todas, detener la invasión de la frontera sur, poner fin a la captura y liberación, y eliminar el fraude de asilo", aseguró.
Trump sigue destacando la inmigración como tema central en su campaña. En 2015 y 2018, abogó por poner fin a la ciudadanía por derecho de nacimiento, y ahora dice que firmará una orden ejecutiva para hacerlo si es reelegido.
En un video de campaña publicado recientemente, el expresidente utilizó la retórica antimigratoria para poner de relieve su razonamiento sobre la prohibición de permitir que los hijos de inmigrantes que carecen de estatus legal permanente se conviertan automáticamente en ciudadanos si nacen aquí: “¿Quién quiere que entren en nuestro país personas que están muy enfermas? ¿Gente de instituciones mentales entrando en nuestro país?”, preguntó.
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DeSantis ha dejado clara su posición en materia migratoria en los últimos tiempos, culminando en la aprobación de una de las leyes más duras que persigue a los inmigrantes irregulares.
La conocida como ley SB 1718, que entrará en vigor el 1 de julio, contempla entre sus disposiciones obligar a los hospitales que aceptan Medicaid incluir una pregunta sobre el estatus migratorio del paciente en los formularios de admisión. Además, la norma aumenta las penas por delitos relacionados con la trata de personas y amplía el uso de E-Verify, la base de datos federal que los empleadores pueden utilizar para comprobar la elegibilidad laboral.
“Hay una sensación de pánico”, subrayó Misael Santana, pastor de una iglesia en Florida que atiende a inmigrantes sin estatus legal permanente, “la gente tiene más miedo ahora que con Trump”.
Si bien el giro a la derecha en materia de inmigración puede atraer a los votantes más conservadores en las primarias del Partido Republicano, es probable que resulte difícil convencer a los independientes y a los demócratas moderados en unas elecciones.
Yvette Cruz, coordinadora de comunicaciones de la Asociación de Trabajadores Agrícolas de Florida, dijo a la cadena NBC News que los trabajadores migrantes ya están renunciando a sus puestos de trabajo y abandonando el estado, lo que está aumentando la preocupación por la probable escasez de trabajadores que generará. “¿Quién va a hacer el trabajo que nadie está haciendo?", preguntó.
Incluso algunos votantes conservadores del sur de Florida se muestran inquietos. Homero Cruz es un partidario de Trump que apoyó plenamente las políticas de inmigración del magnate republicano, pero dice que las de DeSantis son “un gran error".
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“Trabajo en la construcción”, explicó, "y hay mucha gente que necesita trabajo y está dispuesta a trabajar. Y obviamente no puedo contratarlos porque no tienen permiso de trabajo. Así que tenemos que solucionar este problema”.
Una mujer llamada Lesby, quien no quiso revelar su apellido por miedo a ser deportada porque está en Estados Unidos de forma irregular, contó que paga impuestos y que no ve a su familia en Honduras desde hace 16 años.
“Sólo queremos trabajar libremente”, pidió, “no queremos sentir miedo de que cada vez que sales de casa pueda pasar algo”. Pese a la nueva ley de inmigración, ha decidido quedarse: “Este es mi estado, mi corazón, donde eché raíces. Y por eso vamos a seguir luchando aquí”.