Julia Ainsley — NBC News
El Gobierno de Joe Biden está priorizando a los adultos haitianos que llegan solos y a algunas familias en las deportaciones masivas desde la frontera de Texas, donde más de 15,000 migrantes, en su mayoría originarios de la isla caribeña, han acampado debajo de un puente internacional para pedir asilo, indicaron funcionarios del Departamento de Seguridad Nacional (DHS, por sus siglas en inglés).
A los niños no acompañados y a algunas familias se les permitirá permanecer en Estados Unidos y se les darán fecha para sus audiencias de asilo. Pero miles de migrantes serán deportados a Haití, incluidas las familias que no soliciten refugio.
Muchos no han visto Haití desde que huyeron a países latinoamericanos tras el terremoto de 2010 o algunas de las sucesivas crisis naturales y políticas que ha sufrido el país.
El Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés) empezará a realizar entre seis y ocho vuelos de deportación al día a partir del martes, dijeron los funcionarios. El domingo hubo tres vuelos de repatriación de inmigrantes.
El Secretario de Seguridad Nacional, Alejandro Mayorkas, ha visitado Del Río este lunes para reunirse con funcionarios estatales y locales, y conocer la situación desde el lugar.

Durante el fin de semana, la Oficina de Aduanas y Protección de Fronteras (CBP, por sus siglas en inglés) cerró el puente internacional de Del Río, desviando el tráfico a la cercana localidad de Eagle Pass (Texas), y aumentó a 400 el número de agentes desplegados en la zona.
Las tropas del estado de Texas comenzaron a bloquear el paso de los migrantes por el Río Grande para evitar que se hacinaran bajo el puente. El jefe de la Patrulla Fronteriza, Raúl Ortiz, dijo el domingo que la agencia había sacado de debajo del puente a 3,300 migrantes de la multitud de 15,000 que había.
Funcionarios de primer rango de DHS dijeron que varias mujeres embarazadas entraron en parto mientras estaban agolpadas en la multitud debajo del puente, y todos los bebés nacieron sanos y estaban a salvo.
ICE usualmente realiza pruebas de COVID-19 a todos los migrantes antes de deportarlos, e incluso los retira de los vuelos para que hagan cuarentena cuando es necesario. Sin embargo, con la prisa de reducir el tamaño de la multitud lo más rápido posible, esta práctica no se está llevando a cabo en estos vuelos de repatriación, dijeron los funcionarios.
Los inmigrantes sí son examinados para detectar síntomas. Una portavoz del DHS dijo, en relación con los tres vuelos que salieron el domingo, que “todos los pasajeros fueron examinados médicamente antes de embarcar”.
A los migrantes y al personal se les proporcionó y se les exigió que llevaran equipo de protección personal (EPP), como mascarillas, antes y durante el vuelo. “Para ser autorizados a viajar se les exigió que tuvieran una temperatura inferior a 100,4 grados Fahrenheit y que no presentaran síntomas relacionados de COVID-19”, agregó la funcionaria.