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Casi 400,000 inmigrantes pueden pasar años aguardando su visado o ‘green card’ por los retrasos de la pandemia

“Mi vida se está desmoronando. Mi única esperanza es que mi marido pueda venir", dice una residente permanente que espera los papeles para su esposo. Pero expertos aseguran que podrían tardarse años en reparar el colapso del coronavirus.
/ Source: Telemundo

Luwan Beyene, de 29 años, se vio en la necesidad de comenzar a trabajar en las noches cuando la pandemia obligó a cerrar la escuela de sus hijos de 2 y 5 años. De esta manera podía darles atención a sus niños, pero no tenía tiempo de descansar porque al final del día debía irse a trabajar como cuidadora en San Francisco.

Mi vida se está desmoronando. Mi única esperanza es que mi marido pueda venir", dijo Beyene, quien lleva cuatro años en el país. Su esposo está en Etiopía aguardando un visado de inmigrante. Estaba a la espera de la entrevista cuando comenzó la pandemia y los consulados estadounidenses cerraron temporalmente. "Congelaron todo y nunca más supimos de ellos", contó la mujer.

El proceso migratorio para que el cónyuge de un residente permanente en Estados Unidos obtenga sus papeles podía tardar, antes de la pandemia, más de dos años. Ahora más de 380,000 solicitantes de visados han visto retrasadas sus entrevistas y podrían permanecer años en el limbo, según el diario The New York Times. 

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La Administración que preside Joe Biden se encuentra ante un escenario complejo. El presidente se ha comprometido en abrir nuevamente las puertas del país, levantando las restricciones a los refugiados, los trabajadores extranjeros y a los solicitantes de asilo, pero expertos en inmigración advierten que el retraso podría tomar años en resolverse.

Los consulados en todo el mundo emiten alrededor de medio millón de visas de inmigrantes cada año, la mayoría de ellas para cónyuges, hijos y padres de ciudadanos estadounidenses y residentes permanentes.

El expresidente, Donald Trump, firmó en abril una proclama que suspendía la mayor parte de la inmigración legal -con algunas excepciones- con el pretexto de proteger los empleos de los estadounidenses durante la pandemia.

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De acuerdo con el citado diario, altos funcionarios de la Administración Biden se negaron a decir cuándo se podrían levantar las proclamaciones que prohíben la entrada de inmigrantes legales, señalando que llevaría tiempo revisar las políticas de su predecesor.

Además de la suspensión de la mayor parte de la inmigración legal, el Gobierno de Biden se enfrenta a que los consulados del todo el mundo no cuentan con el personal necesario para procesar las visas, hay escasez de presupuesto, además de todos los problemas logísticos relacionados con la pandemia.  

Un funcionario del Departamento de Estado dijo el mes pasado a un tribunal federal que muchos consulados estaban "extremadamente faltos de personal" y que tenían dificultades para programar las entrevistas en persona.

Según datos del Departamento de Estado, los consulados han tramitado durante la pandemia solo las solicitudes de conyugues e hijos de ciudadanos estadounidenses, expidiéndolos en un tercio del ritmo que tienen en condiciones normales.

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La pandemia y los trámites migratorios

Para los defensores de los inmigrantes, la Administración Trump promovió una desaceleración deliberada en estos trámites migratorios, y hay evidencia de que los recursos de emergencia fueron desviados del procesamiento de visas. Pero funcionarios del Departamento de Estado y exfuncionarios consulares dijeron que los consulados enfrentaron grandes desafíos causados por el brote del COVID-19.

Los consulados pusieron en marcha precauciones de salud pública, como el distanciamiento físico en las salas de espera y un menor número de entrevistas a la vez. Por lo que se ha reducido la capacidad de tramitación de visados.

"Estamos trabajando para volver a los niveles normales de personal y a los niveles de carga de trabajo de visados anterior a la pandemia, protegiendo al mismo tiempo la salud y la seguridad de nuestra fuerza de trabajo y de nuestros clientes", dijo al citado diario un funcionario del Departamento de Estado.

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Renuncia de trabajadores y crisis presupuestaria

La Asociación Estadounidense del Servicio Exterior, que a hace de sindicato de los diplomáticos que trabajan en los consulados, advirtió recientemente que los empleados estaban renunciado a sus cargos debido a la falta de oportunidades. The New York Times informó en junio que varios diplomáticos negros habían renunciados tras enfrentarse a la discriminación. Otros se fueron en respuesta a las políticas de la Administración Trump.

El Servicio Exterior y la Administración Pública perdieron en los últimos cuatro años un total de 408 empleados en el extranjero, aproximadamente 4,5% de la plantilla del Departamento de Estado en el exterior, según la Oficina de Recursos Humanos del departamento.

Además, los consulados se enfrentan a una crisis presupuestaria. Las operaciones consulares se financian con las tasas recaudadas por la tramitación de visados -incluidos los de turismo y otros no inmigrantes-, que ascienden a unos 3,500 millones de dólares al año.

Como resultado de la pandemia, se prevén pérdidas de unos 1,400 millones de dólares en 2020 y pérdidas continuas hasta al menos 2022.

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Incluso si el Congreso asignara fondos de emergencia, un aumento de la contratación no se sentiría inmediatamente. Los nuevos diplomáticos tardan unos dos años en aprobar el examen del servicio exterior y completar la formación necesaria.

Para hacer frente a los retrasos, los defensores de los inmigrantes están presionando para que se introduzcan cambios importantes en el proceso de adjudicación de visados. La primera de sus sugerencias es eliminar la entrevista personal, algo que han hecho otros países occidentales, como Canadá, el Reino Unido y muchos países europeos.

Defensores y exfuncionarios consulares han sugerido que las entrevistas a distancia podrían ofrecerse a todos los solicitantes de visados de inmigrante, y que se podría prescindir de las entrevistas para ciertas categorías de inmigrantes en las que el fraude es poco común, como las personas mayores de 65 años.

Pero el contacto cara a cara es primordial para los funcionarios consulares, quienes están capacitados para interpretar lenguaje corporal e incluso la elección de las palabras que use el solicitante.  

Con información del New York Times.