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Ataques de pánico y autolesiones: así es la desesperación que sufren los niños migrantes en los refugios de emergencia de la Administración Biden

“Los paramédicos con frecuencia se llevaban a los niños en camilla porque sus manos se contraían, sus cabezas se ladeaban, sus extremidades temblaban y era obvio que no tenían control”, dijo una voluntaria que describió las condiciones en el albergue sin licencia más grande del país.

Los paramédicos tenían que acudir de manera regular para tratar los ataques de pánico que sufrían los niños, tan severos que sus manos se contraían y sus cuerpos temblaban.

A menudo se producían cuando se llevaban a otro de los niños para reunirlos con sus familias, lo que hacía sentir frustrados a los niños que se quedaban y sin esperanza de salir del refugio de emergencia más grande que estableció la Administración Biden para albergar a los menores no acompañados que cruzaron la frontera de México con Estados Unidos.

Las condiciones descritas a la agencia de noticias The Associated Press por una voluntaria federal que pasó dos semanas en mayo en el refugio de la Base Militar de Fort Bliss en El Paso, Texas, destacan la desesperación y el estrés que sienten miles de niños detenidos en instalaciones sin licencia, esperando reunirse con sus familiares.

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Algunos tenían marcas en los brazos que indicaban una autolesión. A los voluntarios se les pidió que mantuvieran alejados de los niños objetos como lápices, tijeras o incluso cepillos porque podrían usarse como armas. Mientras algunas niñas hacían origami y brazaletes trenzados de la amistad, una gran cantidad de menores pasaban el día durmiendo, dijo el voluntario. Algunos llevaban allí casi dos meses.

La voluntaria habló bajo condición de anonimato porque no estaba autorizada a revelar lo que presenció en la base entre el 12 y el 25 de mayo. Pero aseguró que decidió compartir su experiencia por la desesperación que observó.

 “Los paramédicos llegaban a la carpa y con frecuencia se llevaban a los niños en camilla porque sus manos se les contraían, sus cabezas se ladeaban, sus extremidades temblaban y era obvio que no tenían control”, dijo la voluntaria.

Las condiciones en estos albergues de emergencia plantean dudas de por qué se tarda más de un mes en promedio en liberar a los menores, cuando la mayoría tiene familiares en Estados Unidos.

En medio de la llegada sin precedentes de niños solos a la frontera, la Administración Biden abrió 14 albergues de emergencia. Y a pesar de que aumentó el personal en estos refugios y el flujo de menores ha disminuido, el tiempo que pasan allí sigue excediendo las recomendaciones de las propias autoridades.

Niños migrantes en un centro de detencion de la Patrulla Fronteriza en Donna, Texas
Niños migrantes en un centro de detencion de la Patrulla Fronteriza en Donna, Texas; el 30 de marzo de 2021.AP

"Creo que hay un consenso general de que ningún niño debe permanecer en estos refugios de emergencia durante más de dos semanas", dijo a The Associated Press Aaron Reichlin-Melnick, asesor de políticas de la organización defensora de los migrantes American Immigration Council.

Abogados y defensores de los migrantes también se preguntan por qué la mayoría de los niños se encuentra en refugios que no cuentan con una licencia.

Hasta el 31 de mayo, casi 9,000 niños permanecían en sitios sin licencia, en comparación con los 7,200 que estaban en refugios acreditados, según documentos judiciales. Mientras que las instalaciones de emergencia operaron en ese mes al máximo de su capacidad, las instalaciones con permiso estaban solo a la mitad, según un informe oficial de la agencia encargada del cuidado de los niños.

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Un funcionario del Departamento de Salud y Servicios Humanos (HHS, en inglés) no comentó específicamente sobre los señalamientos de que había paramédicos respondiendo a los ataques de pánico de los niños, pero dijo que la Administración trabajaba para expandir el espacio recreativo en interiores, el apoyo a la salud mental, las actividades de bienestar y los servicios educativos.

Los servicios de salud mental y el asesoramiento psicológico están disponibles para todos los menores en las instalaciones de emergencia, aseguro el funcionario.

La llegada récord de niños migrantes ha puesto a prueba a la Administración Biden. Entre febrero y mayo, casi 60,000 menores fueron localizados en la frontera sin sus padres.

El objetivo del Gobierno es unir a todos los niños de manera segura y rápida con sus padres o patrocinadores en Estados Unidos, pero se necesita tiempo para realizar una evaluación exhaustiva que incluye entrevistas, verificaciones de antecedentes y, a veces, visitas domiciliarias, explicó el funcionario.

El número de niños en los refugios ha bajado del pico de más de 23,000 a 16,000. Se han cerrado cuatro refugios de emergencia, mientras que se prevé que dos más cierren pronto.

La liberación de los niños bajo custodia ha cobrado nueva urgencia desde que el gobernador de Texas, el republicano Greg Abbott, ordenó este mes a una agencia estatal que deje de emitir licencias para los albergues.

Pero los defensores temen que si los refugios terminan cerrando esto resulto en más menores en instalaciones no acreditadas como la de Fort Bliss.

Para la voluntaria es evidente el desgaste que ha supuesto para los niños permanecer allí.

Para poder cuidar mejor a los más de 900 menores que había en Fort Bliss cuando ella estuvo allí, los voluntarios se dividieron a los niños en grupos de 25. Pero algunos requerían de una supervisión personalizada las 24 horas del día, pues mostraban tendencias a hacerse daño.

Cuando una tímida niña de 13 años recibió un par de zapatos nuevos, semanas después de que la admitieron, para reemplazar el andrajoso par que había usado desde que salió de Guatemala y caminó durante días, ella los estrujó contra su pecho, contó la voluntaria.

El 24 de mayo el Gobierno le notificó a los voluntarios que ya no los necesitaría porque la empresa encargada de la instalaciones ya había contratado a suficiente personal como para tener a un trabajador por cada 15 niños.

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“Sé que esta es una noticia muy difícil para muchas de nosotras y que a todas nos preocupa que los niños sean tratados de manera humana cuando ya nos hayamos ido”, dijo la voluntaria en un correo electrónico, en el que informó que los voluntarios se irían poco a poco.

La compañía contratista, Rapid Deployment Inc., se negó a responder una solicitud de comentarios y remitió las preguntas a la Administración.

Con información de The Associated Press.