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Dos hermanos de 10 años salvan a su padre de la muerte gracias a una técnica que vieron en televisión y a la "mano de Dios"

“Pensé, he vivido muchos momentos con él, momentos felices, tristes y algunos enojados, pero estaba como, ‘no quiero que este sea el último momento”, recordó uno de los gemelos.

Por Elise Solé y Drew Weisholtz - NBC Today

Unos gemelos de 10 años salvaron a su padre de ahogarse en la piscina de su casa en Alabama gracias a una técnica que copiaron de una de sus películas favoritas y a la ayuda de un vecino cardiólogo.

“Pensé, he vivido muchos momentos con él, momentos felices, tristes y algunos enojados, pero estaba como, ‘no quiero que este sea el último momento”, contó Bridon Hassig al programa TODAY de NBC News junto a su padre, Brad, y su hermano Christian

Brad Hassig estaba en la piscina de su casa el 14 de junio en Mountain Brook, Alabama, con sus dos hijos y un amigo de estos, Sam Ebert, de 11 años, cuando sucedió el percance.

De izquierda a derecha, Brad Hassig, Bridon, Christian y Sam Ebert, durante su aparición en el programa TODAY.
De izquierda a derecha, Brad Hassig, Bridon, Christian y Sam Ebert, durante su aparición en el programa TODAY.TODAY

“Era una tarde típica: estábamos escuchando música y yo estaba haciendo unos ejercicios de aguantar la respiración bajo el agua para relajarme”, contó Hassig, un quiropráctico de 46 años, “no me estaba esforzando de más ni estaba tratando de ser un Navy Seal”.

Pero tras sumergirse a cinco pies de profundidad, se desmayó.

“Sentí una paz completa, recé el Padrenuestro y luego todo se volvió blanco”, relató durante el programa de televisión.

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Cuando vieron a su padre flotando de costado, Bridon y su amigo Sam se lanzaron a la piscina para rescatarlo, con ayuda de Christian.

“Christian dijo que yo estaba temblando y que mi cabeza se estaba poniendo azul”, dijo Hassig, “le gritó a Bridon y Sam que saltaran y cada uno me agarró del hombro y me jaló hacia las escaleras”.

Bridon le practicó una técnica de reanimación cardiopulmonar (CPR, en inglés), que había visto en películas como Nuestra pandilla (The Sandlot, en inglés), pero que nunca había entrenado antes.

“Pasé de la paz a que me sacaran con violencia de la piscina y luego el caos, todo el mundo por todas partes”, dijo el hombre. “Ellos fueron los primeros socorristas. Escuché que me decían: ‘Papi, papi. Vuelve, papi. Tienes que estar bien’. Fue muy loco”, aseguró.

Hassig cree que además hubo intervención divina: “No hay forma, físicamente, de que pudieran sacar a un hombre de 185 libras del agua de esa manera y luego de que supieran hacer lo que hicieron, tan perfectamente rápido. No tardaron en reaccionar, corrieron tan rápido. La mano de Dios intervino en todo eso”.

Brad Hassig y sus hijos, Bridon y Christian.
Brad Hassig y sus hijos, Bridon y Christian.NBC 15

Con su madre en el trabajo, Christian tocó a la puerta de vecinos, pero nadie le respondió. Entonces corrió hacia la calle e hizo señas a un auto; el conductor se detuvo y le pidió que llamara al 911.

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Un vecino que es cardiólogo escuchó las sirenas de la policía en el vecindario y corrió al patio trasero de Hassig, donde ayudó a los niños a sacar su cuerpo de los escalones de la piscina.

Cuando Hassig recuperó el conocimiento, tosía sangre, espuma y agua. Contó que Christian estaba a su lado rogándole: “Papá, vuelve. Tienes que estar bien”. “Había gente por todas partes”, dijo.

Los socorristas llevaron a Hassig a urgencias y los médicos lo admitieron en la unidad de cuidados intensivos cardíacos.

Después de 24 horas, los signos vitales de Hassig se estabilizaron y fue dado de alta del hospital con un diagnóstico de hipoxia (poco oxígeno en los órganos y tejidos), edema pulmonar (causado por la acumulación de líquido en los pulmones) y dificultad para respirar.

Hassig todavía tiene problemas para recuperar el aliento y tiene fatiga, pero se está recuperando.

“Tuve una cita con el doctor ayer y mi electrocardiograma y mi presión arterial salieron normales. Paseé a mi perro por primera vez esta mañana”, dijo.

Hassig prometió no volver a hacer ejercicios de respiración bajo el agua ni nadar solo.

“Estoy muy orgulloso de mis muchachos. Les digo, ‘Recuerden que ustedes son héroes’ y les estaré agradecido por siempre. Y Sam es un niño tan amable y gentil. Ahora tenemos un vínculo”, afirmó.

Pero el padre ahora también lucha con la culpa. “Mis muchachos me salvaron la vida y es difícil porque los puse en esa situación”, dijo, “es la confirmación de que Dios siempre está contigo”.

Los hijos de Hassig ahora recibirán capacitación formal en CPR y también les dio teléfonos celulares para futuras emergencias.

“Es una recompensa, pero también es para la tranquilidad”, dijo, “necesitamos (más) conciencia sobre la seguridad en el agua”.