La abuela de la soldado Vanessa Guillén, Lorenza Almanza, viajó desde México a Houston, Texas, este domingo para despedirse de su nieta, envuelta en un profundo dolor tras su brutal asesinato en la base militar de Fort Hood.
“Que se haga justicia, es lo que yo le pido a mi Padre santísimo y al Ejército, porque ella no se merecía esas cosas que le hicieron, mi hija era inocente, era una niña inocente, ¿por qué le hicieron esas cosas?”, dijo Almanza.
En compañía de su hijo y de sus tres hijas la mujer de Río Grande, Zacatecas hizo el largo viaje desde su pueblo hasta Houston a bordo de un autobús, para despedirse de su nieta Vanessa y brindarle consuela a su hija Gloria Guillén, cuenta el periodista Edgar Muñoz, quien ha cubierto el caso desde Texas para Noticias Telemundo.
“Sabrá Dios cómo la harían sufrir a mi hija”, dijo Almanza, quien se refiere de este modo a Guillén por afecto. La última vez que la vio fue en diciembre del año pasado, de entonces conserva el recuerdo de ella como una mujer amorosa y llena de alegría.
Almanza llevó consigo una barra del chocolate tradicional de Zacatecas, el favorito de Vanessa, para ponerlo en su tumba. En la plaza de Río Grande se colocó un pequeño altar para honrar a la soldado estadounidense de 20 años.
El papel del Ejército
La familia de Vanessa Guillén acudió con las autoridades de la base de Fort Hood al día siguiente de su desaparición, esperando su intervención oportuna y una respuesta que demoró más de dos meses en llegar.
La opacidad de las autoridades militares y el lento avance de su investigación llevó a los Guillén a denunciar al Ejército por medio de las redes sociales e iniciar un movimiento para obtener justicia. Alegaron que su hija había sido hostigada sexualmente por uno de sus compañeros, más tarde identificado por ellos como Aaron David Robinson, pero que no había presentado cargos contra él por temor a represalias.
Robinson se suicidó el día que la policía fue a interrogarlo a su casa la madrugada del 1 de julio. Su novia, Cecily Ann Aguilar, fue acusada de manipular evidencia y dijo que lo había ayudado a deshacerse del cadáver, según documentos judiciales.
A medida que las protestas sumaron voces prominentes de la comunidad, la historia de la soldado latina desaparecida impulsó a mujeres en el servicio y veteranas a contar sus propios casos de abuso sexual y cómo las autoridades los habían ignorado o tratado de ocultar.
Vanessa Guillén ya había reportado una instancia de presunto abuso sexual por parte de un superior varón que entró a las regaderas de mujeres cuando ella se estaba bañando, pero su queja fue desechada porque dijeron que no había evidencia suficiente.
Las autoridades de Fort Hood negaron en un principio que hubiera alguna conexión entre su asesinato y las acusaciones de acoso sexual.
La familia ha pedido la intervención del Congreso texano con una investigación independiente. Gloria Guillén asegura que está dispuesta a todo para llegar al fondo del asunto y ahora apoya al movimiento para que las mujeres latinas no se unan a las filas del Ejército.
“Esconden todo, son unos corruptos, me echaron cuatro mentiras, no sirven para nada más que para hacer daño, para hacer maldad”, dijo Gloria Guillén en una entrevista con Noticias Telemundo el 9 de julio; ella también ha exigido el cierre de la base de Fort Hood.
Las autoridades de Fort Hood aseguraron durante una conferencia de prensa el 6 de julio que asistirán al fiscal del distrito oeste de Texas en su investigación sobre el asesinato de Guillén y continuarán con la indagación interna sobre el caso de acoso sexual que reportó la joven soldado.
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