IE 11 is not supported. For an optimal experience visit our site on another browser.

Generalizar a los hispanos "borra su diversidad" y afecta la educación y la atención médica en EE.UU., dice experta

La antropóloga, Ramona L. Pérez, señala deficiencias en el Censo que impiden al país capturar los matices de los hispanos. Esto afecta la respuesta a las necesidades de sus habitantes, genera errores de cálculo electoral y ocasiona que se pase por alto la experiencia y el conocimiento de grupos culturalmente únicos.

Por Ramona L. Pérez - The Conversation

Cuando abrí un correo electrónico reciente de mi cadena local de supermercados que anunciaba el Mes de la Herencia Hispana, que se lleva a cabo del 15 de septiembre al 15 de octubre de cada año, me sorprendió ver que destacaba recetas de cuatro regiones distintas: México, América Central, el Caribe y América del Sur.

El anuncio señalaba acertadamente que aunque el maíz y los frijoles predominan en la idea de lo que en gran parte de Estados Unidos se considera comida “hispana”, América Latina tiene una diversidad de alimentos mucho mayor. Su cocina, que comenzó mucho antes de que los españoles u otros colonizadores llegaran a las Américas, continúa floreciendo.

[¿Qué significa ser latino en las elecciones de medio término?]

Si bien muchos de nosotros 'latine', un término alternativo que prefiero al 'latinos' o 'latinx', aceptamos nuestra herencia europea, también abrazamos nuestra herencia indígena y africana.

En las últimas décadas, muchas naciones latinoamericanas han reconocido oficialmente a sus poblaciones indígenas y afrodescendientes como grupos distintos con historias, culturas, comidas e idiomas únicos.

Los países de las Américas, incluido Estados Unidos, han revisado sus preguntas del censo para comprender mejor a sus poblaciones, lo que les permite crear políticas más inclusivas que realmente aborden las necesidades de las personas y reconozcan los logros frecuentemente ocultos de estos grupos.

Jóvenes hispanos desfilan con banderas latinoamericanas en la celebración del mes de la Herencia Hispana durante un partido de fútbol entre los Giants de Nueva York y los Cowboys de Dallas, en octubre del 2021.
Jóvenes hispanos desfilan con banderas latinoamericanas en la celebración del mes de la Herencia Hispana durante un partido de fútbol entre los Giants de Nueva York y los Cowboys de Dallas, en octubre del 2021.Ron Jenkins / AP

Cambios censales en América Latina

Algunos países latinoamericanos, como Perú, cuentan su población indígena desde hace más de un siglo. Pero con la excepción de Brasil y Cuba, los países latinoamericanos generalmente excluyeron la raza en su censo nacional, lo que permitió que las desigualdades económicas y sociales florecieran sin documentación.

El esfuerzo por capturar mejor a las poblaciones indígenas y afrodescendientes en América Latina comenzó a principios del siglo XXI.

[Estos son los temas que más preocupan a los latinos de cara a las elecciones de medio término]

Uruguay, un pequeño y próspero país sudamericano, se presentó durante mucho tiempo como blanco y europeo a pesar de ser el hogar de afrouruguayos descendientes de africanos esclavizados. En 1996, bajo la presión de activistas afrodescendientes, agregó la raza a su encuesta nacional de hogares. Ese censo hizo que los encuestadores identificaran la raza de los encuestados y descubrió que el país tiene un 6% de afrodescendientes y reveló asombrosas disparidades raciales en educación, ingresos y empleo. Cuando en 2006 los censistas uruguayos comenzaron a pedir a los residentes que declararan su propia identidad racial, la población afrodescendiente saltó al 10%. Este cambio de datos tuvo implicaciones importantes cuando Uruguay implementó la acción afirmativa basada en la raza unos años más tarde.

En México, donde la identidad indígena se había vinculado anteriormente solo a hablantes de una de las 68 lenguas indígenas del país, el censo se cambió en 2020 para preguntar si los encuestados se autoidentificaban como indígenas o pertenecían a una comunidad que se identificaba como indígena. El resultado fue un aumento de 7,1 millones a 23,2 millones de personas que se identificaron como indígenas. El mismo cambio dirigido a la población afromexicana identificó una población previamente no reconocida de 2.5 millones.

‘Alguna otra raza’

Estados Unidos agregó una pregunta sobre ascendencia hispana al formulario largo del censo de 1970 y al formulario corto en 1980. La pregunta decía: “¿Es esta persona de ascendencia hispana/española?” Si la respuesta fue Sí, estas fueron las siguientes opciones: Mexicano o México-Americano o Chicano; Puertorriqueño; Cubano; Otro español/hispano.

En décadas posteriores, se hicieron pequeños cambios, como incluir la palabra “latino” y permitir que aquellos que eligieran “otro” en la categoría de origen nacional escribieran en una respuesta, con sugerencias de “argentino, colombiano, dominicano, salvadoreño, español, y así.” En 2020, el censo permitió a los encuestados identificarse como “multirraciales”.

[Una nueva manifestación exige la dimisión de los consejales protagonistas de comentarios racistas]

La Oficina del Censo argumenta que sus categorías ahora capturan adecuadamente la herencia de los 62,6 millones de hispanos que prosperan en los Estados Unidos “porque todos los grupos de origen hispano detallados están incluidos en la nueva lista de códigos combinados”.

Sin embargo, si su herencia proviene de uno de los cientos de grupos indígenas o afrodescendientes en América Latina, estas identidades quedan fuera de la forma en que Estados Unidos captura la raza entre las poblaciones hispanas. Eso puede explicar por qué, según la Oficina del Censo, “la gran mayoría (94 %) de las respuestas a la pregunta sobre la raza que se clasifican como 'Alguna otra raza' son de personas de origen hispano o latino”.

Sobregeneralizado y poco reconocido

Cuando las categorías fijas de un censo borran la diversidad de una población, los graves errores de cálculo resultantes pueden dañar la capacidad de un país para responder adecuadamente a las necesidades de su gente.

Por ejemplo, la generalización excesiva de los hispanos en Estados Unidos perjudica la calidad de la educación y la atención médica estadounidenses cuando las instituciones asumen que las comunidades de herencia latinoamericana hablan español. Además de los idiomas indígenas, es posible que las poblaciones afrodescendientes latinas no hablen español, sino francés o haitiano criollo, portugués o un idioma indígena. Si son de la Costa Miskita de Nicaragua, pueden hablar un inglés criollo.

Estas diferencias de idioma reflejan culturas e historias únicas que se relacionan con la forma en que las personas interactúan con médicos, maestros, políticos y muchos más.

[Los latinos jugaron un papel crucial durante la pandemia]

No reconocer la diversidad de los hispanos también crea sorpresas electorales frecuentes en Estados Unidos. Por ejemplo, los encuestadores se equivocaron en el voto latino en 2020 al agrupar a 32 millones de personas con diversas opiniones políticas y orígenes nacionales como “latinos”. Podría decirse que los demócratas cometieron el mismo error en 2018.

Al generalizar en exceso a los hispanos, Estados Unidos también puede pasar por alto, en su propio detrimento, el conocimiento y la experiencia de un pueblo culturalmente único que trae consigo entendimientos alternativos del mundo, algunos de los cuales he estudiado como antropóloga centrada en la seguridad alimentaria, la migración y salud en América Latina. Estos incluyen prácticas agrícolas que pueden ayudar a los agricultores estadounidenses a responder a la crisis climática global y estrategias mesoamericanas para la salud basadas en el cuidado comunitario y los remedios tradicionales.

Una comunidad en crecimiento con más para ofrecer

A pesar de sus limitaciones, los datos del censo de Estados Unidos muestran claramente que la población hispana sigue creciendo. Mientras que la población general del país aumentó un 7 % entre 2010 y 2020, la población hispana se expandió un 23 %. Hoy, 1 de cada 5 personas en Estados Unidos se identifica como latina o de herencia hispana.

Este crecimiento es particularmente notable en el sur, en estados como Georgia y Carolina del Norte, y en las zonas rurales. La población hispana se ha convertido en un salvavidas demográfico para pueblos pequeños de Estados Unidos que experimentaron una pérdida de población significativa a fines del siglo XX.

[El negocio mexicano donde Biden “agarró de sorpresa” a sus trabajadores]

Las comunidades hispanas también han revigorizado los vecindarios urbanos al abrir pequeños negocios.

Reconstruir ciudades, estabilizar condados rurales, expandir las economías locales: estas son algunas de las contribuciones grupales realizadas por la comunidad de estadounidenses que se celebra cada año durante el Mes de la Herencia Hispana.

Cuanto mejor entendamos los matices de esta gran población, mejor entenderemos quiénes somos como nación y nos beneficiaremos más plenamente de nuestra diversidad.

[La autora de este artículo es profesora de antropología en la Universidad Estatal de San Diego]