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Héroe o traidor: Snowden y los Premios Pulitzer

Heroe o Traidor: Snowden y los Premios Pulitzer

Columna de opinión

Por Carlos Rajo


Mientras Edward Snowden sigue asilado en Rusia bajo la amenaza de que si regresa a Estados Unidos será puesto a la sombra y juzgado por espionaje y otros delitos, el mundo periodístico ha honrado con el máximo honor en la profesión a los dos diarios que informaron primero sobre las acciones del gobierno estadounidense basados en los documentos que les entrego el ex contratista de la CIA.

Los dos diarios premiados son el Washington Post y el The Guardian, los que compartieron el Premio Pulitzer en la categoría de Servicio Público. El Guardian está basado en Gran Bretaña aunque en este caso pudo competir debido a que tiene una edición para Estados Unidos. Ambos diarios han estado a la cabeza desde el primer momento en todo lo que se refiere a Snowden gracias a que sus reporteros tuvieron contacto directo con el experto en informática.

El comité que entrega los premios Pulitzer señalé que las revelaciones de ambos diarios sobre la “vigilancia secreta de la Agencia Nacional de Seguridad (NSA por sus siglas en inglés)“ hecha por medio de “profundos y autoritativos” reportajes ayudó al público a entender como las filtraciones de Snowden se enmarcan en todo el aparato de “seguridad nacional”.

Lo más significativo de los documentos que Snowden entregó a los periodistas y diarios hoy premiados, es que gracias a ellos tanto el público estadounidense como el resto del mundo supo de acciones del gobierno de Estados Unidos que eran secretas y que a mucha gente le causaron mucha molestia -básicamente, que el gobierno monitorea las comunicaciones de teléfono e internet de su propia población.

Sin hablar por supuesto, de que las revelaciones hicieron ver mal a Estados Unidos ya que también se supo que el gobierno del Presidente Obama tuvo en algún momento “pinchados” los teléfonos de gente como la Canciller alemana Angela Merkel, la presidenta de Brazil Dilma Rousseff o el entonces candidato mexicano a la presidencia Enrique Peña Nieto. Rousseff señalaría que lo hecho por la NSA constituía “un rompimiento de las leyes internacionales y una “afrenta” a la soberanía de Brasil.

De parte del llamado establishment de Washington o el mundo del poder en la capital de Estados Unidos, lo de Snowden es considerado en general como una traición a la patria, de ahí que se le haya abierto juicio y que se le intente poner tras las rejas si regresa al país. El gobierno del Presidente Obama además, anuló en su momento el pasaporte de Snowden lo cual le hizo imposible viajar (de ahí el asilo en Rusia que es donde había llegado de Hong Kong).

El enojo de muchos de estos políticos y funcionarios de gobierno se extiende precisamente a la prensa que hoy ha sido premiada con el Pulitzer. El Director Nacional de Inteligencia del gobierno por ejemplo, llamó un día a esta periodistas “cómplices” en los supuestos crímenes de Snowden.

La controversia sobre las acciones de Snowden llega también al gran público. Mucha gente igualmente lo considera un traidor y muchos otros lo ven sino como un héroe al menos como un ex trabajador del gobierno que cumplió con su deber al hacer públicos documentos que mostraban actividades ilegales -o al menos cuestionables- del gobierno estadounidense.

No es la primera vez en la historia reciente del país que se da una situación como la de hoy en la que se premia un trabajo periodístico que en su origen está basado en documentos que alguien filtró de las entrañas mismas del gobierno. En 1972 el diario The New York Times ganó también un Pulitzer por Servicio Público por los llamados “Papeles del Pentágono”, un reportaje periodístico sobre el rol de Estados Unidos en la guerra del Vietnam. En ese caso, quien filtró los documentos fue Daniel Ellsberg, igual que Snowden, empleado del gobierno y en su momento perseguido por la justicia. Hoy -y desde hace muchos años- Ellsberg es en general considerado un héroe por sus acciones.

Aun cuando el comité del Pulitzer no nombra a los periodistas premiados -reconoce a los medios de prensa y no a las personas- es sabido que del Washington Post es Barton Gellman y del Guardian son Glenn Greenwald, Ewen MacAskill y Laura Poitras. De estos el más controversial es Greenwald, un abogado y bloguero en sus orígenes, que luego terminó como periodista, quien vive en Brasil y quien por su estilo directo y argumentativo causa molestia aun entre los periodistas mismos, en particular entre la prensa que cubre ese mundo del poder de Washington.

Lo irónico de todo esto del Pulitzer y el reconocimiento indirecto a Snowden y del “bajarle el pulgar” que simbólicamente le hace la comunidad periodística al establishment de Washington, es que Snowden mismo sigue en su misma situación imposible de los últimos meses. De depender de alguien como Vladimir Putin para vivir en algún lado y de literalmente estar atrapado en Rusia. Sin pasaporte, al único lugar que puede viajar es a su patria Estados Unidos. Aunque si lo hace por supuesto, será puesto de inmediato a la sombra.