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¿Final amañada?

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Por Carlos Rajo

El León y el Pachuca, dos equipos que pertenecen al mismo grupo empresarial y que además clasificaron casi de panzazo a la parte final del torneo, disputan hoy el primer partido para definir al campeón del torneo mexicano de fútbol.

El León es ligeramente favorito debido no sólo a que es el actual campeón del fútbol mexicano sino también porque tiene entre otros jugadores valiosos al capitán Rafael Márquez y a los volantes Carlos Peña y  Luis Montes, que casi con seguridad serán la columna vertebral de la selección nacional que jugará el Mundial en Brasil el próximo mes. 

El entrenador del León es el uruguayo Gustavo Matosas, quien ha logrado meter en la mente de los jugadores que el equipo, no obstante que estuvo por una década fuera de la primera división y que sigue siendo básicamente un equipo pequeño de provincia, está hoy a la altura de los grandes clubes del fútbol mexicano.

El Pachuca es un equipo correcto entrenado por el veterano Enrique Meza, quien ha tenido una exitosa carrera a nivel de clubes -aunque fracaso cuando tuvo a su cargo la selección- pero que sin embargo llegó casi de milagro no sólo a la fase final del torneo sino a esta misma final de campeonato. En la semifinal contra el Santos se dio un momento de esos muy particulares del fútbol en el que en cuestión de un par de minutos el Pachuca pasó de estar casi de salida del torneo a la clasificación (expulsión del portero del Santos y luego un brutal error del portero suplente que permitió que Pachuca empatara).

Lo de que ambos equipos clasificarán de raspado a la fase final ha sido motivo de críticas entre quienes cuestionan la manera de como se juegan los torneos en México. Estos son torneos cortos de una vuelta donde clasifican ocho equipos para la liguilla. Como ha sucedido en esta ocasión, a menudo los equipos que mejor jugaron durante el torneo -Toluca y Cruz Azul esta vez- son eliminados y equipos que por suerte clasificaron se encuentran hoy disputando la final.  

El León tiene al menos como pretexto el hecho de que hizo una campana de clasificación mediocre debido en parte a que puso toda la carne al asador en su participación en la Copa Libertadores. Este es un torneo de gran prestigio internacional -en especial en Sudamérica- pero al que tradicionalmente los equipos mexicanos no le dan mucha importancia o casi nunca tienen éxito. Mérito del Leon que dio la pela en la Libertadores y aun cuando en su momento fue eliminado, le alcanzo la gasolina para meterse en la Liguilla del torneo local y hoy con la posibilidad de repetir su campeonato. El León además, ganó sin discusión la semifinal al Toluca.

El que un mismo grupo empresarial- el Grupo Pachuca de Jesús Martínez y Jesús Martínez hijo- sea el dueño de ambos equipos no es cosa menor. Aun cuando es cierto que son empresarios con buena reputación y colmillo para el negocio -en algún momento convencieron al multimillonario Carlos Slim a que adquiriera parte de las acciones de cada equipo- se supone que en el fútbol mexicano no debería existir esta situación de dos clubes con un mismo dueño. 

Antes fue cosa normal que tanto Televisa como Televisión Azteca fueran dueños cada uno de dos equipos. Hoy sin embargo, la misma FIFA (quien rige el fútbol a nivel internacional) prohibe que se den este tipo de situaciones en las ligas locales. Si en México esto todavía existe es debido a la tan peculiar situación de la Federación mexicana de fútbol dominada por los dueños de equipos quienes siempre se las arreglan para hacer alguna excepción a los reglamentos (la última excepción se hizo en diciembre pasado cuando bajo el argumento de que el equipo Atlas estaba a punto de irse a la quiebra se permitió que Televisión Azteca lo adquiriera, además del Morelia que ya tenía).

Esta multipropiedad de equipos ha dado lugar a que se hable de que la final pudiera estar arreglada para favorecer al equipo que mejor le convenga a los intereses financieros del Grupo Pachuca. Ambos equipos, jugadores y técnicos sin embargo, han negado que pudiera darse una maniobra de este tipo. La última vez que se dio una situación similar fue en el 2002, cuando el América y el Necaxa -ambos de Televisa- jugaron la final del torneo.

Otro detalle único en esta tan peculiar situación empresarial del Grupo Pachuca es la presencia de Slim por medio de su empresa América Móvil. Slim compró hace casi dos años el 30% de las acciones de Pachuca y el León y con ello generó un virtual terremoto en el fútbol mexicano dominado tradicionalmente por las cadenas de televisión, en particular Televisa. 

Una de las cosas que hizo el León para el caso, apoyado por Slim, fue negarse a los términos financieros de las televisoras mexicanas y negociar la transmisión de sus partidos con el canal de televisión de internet del mismo Slim -unotv— y con las cadenas Fox (para México) y Telemundo (para Estados Unidos). Así las cosas, el partido de hoy en la noche se transmitirá en Fox Sports por cable en territorio mexicano y en Telemundo en televisión abierta en Estados Unidos.

La ausencia en la final del fútbol mexicano de equipos de gran popularidad como el América, el Cruz Azul o los Pumas -las Chivas son populares por supuesto, pero hace años que no llegan a ninguna final-, o de los dos equipos de Monterrey, pudiera ser una simple excepción a lo que normalmente debería ser una final con al menos uno de los grandes como protagonista. O es posible que se este ante una nueva realidad de la Liga mexicana en la que equipos supuestamente menores pero bien manejados -tanto a nivel empresarial como técnico- sean presencias habituales en las finales de campeonato. Quizá entonces no sea casualidad que el León juegue su segunda final consecutiva.