Por Paul J.Weber y LM Otero - The Associated Press
El gobernador republicano de Texas, Greg Abbott, firmó este martes una ley de reforma electoral que añade más restricciones al voto, después de que los demócratas pasaran meses protestando por lo que dicen son esfuerzos para debilitar la participación de las minorías y preservar así el erosionado dominio político del Partido Republicano.
Abbott firmó estos cambios radicales durante una ceremonia en la ciudad de Tyler, al este de Texas, donde el condado se inclinó por el expresidente Donald Trump con un margen de más de 2 a 1 el año pasado. Sin embargo, el resultado fue mucho más ajustado en el global de Texas, donde Trump ganó por 5.5 puntos porcentuales, el margen más estrecho de victoria de un candidato presidencial del Partido Republicano en décadas.
La firma del proyecto de ley volvió a subrayar el duro giro a la derecha que han dado los republicanos de Texas este año, incluyendo una nueva ley estatal que entró en vigencia la semana pasada y que prohíbe la mayoría de los abortos.
Texas está entre los al menos 18 estados que han promulgado nuevas restricciones al voto desde las elecciones de 2020, según el Centro Brennan para la Justicia.
Estas leyes forman parte de una campaña nacional del Partido Republicano, incluso en Florida, Georgia y Arizona, para endurecer las leyes de voto en nombre de la seguridad, en parte impulsada también por las falsas afirmaciones de Trump de que las elecciones fueron robadas.
Los opositores no esperaron a la firma de Abbott para comenzar a presentar demandas contra la nueva ley de Texas conocida como Proyecto de Ley del Senado 1. La Unión Americana de Libertades Civiles, los grupos de derechos de las minorías y los defensores de los discapacitados forman parte de una amplia coalición que presentó demandas separadas la semana pasada en un tribunal federal de Texas, acusando a los legisladores republicanos de violar la Ley Federal del Derecho al Voto y de discriminar intencionadamente a las minorías.
Algunos cambios apuntan directamente a la zona de Houston, donde el presidente, el demócrata Joe Biden, ganó el condado de 1.6 millones de votantes por un margen de 13 puntos porcentuales. En medio de la pandemia del COVID-19 del año pasado, los funcionarios electorales del condado de Harris ofrecieron centros de votación durante las 24 horas del día y la posibilidad de votar desde el auto, que ahora están prohibidos por la nueva ley.
El condado también intentó enviar solicitudes de voto por correo a más de dos millones de votantes registrados, pero a partir de ahora en Texas cualquier funcionario electoral que intente enviar una solicitud a alguien que no la pida podría enfrentarse a cargos penales.
Los observadores electorales partidistas también tienen derecho ahora a más movimientos, y los jueces electorales que los obstruyan también podrían enfrentarse a sanciones penales, lo que, según los demócratas, podría conducir a la intimidación de los votantes.
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En respuesta a las nuevas restricciones al voto en las cámaras estatales controladas por el Partido Republicano, los demócratas del Congreso quieren aprobar nuevas protecciones del derecho al voto a nivel federal, pero no han podido superar la oposición de los republicanos en el Senado.
La secretaria de prensa de la Casa Blanca, Jen Psaki, defendió el enfoque de Biden sobre el derecho al voto, diciendo que el presidente había utilizado su púlpito y había hecho de la vicepresidenta, Kamala Harris, la persona clave en este asunto.
Pero Psaki dijo que la Administración planeaba tomar medidas adicionales, aunque no especificó cuáles, para responder a las preocupaciones de los grupos de defensa del derecho al voto. "Les decimos a estos defensores: estamos con ustedes", dijo Psaki a los periodistas este martes a bordo del Air Force One, "hay más cosas en las que vamos a seguir trabajando juntos".
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Abbott firmó el proyecto de ley 100 días después de que los demócratas iniciaran un verano de maniobras desesperadas abandonando el Capitolio estatal para bloquear temporalmente la medida.
A eso le siguió que más de 50 demócratas volaron a Washington D.C. en julio para frustrar el proyecto de ley por segunda vez, lo que llevó a los republicanos a emitir órdenes de arresto civil en un esfuerzo por obligar a los demócratas a regresar, aunque nadie terminó siendo obligado a volver.
Pero las protestas no acabaron cambiando significativamente el proyecto de ley, lo que subraya la determinación de los republicanos de aprobar la medida y la fuerza de su mayoría dominante en el Capitolio de Texas.