El Senado de Texas, de mayoría republicana, aprobó el jueves una propuesta de ley que busca obligar a las escuelas del estado a tener la lista de los Diez Mandamientos en cada aula a partir del próximo año escolar.
La medida será sometida a votación en la Cámara de Representantes estatal y, de ser aprobada allí también, se enviaría al gobernador, Greg Abbott, para que la firme y la convierta en ley.
Phil King, senador republicano por Weatherford, afirmó, citado por The Texas Tribune, que la legislación "le recordará a cada estudiante en todo Texas la importancia de las bases de la fundación de Estados Unidos".

Durante una audiencia este mes, el legislador afirmó que los Diez Mandamientos son parte de la herencia de Estados Unidos y que había que traerlos de vuelta a las aulas.
King amplió, citado por el rotativo, que la Corte Suprema había pavimentado el camino para esta propuesta después de que respaldó a Joe Kennedy, un entrenador de un equipo de fútbol de secundaria en Washington, quien había dicho que había sido despedido por rezar durante los juegos. La Corte consideró que Kennedy rezaba como ciudadano, no como empleado del distrito escolar.
Por otra parte, el Senado estatal también aprobó una medida, presentada por la senadora Mayes Middleton, republicana por Galveston, que le permitirá a las escuelas públicas y chárter reservar tiempo para que los alumnos y empleados puedan leer la biblia y otros textos religiosos.
Los críticos de las medidas denunciaron la aprobación.
John Litzler, consejero general y director de Política Pública en Texas Baptists Christian Life Commission, mostró su oposición al considerar que el dinero de los contribuyentes no debe ir hacia textos religiosos y deben ser los padres, no las escuelas, quienes hablen a los niños sobre religión.
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"Debo tener el derecho de explicarle a mi hija los conceptos de adulterio y desear a su pareja", afirmó Litzler, citado por The Washington Post. "No debe ser de las primeras cosas que aprenda a leer en las clases de preescolar".
Por su parte, la Unión Estadounidense de Libertades Civiles (ACLU, por sus siglas en inglés) de Texas consideró la propuesta un "ejemplo de prioridades fracasadas y liderazgo fracasado".
"La Constitución de Estados Unidos expresamente prohíbe la relación entre la iglesia y el Estado, y la Constitución de Texas garantiza la libertad de culto", declaró al diario David Donatti, abogado de la ACLU de Texas. "Se pertenezca o no a una religión, las personas de todo tipo de fe y creencia deben juntas oponerse al respaldo del estado a una religión en particular".