El padre de un niño latino de 11 años que murió por un accidente en una atracción acuática en un parque recreativo de Iowa denunció que su hijo y otros miembros de su familia quedaron atrapados por los cinturones de seguridad cuando la embarcación se volteó.
"Veo las siluetas de mis hijos tratando de agarrarse entre ellos, de agarrarnos. Quieren que les ayudemos. No pudimos hacerlo", remememoró este martes en una entrevista a la cadena ABC.
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Michael Jaramillo falleció el domingo por las heridas sufridas, mientras que otro menor fue hospitalizado en situación crítica, informó el lunes el Departamento de Policía de Altoona. Otras dos personas padecieron lesiones leves.
"Siento que [el parque de atracciones] Adventureland me robó a mi bebé [...] Nunca tendré la oportunidad de verlo crecer", aseguró Sabrina Jaramillo, la madre del menor fallecido.
Las autoridades locales confirmaron que seis personas iban a bordo de la embarcación. Según el programa de televisión, todas pertenecían a la misma familia y el niño que está ingresado grave es el hermano mayor de Michael.
Las autoridades están investigando las causas del accidente, el segundo incidente mortal en esta atracción en cinco años. La atracción utiliza una cinta transportadora para mover grandes balsas circulares a través de los rápidos.
Después de que la embarcación volcara, los pasajeros fueron liberados por los servicios de emergencia y por un grupo de personas que vieron lo ocurrido.
Adventureland dijo que la atracción permanece cerrada desde el incidente y que el parque, de propiedad familiar, está cooperando en la investigación. El abogado Guy Cook, que representa al parque temático en casos de daños personales, aseguró que las pesquisas serán exhaustivas.
"La seguridad es la prioridad número uno en Adventureland", escribió Cook en un mensaje de texto a la agencia de noticias The Associated Press. "La atracción Raging River lleva funcionando casi cuatro décadas. Es segura", reiteró.
La atracción accidentada abrió esta temporada estival después de que una inspección estatal realizada el viernes determinara que estaba en buenas condiciones para funcionar, dijo Adventureland.
En junio de 2016, el empleado del parque Steve Booher, de 68 años, y otro trabajador que ayudaba a los pasajeros a subir y bajar de los botes fueron sacudidos cuando la atracción comenzó a moverse inesperadamente.

Booher cayó sobre la cinta transportadora a un metro de profundidad y quedó atrapado entre un bote y una pared lateral de hormigón, donde su cabeza fue golpeada repetidamente hasta que el operador de la atracción la cerró. Murió días después por un traumatismo craneal y cerebral.
La compañía de seguros del parque resolvió en diciembre pasado la demanda por homicidio involuntario presentada por la esposa de Booher y sus hijos adultos, por una suma no revelada.
La demanda alegaba que el operador de la atracción fue negligente al poner en marcha la atracción antes de tiempo, infringiendo las normas del parque, y al dejarla en funcionamiento mientras Booher sufría lesiones y los clientes le gritaban que la detuviera.