IE 11 is not supported. For an optimal experience visit our site on another browser.

¿Existe una mejor forma de identificar a los latinos en las encuestas oficiales? Algunos creen que sí

El Gobierno del presidente Joe Biden está recopilando sugerencias del público sobre su propuesta de cambiar los identificadores para las personas hispanas o latinas.

Por Edwin Flores y Suzanne Gamboa - NBC News

Erika Prosper, de ascendencia mexicana, recuerda que no sabía cómo rellenar los formularios del censo para su familia. “Nunca sentí que perteneciera a lo que se suponía es la población blanca”, cuenta esta mujer de 48 años. “De joven tuve la responsabilidad de completar el papeleo para mi familia y recuerdo haber seleccionado conscientemente ‘otro’ porque nos habían tratado como a otros”, explica.

Cuando llegó la última encuesta del censo en 2020, marcó multirracial para reflejar una mezcla de lo que, según ella, son sus raíces latinas e indígenas. “No creo ser la única”, afirma. Ron Nirenberg, alcalde de San Antonio y esposo de Prosper, es descendiente de judíos asquenazíes de Europa del Este y tiene raíces filipinas, malayas, indias y británicas.

Es posible que ambos tengan más opciones para elegir en el censo de 2030.

El Gobierno de Joe Biden trabaja para actualizar el método oficial de identificación de la raza y la etnia en Estados Unidos. Para ello, está recabando sugerencias del público sobre su propuesta del 27 de enero de cambiar la opción para quienes se identifican como hispanos o latinos o una versión de estos. Los interesados pueden enviar sus propuestas en el sitio web federal hasta el 12 de abril.

El Gobierno federal ha estado luchando durante décadas para reflejar la complejidad de la población cada vez más variada de personas con raíces latinas o hispanas. Las ramificaciones de los cambios propuestos son muy amplias, y van desde cómo se pregunta por la identidad de las personas en el censo hasta cómo identificaría un policía local a alguien citado por una infracción de tráfico.

El impacto desproporcionado de la pandemia en las comunidades de color y la falta de datos de algunos estados y localidades para mostrar sus tasas de contagios, hospitalizaciones, vacunaciones y muertes demostraron la necesidad de precisar la recopilación de dicha información.

“Los estados adoptan lo que hace el Gobierno federal. Sus escuelas, sus fuerzas de seguridad, todos ellos están siguiendo las indicaciones de lo que hace el Gobierno”, Señala Julie Dowling, autora de Mexican Americans and the Question of Race.

[Biden propone definir hispano/latino como raza en documentos federales]

La Oficina de Gestión y Presupuesto de la Administración Biden propone preguntar a la gente “¿Cuál es su raza o etnia?” seguido de la opción “Seleccione todo lo que corresponda”.

En una pregunta abreviada, habría casillas para marcar junto a las opciones “blanco”, “hispano o latino”, “negro o afroamericano”, “asiático”, “nativo americano o nativo de Alaska”, “de Oriente Medio o del Norte de África” y “nativo de Hawái o de las islas del Pacífico”.

Una propuesta alternativa es una pregunta más larga, que proporcione detalles bajo cada opción. Por ejemplo, después de “hispano” o “latino”, el encuestado podría elegir una casilla para “mexicano” o “mexicano estadounidense”, otra para “puertorriqueño”, y así sucesivamente. También se incluye una opción para escribir.

Según las normas actuales del Gobierno, en el censo de 2020 se pedía a los ciudadanos seleccionar primero si eran hispanos o no y, en caso afirmativo, de qué origen: mexicano, puertorriqueño, etcétera. Luego se les pidió que eligieran su raza, pero hispano o latino no estaba entre las opciones disponibles. Unos 26 millones de hispanos, es decir un 42%, marcaron “alguna otra raza”.

“El problema que tenemos ahora es que la gente se confunde y acaba por no completar la pregunta sobre la raza. Las personas piensan, ya indiqué que soy mexicano, así que ¿por qué tengo que marcar ‘otro’ u ‘otra raza’?”, reflexiona Arturo Vargas, director ejecutivo de la Asociación Nacional de Funcionarios Latinos Electos y Designados o NALEO (por sus siglas en inglés).

“La gente también se confunde porque considera que su latinidad es su identidad”, subraya Vargas.

Esa confusión se refleja en la evolución de los formularios del censo, que no tuvieron una pregunta de identidad hispana hasta 1980. “Mexicano” se agregó en 1930, pero se eliminó antes del siguiente censo en medio de protestas de activistas mexicano-estadounidenses y de México, asegura Julie Dowling, la autora de Mexican Americans and the Question of Race.

En los últimos años, “la gente veía los datos como una fuente de poder. Tenerlos era una forma en la que podías argumentar y defender a tu comunidad”, asevera.

[De indocumentada a Wall Street: ella es Julissa Arce]

Jathan Meléndez, de 24 años, es uno de los principales organizadores juveniles de Community Coalition, un grupo del sur de Los Ángeles que lucha contra el racismo sistemático y por la mejora de las relaciones entre negros y latinos. Al crecer como hombre negro birracial con raíces hondureñas, guatemaltecas y de Belice, asegura sentirse “encasillado” con las limitadas opciones raciales actuales.

“Siempre fue difícil elegir: había momentos en los que me identificaba como negro y otros en los que me identificaba como centroamericano”, señala. “Tenía que poner ‘otro’ y especificar que era centroamericano para sentirme cómodo en ese momento”.

A la pregunta de cómo respondería con las opciones propuestas actualmente, Meléndez afirma que “seguiría eligiendo negro porque temería que mi identidad como centroamericano sobre el papel limitara las oportunidades o los recursos o la voz de la comunidad negra porque eligiera no identificarme como negro”.

Los identificadores son fundamentales para hacer cumplir los derechos civiles, sostiene Vargas, remarcando que el primer uso de los nuevos datos del censo es para la redistribución de distritos. “Necesitamos saber dónde viven los latinos, dónde viven los afroamericanos, esencialmente para poder trazar distritos que cumplan la Ley del Derecho al Voto”.

“Si tenemos que el 40% de los latinos dicen que son de alguna otra raza, eso no ayuda a averiguar racialmente cuáles son estos latinos, ya que se están identificando en una categoría inexistente”, subraya.

Mark Hugo López, director de investigación sobre raza y etnicidad en el Pew Research Center, mantiene que para algunos, hispano o latino es una raza, mientras que para otros es una identidad derivada de los países de los que proceden, de su etnicidad y de los orígenes de sus familias y no está ligada a la raza.

“La raza y la etnia se ven y se consideran de forma diferente a como se ven aquí en Estados Unidos”, argumenta López. “Una de las preocupaciones con este cambio en particular no es sólo la identificación de la distribución racial y étnica entre los latinos, sino también si podríamos o no perder algo en los recuentos de los hispanos”, explica.

[Por qué los padres latinos se preocupan más por sus hijos: “Somos cariñosos, somos cálidos... eso puede excederse”]

Ha habido desacuerdo entre los latinos sobre si el formato de una sola pregunta era el mejor camino a seguir. Vargas dice que NALEO tuvo que ser persuadido, y lo fue, por investigaciones que mostraban que la pregunta combinada arrojaba datos más completos sobre los latinos.

Pero Nancy López, profesora de Sociología en la Universidad de Nuevo México, cuenta que la propuesta es problemática y sugiere una casilla para la categoría “moreno”.

“Si recogemos los datos hispanos sólo como datos de raza, entonces borramos a los latinos negros porque lo que estamos diciendo es, bueno, hay una raza latina, y vosotros sois mestizos o algo así. Es ridículo”, en opinión de López, hija de inmigrantes dominicanos.

La pregunta única propuesta impedirá ver los diferentes niveles de segregación entre los latinos y diluirá los datos sobre la diversidad de los latinos, lamenta. López pone el ejemplo de la actriz Anna Taylor-Joy, que es argentino-escocesa, encasillada en un artículo como mujer de color cuando ella se identifica como latina blanca.

“Cuando tienes cinco casillas marcadas, ¿quién sabe lo que van a hacer?” con esa información, se pregunta López.

Benjamín Casar, de 30 años, creció en Houston, Texas, y habla español. Su familia emigró de México en la década de 1980 y tiene ascendencia de partes del norte de África, España y Hawaii.

Al igual que Meléndez, a Casar le costó elegir la raza en los trámites burocráticos. Recuerda haber preguntado a su madre “¿Qué somos?” y “¿Cuál elijo?” cuando era más joven.

Si saliera adelante la propuesta de incluir hispano o latino en la sección de raza y etnia, asegura que intentará que todas las culturas de su familia estén representadas y marcará todas las que correspondieran.