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El policía del Capitolio que baleó a una asaltante rompe el silencio: “Salvé incontables vidas”

En una entrevista exclusiva, el sargento Michael Byrd habla de la traumática experiencia y asegura que solo disparó como “último recurso” cuando la turba se abalanzó para irrumpir en el recinto lleno de congresistas.

Por Rich Schapiro, Anna Schecter y Chelsea Damberg - NBC News

En los caóticos minutos antes de que le disparara fatalmente a Ashli ​​Babbitt durante el asalto al Capitolio el 6 de enero, el teniente Michael Byrd solo pensó en las puertas de cristal que conducían al vestíbulo del recinto de la Cámara de Representantes.

Allí se escondían entre 60 y 80 representantes junto con sus asesores y el trabajo de Byrd era protegerlos.

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An asylum seeker boy is seen among tents at the Juventud 2000 migrant shelter in Tijuana, Baja California state, Mexico on June 19, 2020, amid the new coronavirus pandemic. - Thousands of asylum seekers wait in Mexico for the US Departments of Justice and Homeland Security to resume the migration hearings after they were suspended due to the COVID-19 pandemic. The World Refugee Day is commemorated on June 20. (Photo by Guillermo Arias / AFP) (Photo by GUILLERMO ARIAS/AFP via Getty Images)AFP via Getty Images / AFP via Getty Images

Mientras la turba tomaba la sede del Congreso, Byrd y algunos otros oficiales de la Policía del Capitolio erigieron una barricada con muebles frente a las puertas.

El teniente Michael Byrd de la Policía del Capitolio
El teniente Michael Byrd de la Policía del Capitolio, en una entrevista con el presentador Lester Holt de NBC News.NBC News

"Cuando atrancamos las puertas, básicamente quedamos atrapados donde estábamos", dijo Byrd en una entrevista exclusiva con el presentador de televisión Lester Holt de nuestra cadena hermana NBC News, hablando públicamente por primera vez desde el motín. “No había forma de retirarse. No hay otra forma de salir”, agregó.

"Si logran pasar esa puerta, llegarán directo a los miembros del Congreso”, razonó Byrd, quien dio permiso a NBC News para usar su nombre después de que las autoridades se negaron a revelarlo.

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Byrd se enteraba de lo que estaba ocurriendo fuera por su radio de policía. Durante varios minutos, escuchó con una cascada de mensajes alarmantes.

"Oficial caído", escuchaba que gritaban. Sus compañeros atacados por alborotadores con agentes químicos también gritaban de dolor. Incluso escuchó un reporte de un agente al que le habían volado las yemas de los dedos.

"Lo transmitieron al aire, literalmente", dijo Byrd, "me dije: 'Está bien, esto se está poniendo serio".

Pronto llegó una horda de asaltantes. Byrd, un veterano con 28 años trabajando para la Policía del Capitolio, desenfundó su arma y adoptó una postura defensiva mientras la turba rompía las puertas de vidrio.

Asegura que les gritó varias veces que se regresaran. Pero los asaltantes siguieron avanzando, y luego uno solo de ellos trató de meterse por una de las puertas.

Lo que sucedió después fue capturado en video: Byrd disparó un tiro, dándole a Babbitt en el hombro.

Babbitt, de 35 años, una veterana de la Fuerza Aérea y ferviente partidaria del expresidente Donald Trump, cayó al suelo. Murió a causa de sus heridas más tarde.

Su muerte se convirtió en un motivo de campaña política para la extrema derecha, que describió a Babbitt como una mártir. El propio Trump declaró que había sido asesinada y sugirió, falsamente, que el oficial que le disparó trabajaba para un demócrata de alto rango.

Para Byrd, que es negro, el incidente le dio un vuelco a su vida. Ha estado escondido durante meses después de recibir una avalancha de amenazas de muerte y ataques racistas, que comenzaron cuando su nombre se filtró en sitios web de derecha.

Pero en su entrevista con Holt, Byrd afirma que no tiene dudas de que tomó la decisión correcta a la luz de las circunstancias.

"Sé que ese día salvé innumerables vidas", aseguró Byrd. “Sé que los miembros del Congreso, así como mis compañeros oficiales y el personal, estaban en peligro y en grave peligro. Y ese es mi trabajo", aseveró.

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Byrd dijo que no sabía si la persona a la que le disparó llevaba un arma. Más tarde supo que la instigadora era una mujer desarmada.

Cuando se le preguntó por qué jaló del gatillo, Byrd explico que era su "último recurso".

"Traté de esperar tanto como pude", le dijo a Holt. “Esperaba y rezaba para que nadie intentara entrar por esas puertas. Pero su incumplimiento me obligó a tomar las medidas adecuadas para salvar la vida de los miembros del Congreso y de mí y de mis compañeros", agregó.

Partidarios del entonces presidente Trump irrumpen con violencia en el Capitolio
Partidarios del entonces presidente Trump irrumpen con violencia en el Capitolio el 6 de enero de 2021.Getty Images

‘Los cánticos aumentaron’

Los días antes del 6 de enero no tuvieron nada de extraordinario para Byrd, originario de Washington D.C. Se reunió con otros oficiales de la Policía del Capitolio para revisar el plan de seguridad de cara a la certificación de la victoria de Joe Biden en las elecciones presidenciales.

"No recibimos información específica que nos obligara a cambiar o ajustar nuestra postura. En ese momento, se sintió como un evento de rutina que había hecho durante los últimos 28 años de mi carrera", explicó.

Aunque Byrd reconoció un factor que complicaba las cosas: había menos oficiales bajo su mando, en gran parte por ausencias relacionadas con el COVID-19.

Cuando cientos de partidarios de Trump furibundos por los resultados electorales se trasladaron al Capitolio, los enfrentamientos violentos con la policía se transmitieron por televisión. Pero Byrd, quien resguardaba el recinto de la Cámara de Representantes, no pudo mirarlos. Dependía de su radio policial.

Cuando Byrd comenzó a escuchar reportes de agentes caídos, desconocía el alcance de sus lesiones. En un momento, dijo Byrd, un mensaje todavía más alarmante le llegó por la radio: un informe de disparos, aunque más tarde supo que era falso.

Después de escuchar por la radio que la turba había entrado al edificio, Byrt entró a prisa al recinto y le dijo a los miembros de la Cámara de Representantes que se escondieran debajo de sus sillas y que se mantuvieran alejados de las puertas y ventanas.

Capitolio
Simpatizantes de Trump asaltando el Capitolio el 6 de enero de 2021.John Minchillo / AP

Les informó que habían encontrado bombas caseras en las inmediaciones del edificio y que los asaltantes estaban usando armas en contra los oficiales. “Necesitan recoger sus máscaras antigás”, les dijo Byrd.

Y dio una instrucción más: les pidió a los miembros de la Cámara Baja que hicieran algo para ocultara su identidad en caso de que se encontraran cara a cara con los partidarios de Trump.

“Una de las cosas que era imperativo informar a los miembros era que se quitaran los alfileres que los identificaban”, dijo Byrd. "Que se quitaran las chaquetas, para parecerse al personal tanto como fuera posible", agregó.

Cuando Byrd salió corriendo del recinto, vio que el capellán de la Cámara Baja había comenzado a rezar una oración con los miembros del Congreso.

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“Creo que fue en ese momento [que] los congresistas también empezaron a creer que podrían sufrir daños o lesiones graves”, contó Byrd.

Entonces Byrd y los demás oficiales que estaban en el recinto rápidamente hicieron una barricada frente a las puertas de vidrio con todos los muebles que pudieron hallar.

"En ese momento fue cuando me di cuenta de que estaban aquí", dijo Byrd, refiriéndose a los asaltantes. “Los cánticos se hicieron más fuertes. No pude entender lo que estaban diciendo, pero sonaba como si hubiera cientos de personas afuera de esa puerta", precisó.

Un video grabado por una persona entre la multitud muestra a dos oficiales apostados frente a la puerta. Muy superados en número, terminan por hacerse a un lado.

Según Byrd, él no sabía que esos dos policías estaban allí y tampoco podía ver a los cientos de partidarios de Trump detrás de la puerta porque los muebles apilados obstruían su vista. Tampoco sabía si estaban armados o no.

 “Me era imposible ver lo que había al otro lado”, explicó.

A quien sí pudo ver fue a una persona, Babbitt, que estaba tratando de meterse a través de los vidrios rotos.

"No pude ver sus manos por completo o lo que había en su mochila ni pude saber cuáles eran sus intenciones. Pero antes de eso habían sido violentos”, afirmó Byrd.

En sus 28 años de servicio esa fue la primera vez que Byrd disparó su arma. En los minutos siguientes, ayudó a los representantes y sus asistentes a salir del edificio. No fue sino hasta más tarde esa noche, cuando vio las noticias en la televisión que pudo comprender el alcance de los disturbios en el Capitolio.

El abogado de la familia de Babbitt describió el incidente como una "emboscada", alegando que el oficial no dio ninguna advertencia antes de disparar. La familia de Babbitt ha manifestado su intención de presentar una demanda civil contra la Policía del Capitolio; anteriormente había presentado documentos judiciales en busca del nombre del oficial que le disparó.

El abogado, Terry Roberts, no respondió a una solicitud de comentarios de NBC News.

Byrd dice que le dolió la garganta durante varios días por los gritos que había dado para pedirles a los asaltantes que se detuvieran y se hicieran para atrás mientras ellos estaban golpeando las puertas de cristal.

Byrd también se burló de las acusaciones de que tenía una agenda política.

“Hago mi trabajo para los republicanos, para los demócratas, para los blancos, para los negros, rojos, azules, verdes. No me importa su afiliación", dijo.

Cuando Trump fue presidente, explicó Byrd, él lo acompañó a través del Capitolio en numerosas ocasiones. "Si él estuviera en el Capitolio y yo fuera responsable de él, haría lo mismo por él y su familia", aseguró.

Jake Angeli es un activista de la extrema derecha y simpatizante de Donald Trump, originario de Arizona. Fue una de las figuras más llamativas durante al ataque al Capitolio el 6 de enero.
Jake Angeli es un activista de la extrema derecha y simpatizante de Donald Trump, originario de Arizona. Fue una de las figuras más llamativas durante al ataque al Capitolio el 6 de enero.Manuel Balce Ceneta/AP

En los días posteriores al 6 de enero, el nombre de Byrd se filtró en medios de comunicación de derecha y foros en línea. Luego vinieron las amenazas.

"Hablaron de matarme, de cortarme la cabeza", dijo Byrd, y agregó que también hubo ataques racistas.

"Todo es descorazonador, porque sé que estaba haciendo mi trabajo", sentenció.

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Pero la parte más difícil ha sido el efecto que eso ha tenido en su familia. Una lágrima se deslizó por su mejilla derecha mientras lamentaba cómo ha cambiado la vida que construyó con tanto esfuerzo.

"A veces, no puedes hacer nada más que llorar", dijo Byrd, con la voz cada vez más pesada. “Sentiste que hiciste tu trabajo. Ayudaste a proteger a los líderes legislativos de este país y luchaste por la democracia y por mantenerlos establecidos".

Un incidente que tuvo Byrd hace varios años también ha ganado una renovada atención en línea: en 2019, dejó su arma de servicio en un baño, donde otro oficial finalmente la descubrió.

En la entrevista de NBC News, Byrd describió el incidente como un "error terrible".

“Lo reconocí. Me penalizaron por ello. Seguí adelante”, explicó.

Después de haber permanecido en silencio durante siete meses mientras se llevaban a cabo las investigaciones, Byrd afirmó que quería hablar para contrarrestar las tergiversaciones de sus acciones, incluso si hacer eso lo expone a más amenazas y odio.

"Es algo que da miedo. Una vez más, creo que mostré muchísima valentía el 6 de enero, y es hora de que lo vuelva a hacer", dijo.

Sabe que hay personas que no están de acuerdo con sus acciones y que probablemente nunca lo estarán.

"Espero que entiendan que hice mi trabajo. Había una amenaza y un peligro inminentes para los miembros del Congreso. Solo quiero que se diga la verdad", explicó el oficial.