Long Beach, CALIFORNIA. La División de Investigación Criminal del Ejército ha concluido que la muerte el 13 de marzo de 2023 de la soldado hispana Ana Basaldua Ruiz en la base militar texana de Fort Hood (renombrada posteriormente Fort Cavazos) fue un suicidio, según su reporte final, al que tuvo acceso en exclusiva Noticias Telemundo. La investigación deja ver la cultura tóxica permisiva con el acoso a las mujeres (que Basaldua dijo haber sufrido antes de su muerte) e incidentes como la agresión de un sargento –que intentó asfixiarla– o el haber sido forzada a cambiar de unidad tras una “relación inapropiada” que tuvo con ella un mando, quien no fue castigado.
Los documentos a los que tuvo acceso Noticias Telemundo arrojan luz sobre el tortuoso paso de Basaldua por el Ejército. Se alistó en agosto de 2021, con 18 años, y en diciembre fue asignada a la base texana, donde pronto comenzó a quejarse con algunos colegas y a su familia de que era acosada por el líder de equipo que se le asignó como consejero. El hombre, cuya identidad no fue revelada por el Ejército, se ponía celoso y se molestaba si la veía hablando con otros, según los documentos del Ejército; ella le describió como una persona “intensa” que la hacía sentir “asfixiada”, según testimonios de militares que la conocieron bien.
En 2022 la base militar investigó esa posible situación de acoso denunciada por la familia de la soldado tras su muerte y concluyó que existió una "relación inapropiada", según se menciona en el informe final. Sin embargo, ella fue trasladada de pelotón, mientras que su supervisor fue ascendido de rango y asignado a otra brigada “para tener un nuevo comienzo como líder”.
La investigación del Ejército también revela que Basaldua fue agredida físicamente en diciembre de 2022 por un sargento, con quien mantenía una relación, aunque no hay evidencia de que presentara una queja formal por ello a la cadena de mando. En marzo de ese año, el militar, cuyo nombre no revela el informe, admitió a los investigadores que “era posible” que en una ocasión intentara asfixiarla, pero dijo que lo hizo “en son de broma”. El informe no revela ninguna acción disciplinaria contra el militar, y la familia de Basaldua está presionando para que al menos se incluya en su expediente una mención permanente de la agresión.
Más allá de estos dos incidentes, los testimonios de militares entrevistados por la División de Investigación Criminal parecen exponer la persistencia de una cultura tóxica y permisiva de acoso en el Ejército, pese a los cambios introducidos a raíz del asesinato de la soldado Vanessa Guillén en esa misma base en abril de 2020.

Una de las personas entrevistadas por los investigadores, un sargento mayor que reclutó a Ana Basaldua en California en 2019, y cuya identidad no se desvela en el informe, explicó que mantenía contacto con la soldado y sabía que ella “estaba siendo acosada por sus compañeros de trabajo” en la base militar. Aunque no ofreció detalles, dijo que creía que se debía a que “ella era una mujer en un campo dominado por hombres”. El sargento, entrevistado el 1 de mayo por los investigadores, explicó que, cuando reclutó a Basaldua, le advirtió “sobre las realidades de ingresar a un MOS [un especialista militar] dominado por hombres siendo una mujer”.
Otro militar, excompañero de Basaldua en Fort Hood y ahora destacado en Fort Stewart, en Georgia, dijo a los investigadores que en una ocasión el sargento de su pelotón le pidió escoltar a la joven a un patio de vehículos porque “los mecánicos hacían comentarios inapropiados a las mujeres y las hacían sentir incómodas”.
Y un excompañero del pelotón al que Basaldua fue trasladada luego de quejarse de acoso sexual dijo a los investigadores que el sargento que lideraba el grupo “favorecía a las mujeres en la unidad y notó que siempre se les pedía a mujeres que fueran sus conductoras”. También afirmó haber visto un video en el que aparecía a una mujer “bailando sobre” el sargento, lo cual él consideró “inapropiado”.
El informe también expone que en octubre de 2022 se realizó otra investigación por acoso sexual en la misma compañía donde estaba Basaldua, en un caso independiente de la soldado y que involucró a dos militares con rango de sargento, según informó a la División de Investigación Criminal al comandante de la compañía, quien dijo desconocer los resultados de la pesquisa.
Los padres de Ana Basaldua han acusado al Ejército de permitir una cultura de acoso en contra de sus militares, especialmente de las mujeres, y relataron a Noticias Telemundo que no están satisfechos con las conclusiones de la investigación sobre la muerte de su hija.

Tampoco aceptan la versión de que ella se quitó la vida. “Anita no lo hizo. No estoy de acuerdo con lo que dicen los investigadores”, dijo a Noticias Telemundo su padre, Baldo Basaldua, en una entrevista el martes en su casa en Long Beach, California.
“Mi hija no se suicidó, a mi hija la suicidaron”, coincidió su madre, Alejandra Ruiz Zarco, entrevistada por Noticias Telemundo el lunes en Tacámbaro, en el estado mexicano de Michoacán (donde nació Basaldua, que obtuvo la nacionalidad estadounidense en 2020).
“Ana Fernanda era una niña tan alegre y llena de vida. A ella se le hizo muy difícil darse cuenta de cuál era la realidad en el Ejército: es mucho el encierro, es bastante la presión psicológica, la presión física y laboral que ellos viven”, dijo su madre
Mi hija no se suicidó, a mi hija la suicidaron”
Alejandra Ruiz Zarco, madre de Ana Basaldua
Noticias Telemundo envió preguntas a la base militar sobre los hallazgos del informe y los testimonios que dibujan un ambiente tóxico contra las mujeres, pero hasta ahora no ha respondido. En marzo, días después de la muerte de Basaldua, el comandante de la base, Sean C. Bernabe, dijo que tomaba cualquier denuncia de acoso “muy seriamente” y que se estaba investigando el caso para “adoptar acciones”. “El acoso de cualquier tipo es contrario a los valores del Ejército”, afirmó entonces.
La División de Investigación Criminal del Ejército confirmó a Noticias Telemundo que la investigación sobre la muerte de Basaldua "ha sido terminada" y que "tuvo en cuenta todas las posibilidades, circunstancias, pruebas relevantes e incidentes asociados con la trágica muerte" de la soldado.
Sus hallazgos los trasladó al comando militar, para "su disposición y adjudicación", señala la declaración enviada.

Tras la muerte de Basaldua, el Ejército inició una investigación sobre la cultura de mando y el clima que existían en la base militar mientras la joven estaba en servicio, pero la familia aún espera los resultados, explicó el abogado que los asesora, Ryan Guilds. “Aún no hemos recibido los resultados de la investigación del comando, a pesar de los meses transcurridos desde la muerte de Ana”, afirmó.
“Cuando Ana se unió al Ejército era una joven feliz y enérgica, con muchos sueños y posibilidades que ahora se han ido. Y no hemos recibido una explicación sobre como fue tratada en los días y horas previos a su muerte y qué pasos pudo haber tomado el Ejército o cuales no tomó para evitar su muerte”, indicó el abogado.
En la misma base donde perdió la vida Basaldua, que alberga a unos 40,000 militares, cuatro soldados han muerto en agosto, según informó en un comunicado en el que concluye que no hay ningún patrón en estas muertes "más allá de que fueron cuatro hombres y asignados todos a la Primera División de Caballería" (la misma en la que servía Basaldua).
En el primer trimestre de 2023 se registraron 94 suicidios de miembros activos del Ejército (entre ellos, Basaldua), un aumento del 25% respecto al mismo período del 2022, cuando hubo 75.
El grupo de protección legal militar Protect Our Defenders, que ha brindado asesoría a la familia de Basaldua durante la investigación, criticó lo que ve como un “silencio del Ejército que lo dice todo” en torno a la muerte de la joven.
“Meses después de su muerte, las circunstancias que rodearon la trágica muerte de Ana Fernanda Basaldua Ruiz siguen sin respuesta. Persisten las incertidumbres y las consultas siguen sin respuesta”, dijo su vicepresidente, Josh Connolly, a Noticias Telemundo.

Una relación “inapropiada” e “indebida”
Basaldua llegó a Fort Hood en diciembre de 2021 tras completar su entrenamiento en la base militar de Fort Leonard Wood, Missouri. Fue destacada como ingeniera de combate en la compañía Bravo de la Primera División de Caballería, donde se le asignó un líder de equipo para darle “tutoría y entrenamiento físico adicional” en sus primeros meses de servicio, según el informe de los investigadores.
A mediados de marzo de 2022, Basaldua comenzó a manifestar su inconformidad con la actitud del líder de equipo, que ese entonces ocupaba el rango de especialista. Según los documentos, Basaldua le comentó a otra soldado de su compañía —solo habían dos mujeres en la compañía Bravo en ese momento— que el militar se molestaba y le lanzaba “miradas intimidantes” si la veía hablar con hombres.
Según el testimonio de esa soldado, que no aparece identificada en el informe, un día mientras comían en un restaurante Basaldua le mostró un mensaje de texto que su líder le envió después de verla hablando con un sargento: “Parece que escogiste a otra víctima”.
La excompañera de unidad, entrevistada por los investigadores el 24 de marzo, declaró que cuando Basaldua estaba con sus colegas en el gimnasio, el líder de equipo la miraba fijamente y la “hacía sentir incómoda y asfixiada”, hasta el punto de que la soldado empezó a evitarle debido a esa actitud intimidatoria.
La excompañera de unidad llevó a Basaldua ante el sargento de su escuadrón para que le hablara de los problemas que sufría. Según declaró, después de que ella llevara su queja al mando, el líder de equipo “comenzó a ignorar a Basaldua en el trabajo, no la ayudaba a desarrollarse como soldado, y empezó a pedir que la sacaran del pelotón”, señalan los documentos. El informe de investigación no especifica si el sargento al que ella le contó lo que estaba viviendo tomó alguna acción al respecto.

Al menos cuatro militares entrevistados dijeron a los investigadores que Basaldua les habló sobre los problemas que tenía con su líder de equipo. Una soldado amiga, destacada en Fort Knox, Kentucky, y con quien mantenía comunicación casi a diario, declaró a los investigadores que Basaldua le dijo que “su consejero coqueteaba con ella y hacía comentarios sobre su apariencia”, y “aparecía en su barraca [dormitorio] sin previo aviso, en varias ocasiones, con ganas de pasar el rato”.
Según el testimonio de esa amiga descrito en el informe de la CID, Basaldua se sentía “frustrada” con la situación, pero no quería reportar las acciones de su consejero para no “sentirse como víctima”. Además, “sentía que si hablaba sobre las acciones de su consejero, habría consecuencias”.
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“Al principio tenía miedo, porque no se quería meter en problemas ni nada de eso. Pero ella lo reportó, supuestamente que le iban a quitar el rango a ese sargento, pero no terminaron de quitárselo. Él siguió allí en la misma compañía, lo único que hicieron fue pasar a Basa a un platoon diferente”, dijo esa misma soldado a Noticias Telemundo en marzo, días después de la muerte de su amiga.
Otro soldado, de origen mexicano, como Basaldua, que la conoció cuando ella fue trasladada de pelotón, dijo a los investigadores que la escuchó decir que el consejero la hacía sentir “incómoda” y que “siempre se ofrecía a llevarla a comprar alimentos y no le gustaba que otros soldados se ofrecieran a ayudarla”.
La joven también informó a sus padres de la situación. “La persona que la recibió [en Fort Hood], ella se sintió incómoda con él. Me decía: ‘Mami, es que no puedo ni siquiera agarrar el teléfono porque me dice: ¿Con quién estás hablando?’”, narró a Noticias Telemundo la madre de Basaldua la semana pasada.“La tenía controlada”, dijo su padre al recordar conversaciones con su hija.

Según detalla el informe de los investigadores del Ejército, en junio de 2022, cuando en la división corrían ya los “rumores” de una relación romántica entre Basaldua y su líder de equipo, y meses después de que la soldado elevara sus quejas a la cadena de mando, Fort Hood abrió una investigación del caso.
Concluyó que existía “una relación inapropiada” y “familiaridad indebida” entre ambos, pero descartó que hubiera acoso sexual. El oficial investigador recomendó que ambos fueran apartados y que el líder de equipo, quien fue promovido de rango tras recibir un curso, fuera enviado a otra brigada para que tener “un nuevo comienzo como líder”.
La madre de Basaldua rechaza el resultado de la investigación y criticó la decisión de la base de trasladar a su hija de pelotón y permitirle al líder de equipo seguir su carrera sin una sanción.
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“¿Cómo no va ser acoso? Por amor a Dios [...] ¡Claro que era acoso!, por supuesto que era acoso [...] Yo le bajaba o quitaba el rango [al soldado]”, dijo la mujer, “Mi hija no era responsable de provocar a nadie [...] En los últimos días de enero me dijo en tono de reclamo: ‘Mami porque me hiciste bonita. Es como si fuera un pecado ser bonita. Tienes que pasar desapercibida para que no te molesten”.
El líder de equipo de Basaldua fue entrevistado por la División de Investigación Criminal el 21 de marzo, una semana después de la muerte de la soldado. Ya con rango de sargento, negó los alegatos y aseguró que “él quería lo mejor” para Basaldua y que desde que lo asignaron como su guía le dijo que “nunca entablaría una relación inapropiada con ella”. Aseguró que le “advirtió sobre otros soldados varones en la unidad y que no todos los soldados eran sus amigos y querían lo mejor para ella”.
Sin embargo, dijo que era él quien se sentía “incómodo” de tenerla a su alrededor y que solicitó a sus superiores en varias ocasiones que sacaran a la joven de la unidad. También acusó al liderazgo de la unidad de “ponerlo en malas situaciones”, al mantener a la soldado bajo su liderazgo.

El militar aseguró que fue él quien pidió al mando investigar la relación y se mostró molesto con la base militar porque sentía que las pesquisas “solo se enfocaron en que Basaldúa fuera víctima de acoso, cuando fue él quien solicitó la investigación”, según señalan los documentos de la División de Investigación Criminal del Ejército.
El consejero también relató que, cuando se enteró de las quejas de Basaldua sobre su actitud, pidió sentarse con Basaldua en presencia de los líderes del escuadrón y de su pelotón, así como el sargento del pelotón. Aseguró que frente a ellos, Basaldua dijo que “no se sentía acosada” por él, según se detalla en los documentos. El 27 de mayo de 2022, semanas antes de que la base investigara el posible acoso sexual, Basaldua fue trasladada de pelotón, tal como pidió el consejero militar.
Consultada sobre este caso concreto, la base no ha respondido aún.
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Durante el año fiscal de 2022, el Departamento de Defensa recibió 8,942 denuncias de agresión sexual de miembros de las Fuerzas Armadas —ocho de cada 10 casos ocurrieron en el servicio militar—, un ligero aumento con respecto al anterior, tras los escándalos recientes en bases como Fort Hood que originaron modificaciones legales como tipificar el delito de acoso sexual por primera vez en el sistema de justicia militar. No obstante, la mayoría de agresiones sexuales no se reportan: solo uno de cada diez hombres y tres de cada diez mujeres que sufren ataques de este tipo lo denuncian, según estimaciones del Departamento de Defensa.
Quizá es el miedo a sufrir represalias lo que frena a las víctimas para denunciar a sus atacantes: la tercera parte de los militares que sufrieron una agresión sexual dicen que experimentaron algún tipo de represalias después del ataque, según un estudio de RAND Corporation publicado en 2021. Quienes presentan denuncias tienen más probabilidades de sufrir represalias que quienes guardan silencio, según el estudio.

“Me estaba asfixiando y no podía moverme”
Dos días después de la muerte de Basaldua, los investigadores del Ejército examinaron varios diarios de la joven que encontraron en su habitación. En uno de ellos hallaron una nota escrita el 10 de diciembre de 2022, en la que Basaldua detallaba un ataque que sufrió a manos de un soldado con el que tenía una relación, y cuya identidad el Ejército mantiene oculta. En la nota, escrita en español, la soldado narra cómo su compañero intentó asfixiarla.
“Algo pasó ayer y realmente no me gustó mucho lo que pasó, pero qué puedo hacer. Estaba con [nombre ocultado por el Ejército] y él se enojó conmigo por algo tonto. Me dijo “wtf, ¿por qué tuve que poner eso en su almohada? Me estaba asfixiando y no podía moverme, y pensó que eso era súper divertido”, escribió.
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“Me sentí muy mal y no sabía cómo irme”, escribió Basaldua, “sinceramente no me gustó nada de esto, y Dios mío, espero no volver a verlo nunca más”.
En su diario, Basaldua relató que luego del ataque le escribió a una soldado amiga pidiéndole que la llamara por teléfono para tener una excusa para salir de la habitación y alejarse del hombre. Su amiga confirmó este hecho a los investigadores y mostró los mensajes que le envió Basaldua. También dijo que ese mismo día la joven le contó de la agresión; ella no lo reportó a la cadena de mando porque creía que Basaldua no habría querido que lo hiciera.
En la misma página donde detalla la agresión que sufrió, Basaldua también escribió sobre los libros que quería leer en enero de este año: Bunny, de la escritora Mona Awad; La Mujer Rota, de la francesa Simone de Beauvoir; Historia universal de la infamia, de Jorge Luis Borges y El Vencedor está solo, de Paulo Coelho.

La joven compartió detalles del ataque con sus padres y con al menos tres militares. Uno de los soldados, entrevistado el 12 de abril de este año, dijo a los investigadores del Ejército que Basaldua se lo contó en la víspera del Año Nuevo de 2022, cuando la vio en una fiesta en sus barracas. Ella le dijo que estaba “tratando de romper la relación gradualmente” y le pidió no reportar el incidente a sus superiores.
Según el testimonio recabado por los investigadores, la pareja inició su relación en septiembre de 2022 y siguieron viéndose algunos meses después del ataque. El padre de la soldado, Baldo Basaldua, le dijo a Noticias Telemundo que su hija le contó que su novio la empujó contra la pared y puso su brazo en su cuello, tratando de asfixiarla y cuando ella lo increpó, le dijo que “estaba jugando”.
“Me dijo que había salido con este muchacho, que era muy celoso y que estaban juntos. Pero me dice ella ‘me ahorcó, sentí como que me estaba ahorcando, sentía como que ya’...”, recordó su padre sobre la conversación que tuvo con la joven. “Le dije: ¿qué tipo de juego es ese? Eso está mal, le dije pues déjalo, no andes con esa persona. Esa persona está mal de la cabeza”, agregó.
Entrevistado el 22 de marzo, el militar que la agredió, quien tiene un rango de sargento, dejó ver a los investigadores que el incidente sí ocurrió, pero aseguró que el intento de asfixia fue “en son de broma” y que Basaldua no le manifestó su molestia, según su testimonio, incluido en los documentos de la investigación.

La División de Investigación Criminal presentó su reporte de la agresión el 21 de abril, pero hasta ahora no hay registro de que el Ejército haya tomado ninguna acción contra el militar que agredió a la joven. El abogado que asesora a la familia, Ryan Guilds, dijo a Noticias Telemundo que el Ejército está contemplando dar al soldado una carta de reprimenda, un tipo de castigo administrativo emitido contra los miembros que incumplen las normas del servicio militar. Sin embargo, esa no es una decisión final.
La familia está presionando para que dicha censura quede en el expediente permanente del soldado. De lo contrario, una carta de censura podría desaparecer del expediente de un soldado si este cambia de lugar de servicio o después de tres años, lo que ocurra primero, según señala el Ejército.
Amenaza de expulsión por dos incidentes
En los meses previos a su muerte, la vida de Basaldua en la base militar se complicó aún más. En diciembre, la soldado dio positivo por marihuana en un análisis de orina, por lo que el Ejército le asignó tratamiento clínico por uso de drogas y le abrió un proceso de separación. A un terapeuta militar que la estaba ayudando, Basaldua le dijo que consumió marihuana “sin saberlo”; a un soldado amigo le explicó que las trazas de droga eran producto de unas gummies de cannabis que consumió en su casa mientras estaba libre de permiso pensando que “eran gomitas regulares”.
Casi todos los soldados entrevistados por los investigadores coincidieron en que la personalidad de Basaldua cambió de forma radical en diciembre, después de la agresión del sargento y de que el Ejército le abriera el proceso de separación.
Según el testimonio de un compañero de pelotón “la personalidad de Basaldúa había cambiado y ya no era ella misma, una vez que se produjo el análisis de orina positivo”. Su “conducta cambió”, dijo.

La amiga de Basaldua en Fort Knox explicó a los investigadores, que después de dar positivo por marihuana, la base militar le restringió la salida y se le asignaron tareas adicionales, por lo que la joven no pudo viajar a casa para las fiestas navideñas de 2022. A partir de ese momento notó cambios en su comportamiento —pasaba más tiempo sola, leyendo o durmiendo en su habitación, dejó de ir al gimnasio, y tardaba en responder a sus mensajes— y la escuchó decir que ya no quería estar en el servicio militar.
Un sargento que fue su amigo en Fort Hood dijo a los investigadores que se la topó en enero de este año y la vio “triste y deprimida”. El soldado amigo de origen mexicano dijo a los investigadores que Basaldua “odiaba estar restringida”, luego de que dio positivo por drogas y “parecía deprimida y quería terminar con el Ejército”.
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También criticó a su unidad al considerar que “le falló” a Basaldua al no darle una segunda oportunidad después de que diera positivo por drogas. “Una vez que falló el análisis de orina, la unidad solo se centró en sacarla del Ejército y no en brindarle ninguna ayuda”, dijo el soldado, según el reporte.
La madre de Basaldua dijo a Noticias Telemundo que habló con su hija por última vez el 8 de marzo, cinco días antes de su muerte. Aseguró que no la escuchó triste, pero le sorprendió que le dijera que ya no quería estar en el Ejército.
El 21 de febrero, sin embargo, Basaldua le contó al terapeuta en la base que quería quedarse en el Ejército y mostró esperanzas de que la dejaran seguir en servicio. El 8 de marzo, en otra sesión de terapia, se mostró feliz y dijo que creía que su comandante le permitiría seguir en el Ejército, según el informe de investigadores.

Pero el 11 de marzo de 2023 ocurrió un incidente que dejó a Basaldua contra la pared. Ese sábado, cerca de las 2 de la tarde, Basaldua y otros dos soldados fueron arrestados por la policía militar luego de que intentaran llevarse seis perfumes y un brillo de labios sin pagar de una tienda ubicada dentro de la base. El valor de los objetos era de 346 dólares, según el reporte del incidente.
Basaldua admitió su culpa y quedó expuesta a otro proceso de separación del Ejército. “Estoy dispuesta a hacer todo lo que pueda para solucionarlo, recibiré mi castigo por mis acciones, realmente lamento lo que hice”, escribió la joven en la declaración jurada que entregó a la policía militar.
Ese mismo día, pasadas las 9 de la noche, la joven habló por videollamada con su padre y le contó del incidente, diciendo que fue malo pero la policía fue amable con ella.
El domingo 12 de marzo la joven tenía que presentarse a las 9 de la mañana a realizar trabajos extra al edificio 32023. A las 10 de la mañana, el suboficial de guardia la liberó de sus labores. Fue la última vez que fue vista con vida, según el reporte del Ejército.
Soldados entrevistados por los investigadores dijeron que Basaldua estaba angustiada por la posibilidad de ser apartada del Ejército tras su arresto. El análisis de su teléfono mostró que su última entrada en internet fue a las 9:30 de la mañana de ese domingo, cuando buscó: “¿Qué sucede cuando recibes una baja deshonrosa?”.

Diez minutos después envió sus últimos mensajes de texto a su papá: “Todo mi vida está mal”. También le escribió que se quería morir, aunque su padre asegura que esta era una frase exagerada que usaba comúnmente para hablar de cualquier problema.
“Yo lo tomé como sus contestaciones normales, está enojada, está cansada. Nunca lo sentí como algo que fuera a hacer ella”, dijo a Noticias Telemundo. Su padre aún conserva esos mensajes en su teléfono. Le respondió pronto, tratando de animarla, pero aún lamenta no haberle marcado por teléfono.
“Me arrepiento de no haberle llamado, si le hubiera llamado yo creo que hubiera sido otra [...] yo creo que le hubiera ayudado mucho si le hubiera llamado por teléfono”, dijo entre lágrimas.
En el dormitorio de su apartamento en Long Beach, Baldo Basaldua conserva fotos y recuerdos de ella. Allí tiene una carta que la joven le escribió el 15 de agosto de 2021, el día que se marchó al Ejército. “Gracias por ser mi padre, amigo, maestro y compañero. Gracias a ti, en este momento estoy en mi mejor versión, jamás he estado tan feliz”, dice la nota.
Pasaron 574 días en el Ejército desde que escribió esa nota hasta el lunes 13 de marzo de 2023, cuando pasadas las 7 de la mañana, dos soldados que realizaban una orientación encontraron el cuerpo de Basaldua semisuspendido, con una soga en el cuello, dentro de la bahía de mantenimiento del edificio 32023, el mismo al que joven le gustaba ir a leer porque era un lugar “tranquilo” donde “nadie la molestaba”, según el testimonio de varios colegas que la conocían.
La investigación del Ejército dice que no halló indicios criminales y concluye que la joven se quitó la vida, aunque no pudo determinar la hora oficial de su muerte, según explicó Guilds.
En su habitación, junto a los diarios, los investigadores hallaron papeles con dibujos y apuntes. En uno de ellos se puede leer: “Lamento si alguna vez he mentido”; “Siempre hay otra opción”; “Everyone says: hay que ser real”; “You’re never alone”. En su escritorio, quedó un ejemplar a medio leer de Bunny, un libro sobre feminidad, soledad y amistades tóxicas de la novelista Mona Awad, uno de los que la joven se había propuesto terminar meses atrás.
*Esta historia se actualizó a las 10:30 am del martes 1 de septiembre para incluir la declaración de la División de Investigación Criminal del Ejército (CID).