El líder de una organización religiosa originaria de Filipinas fue acusado de mantener relaciones sexuales con mujeres y niñas menores de edad que se enfrentaban a amenazas de abuso y “condenación eterna” a menos que atendieran las exigencias criminales del autoproclamado “hijo de Dios”, según anunciaron fiscales federales este jueves.
Apollo Carreón Quiboloy y dos de sus principales administradores se encuentran entre las nueve personas nombradas en la acusación presentada por un gran jurado federal la semana pasada y dada a conocer el jueves. La acción legal incluye a tres administradores de la iglesia de Quiboloy, con sede en Los Ángeles, que ya fueron acusados el año pasado. Y también nombra al administrador de la organización religiosa en Hawai.
Quiboloy, de 71 años, dirige la iglesia Kingdom of Jesus Christ (Reino de Jesucristo, en español), fundada en 1985. La congregación afirma tener seis millones de miembros en unos 200 países. Su sede en Estados Unidos está en la zona de Van Nuys, en Los Ángeles.

La iglesia apoyó la candidatura en 2016 del presidente filipino Rodrigo Duterte, un amigo cercano de Quiboloy. Duterte utilizó el programa de radio y televisión del grupo en Davao para expresar sus puntos de vista cuando era alcalde de la ciudad portuaria.
Quiboloy afirma ser “el hijo designado de Dios” y en 2019 aseguró que evitó que un gran terremoto golpeara el sur de Filipinas.
[El cantante estadounidense R. Kelly es declarado culpable de tráfico sexual]
La acusación incluye una serie de cargos, como conspiración, tráfico sexual de niños, tráfico sexual por la fuerza, fraude y coacción, fraude matrimonial, lavado de dinero, contrabando de efectivo y fraude de visados.
Se cree que Quiboloy se encuentra en Filipinas, donde su grupo dijo que él y los otros líderes eclesiásticos acusados estaban listos para enfrentarse a los cuestionamientos legales, aunque no respondieron a los cargos en una declaración publicada en el sitio web de noticias de su grupo, SMNI News Channel.
“Confiamos y estamos preparados para hacer frente a todo lo que se lance contra el pastor Quiboloy y los líderes del reino”, decía la declaración, atribuida a un asesor jurídico de la iglesia no identificado y que acusaba a los “disidentes” de presentar los cargos para destruir a Quiboloy. “Confiamos en el proceso de justicia y ciertamente esperamos que la verdad prevalezca y que el ministerio del reino siga prosperando”, agregaron.
El secretario de Justicia filipino, Menardo Guevarra, declaró que Quiboloy no se enfrenta a ninguna denuncia en su país relacionada con las acusaciones estadounidenses. Dijo, sin dar más detalles, que el año pasado se presentó otra denuncia por violación contra Quiboloy en la ciudad de Davao, pero que fue desestimada, aunque la decisión estaba en proceso de apelación ante el Departamento de Justicia en Manila.
La denuncia en particular incluía cargos de abuso de menores, tráfico de personas mediante trabajo forzado y tráfico de personas mediante abuso sexual, dijo Guevarra a los periodistas en Manila.
[El Gobierno investiga casos de abuso físico y sexual en centros de detención juvenil en Texas]
La acusación señala a Quiboloy y a otros de reclutar a mujeres y niñas, normalmente de entre 12 y 25 años, como “pastoras” que cocinaban sus comidas, limpiaban sus casas, le daban masajes y viajaban con él por todo el mundo. Algunas también mantenían relaciones sexuales con Quiboloy en las “guardias nocturnas” programadas, incluidas algunas menores, como una chica de 15 años, según el documento.
Se les obligaba a realizar “guardias nocturnas” bajo “la amenaza de abusos físicos y verbales y la condena eterna”, dice la acusación.
Quiboloy y los demás también están acusados de llevar a miembros de la iglesia a Estados Unidos con visados de estudiante obtenidos fraudulentamente o matrimonios falsos para solicitar donaciones para la organización benéfica de la iglesia, con sede en el suburbio de Glendale, en Los Ángeles.
Los trabajadores que consiguieron escapar de la iglesia contaron al FBI que trabajaban todo el año y que eran golpeados y maltratados psicológicamente si no alcanzaban las cuotas diarias, según los documentos judiciales de la acusación anterior. Algunos describieron que tenían que vivir en autos en paradas de camiones.
[Podcast Fort Hood: El caso de Vanessa Guillén]
El dinero destinado a la fundación sin ánimo de lucro Children’s Joy debía beneficiar a los niños pobres de Filipinas. Pero los fiscales dijeron que la mayor parte financió las operaciones de la iglesia y el lujoso estilo de vida de Quiboloy y otros líderes.
Al menos 20 millones de dólares fueron enviados a la iglesia en Filipinas entre 2014 y 2019, según una declaración jurada del FBI presentada con la acusación anterior.