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Esta jovencita sufrió torturas sexuales imposibles de imaginar. Pero el criminal no irá a la cárcel ni un día

Conoció a tus torturador por internet. Se quejó de que no era feliz en su casa, y él la invitó a escapar. Así comenzó su infierno.

La joven tenía sólo 15 años cuando conoció a su torturador. Pero entonces aún no sabía el terrible infierno que le aguardaba.

Se conocieron en un foro de internet sobre anorexia. Comenzaron a hablar, ella le contó que era infeliz con su familia, y él la convenció para que huyera y se refugiara en su casa, donde él la ayudaría.

La joven (cuya identidad no se ha desvelado para protegerla) esperó a mayo de 2016, cuando cumplió 16 años, y entonces empezó a caminar desde su vivienda familiar en Charlotte (Carolina del Norte) hasta llegar a una carretera interestatal cercana, a tres millas de distancia.

Allí le esperaba el hombre, Michael Wysolovski, que tiene ahora 33 años, y que la condujo más de 250 millas hasta su casa en un suburbio de Atlanta (Georgia).

Los padres de la joven denunciaron su desaparición, pero no fue hasta más de un año después, en junio de 2017, cuando la encontraron y pudieron arrestar a Wysolovski. La joven intentó huir, su captor no se lo permitió, y ella contactó a través del mismo foro con otra persona, que denunció lo ocurrido al FBI.

La joven y su captor acordaron al principio mantener una relación sexual “consentida – no consentida”, un tipo de vínculo BDSM (sadomasoquismo, sumisión, dominación y cautiverio) en la que se simulan violaciones.

Sin embargo, dentro de estas prácticas hay palabras de seguridad que obligan a detener el juego, y límites consensuado en el uso de la fuerza.

El hombre, según denunció la Fiscalía, desobedeció esos acuerdos e incluso recurrió a violencia física “excesiva”, según informa el diario The Atlanta Journal-Constitution.

Wysolovski usó así mismo la comida como método para castigar a la joven y obligarla a realizar actos sexuales, a sabiendas de que era anoréxica (un trastorno de la alimentación que lleva a la delgadez extrema y hasta a la muerte).

La joven, malnutrida y con heridas en la piel, sufre problemas de salud en la espalda por el mucho tiempo que pasó encerrada en una jaula para perros, según declaró su padre durante el juicio.

La joven, con voz queda y aferrando un peluche, explicó cómo “le había quebrado el espíritu y la autoestima de forma irreparable”, y tenía incluso miedo a ducharse o sentir la lluvia por las presuntas torturas que sufrió con agua.

“El daño psicológico infligido”, dijo, “va más allá de lo imaginable”.

La Fiscalía, sin embargo, indicó que la relación estaba “en un área gris” que hacía difícil presentar el caso ante un jurado, por lo que renunció a acusarle de secuestro y optó por mantener la acusación de crueldad contra un niño (por “daño físico excesivo durante las relaciones sexuales).

Además, la familia no quería que la víctima reviviera durante el juicio el sufrimiento vivido, y prefería asegurarse de que el agresor quedara registrado como delincuente sexual, algo que no ocurriría si iba a la cárcel por secuestro.

Así, en vez de ir hasta cinco años a prisión, Wysolovski fue condenado a 10 años en libertad vigilada, y a ser inscrito en el registro de delincuentes sexuales.