Linden Cameron, de 13 años, se encuentra hospitalizado tras recibir varios disparos de la policía el viernes por la noche en Glendale, Utah.
Según su madre, Golda Barton, Cameron sufre lesiones en el hombro, los tobillos, el intestino y la vejiga.
Barton dijo que fue ella quien llamó a la policía y pidió un equipo de intervención. Explicó que su hijo, quien tiene síndrome de Asperger, estaba sufriendo un colapso mental.
"Así es como lidian con las personas que tienen problemas de salud mental", lamentó, "telefoneas [a las autoridades] y se supone que deben ser capaces de controlar la situación usando la menor fuerza posible".
Barton le explicó a los oficiales que su hijo estaba sufriendo un colapso mental y debía ser trasladado al hospital para recibir tratamiento. Era el primer día en que la mujer volvía al trabajo, luego de casi un año: "Tiene mucha ansiedad por separación", dijo.
En la llamada, Barton les explicó a los oficiales cómo era la mejor manera de acercarse a su hijo: "Les dije que estaba desarmado, simplemente se enoja y comienza a gritar y gritar. Es un niño que intenta llamar la atención, no sabe cómo regularse".
La mujer le dijo a los agentes que se quedaría al teléfono mientras los dos oficiales llegaban a su casa, ubicada en el vecindario de Glendale. En menos de cinco minutos, escuchó la frase "tírate al suelo" y se escucharon varios disparos.
Ella pensó que su hijo estaba muerto y los oficiales no le informaron de inmediato sobre su condición. Lo esposaron, según Barton. Además, recuerda que un oficial dijo a gritos: "Es solo un niño, ¿qué estás haciendo?".
Fuentes vinculadas a la investigación aseguran que no se encontraron armas en el domicilio.
"Aunque los detalles completos de este incidente aún no se han divulgado por la investigación, diré que estoy agradecida de que el joven esté vivo y nadie más resultó herido", dijo Erin Mendenhall, alcaldesa de Salt Lake City, en un comunicado.
"Independientemente de las circunstancias, lo que sucedió el viernes por la noche es una tragedia, y espero que esta investigación se maneje de manera rápida y transparente por el bien de todos los involucrados", añadió.
Los familiares del joven crearon una página para ayudar a pagar las facturas médicas, en la que aseguran: "Linden tiene 13 años. Le encantan los videojuegos, los todoterrenos, andar en patineta con su hermano mayor y construir cosas. Siempre está buscando formas de ayudar a la gente. Linden es muy importante para su familia, y su madre y su hermano que lo están apoyando durante su recuperación".
"Se llamó a la policía porque se necesitaba ayuda pero, en cambio, los oficiales hicieron más daño porque esperaban que un niño de 13 años que experimentaba un episodio de salud mental actuara más tranquilo y sereno que ellos", dijo Neurodiverse Utah, un grupo de apoyo para las personas con problemas de salud mental, en un comunicado.
Con información de The Washington Post, KUTV y The Salt Lake Tribune