IE 11 is not supported. For an optimal experience visit our site on another browser.

Trump se enfrenta a un enemigo creciente en los estados más disputados: el coronavirus 

A menos de una semana para el 3 de noviembre, el presidente continúa con sus eventos multitudinarios a pesar de la ola otoñal de infecciones por COVID-19 en estados como Nebraska y Michigan.
Trump con mascarilla a su salida del hospital.
Trump con mascarilla a su salida del hospital.EFE

Por Shannon Pettypiece - NBC News

LANSING, Michigan - Los mítines del presidente Donald Trump de este martes parecían dejar al margen un denominador común que afecta la campaña: el COVID-19.

Estuvo en Wisconsin, donde la tasa de pruebas positivas superó el 25%, Nebraska, una región en la que los funcionarios de salud reportaron el mayor número de hospitalizaciones desde el inicio de la pandemia y Michigan, donde el número de casos casi se ha duplicado en las últimas semanas, y algunas instalaciones sanitarias se están acercando al límite su capacidad por el aumento de nuevas infecciones.

Pero en los eventos electorales, y en mítines similares durante los últimos días de la campaña presidencial, el presidente no parecía enfocado en el repunte de casos del coronavirus.

[Los boricuas en el estado clave de Pennsylvania quieren derrotar a Trump. Por qué no será nada sencillo]

“Casos de COVID, COVID, COVID, ¿alguna vez han notado que usan la palabra 'casos'? Como si Barron Trump tuviera un caso, estornuda, usa un pañuelo de papel y se mejora”, dijo el presidente, mientras hacía comentarios que insistían en minimizar la gravedad del virus en una reunión multitudinaria celebrada en la capital del estado de Michigan, en la que la mayoría de las personas no usaban cubrebocas.

Los casos de coronavirus solo aumentaron por el incremento de las pruebas, aseguró Trump y añadió que la cobertura mediática sobre la pandemia se está usando para hacerlo quedar mal.

Con respecto a las pruebas, dijo, “de muchas maneras las odio. Les hacemos pruebas a todos… Si les digo que reduzcan las pruebas a la mitad y las reducimos a la mitad, se volverían locos porque los casos bajarían aproximadamente a la mitad, ¿verdad?", se preguntó Trump.

En los días previos a la elección, Trump está lidiando con una ola otoñal de infecciones por coronavirus que meses antes había vaticinado que no se produciría y que, durante el verano, fue descartada por las personas cercanas a su campaña porque planeaban promocionar la recuperación económica.

[Arizona puede darle un golpe sorpresa a Trump por su manejo de la pandemia de coronavirus]

Recuperación en la recta final de la campaña

Ahora, los estados en disputa como Michigan, Minnesota, Pennsylvania y Wisconsin se están viendo particularmente afectados con hospitales abrumados y un aumento del número de fallecimientos en Wisconsin y Minnesota. Trump no puede permitirse perder en esos cuatro estados, incluso si puede aferrarse al resto de los que ganó en 2016, y las encuestas indican que ha estado constantemente detrás de su rival demócrata Joe Biden durante meses en esas regiones.

Pero la respuesta de Trump al aumento repentino de los contagios ha sido continuar organizando eventos en esas áreas, sin tomar medidas adicionales de seguridad, y descartar los riesgos.

En un mitin celebrado en Wisconsin durante el fin de semana, donde las autoridades estatales tuvieron que establecer un hospital de campaña para lidiar con la avalancha de casos, Trump argumentó sin fundamento que el número de muertos podría no ser tan alto como parece.

“Si alguien tiene una enfermedad terminal de cáncer y tiene COVID-19, lo informamos. Y los médicos obtienen más dinero y los hospitales obtienen más dinero. Piensen en ese incentivo”, dijo Trump en ese mitin. “Si alguien tiene un corazón en mal estado y está cerca de la muerte, incluso si no lo es, pero tiene un corazón en muy mal estado y contrae Covid, se lo atribuyen al Covid. Otros países se lo están tomando en serio. Así que vamos a empezar a mirar esas cosas”. 

El vicepresidente Mike Pence sigue viajando a los eventos de la campaña, a pesar de que la semana pasada al menos cinco miembros de su personal fueron diagnosticados con coronavirus. 

Pence realizó un evento el lunes en Minnesota —donde están aumentando los casos nuevos, las hospitalizaciones y los decesos— que violó las reglas de salud pública del estado sobre las grandes reuniones.

[Las cinco claves a las que prestar atención para saber quién puede ganar las elecciones]


Es una estrategia que la campaña cree que atrae a la base de votantes blancos de la clase trabajadora del presidente, pero ha alienado a otros grupos clave, como las personas mayores y las mujeres. 

Durante el verano, la asesora de Trump, Kellyanne Conway, instó a Trump para que reanudara sus reuniones informativas diarias sobre el coronavirus con el fin de proyectar la imagen de un comandante en jefe que se hace cargo de la crisis, a medida que su apoyo entre las personas mayores comenzó a decaer en estados como Florida. Los asesores de Trump dicen que esos números comenzaban a subir en septiembre.

Aún así, en las últimas semanas de la campaña, Trump ha dicho que el país está superando la pandemia, y asegura que el aumento repentino de los casos se debe a un incremento en las pruebas. Sin embargo, los casos han aumentado más que las pruebas, y las hospitalizaciones también se han incrementado. 

En vez de instar a las personas a que practiquen el distanciamiento social y usen mascarillas para tratar de reducir los contagios, Trump continúa reuniendo a sus simpatizantes muy juntos en los mítines y no exige que usen cubrebocas.

Y sin una vacuna antes de las elecciones, Trump ha cambiado su enfoque hacia los tratamientos en desarrollo —un mensaje que cree que lo ayuda— aunque esos medicamentos siguen siendo inaccesibles para la mayoría de los estadounidenses.

"La jugada de Trump es correr por el medio y continuar con las concentraciones masivas en los estados a pesar de que el virus está aumentando. Espero que rompa la defensa y, de alguna manera, termine en la zona de anotación", dijo Dan Eberhardt, un importante donante de Trump. “Es descarado y audaz. También es la única jugada que tiene. Está rezagado y ha invertido mucho más".