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Si la elección se alarga y se disputa, el Congreso puede determinar el resultado

Si la votación es tan reñida que hay disputas legales o confusiones sobre las boletas de ciertos estados, la decisión de quién estará en la Casa Blanca quedará ante los representantes y senadores. Esto dice la historia sobre qué pasa en esos casos.
/ Source: Telemundo

Por Donald BrandThe Conversation

En el caso de que la elección presidencial de 2020 termine en disputas legales, ambas campañas están preparadas para acudir ante los tribunales. Sin embargo, los fundadores del país querían que el plan B, en caso de que no hubiese un ganador claro en el Colegio Electoral, fuera el Congreso.

Quienes redactaron los textos fundacionales de Estados Unidos (todos hombres blancos) querían evitar que los legisladores se involucraran en elecciones presidenciales. Querían que la rama ejecutiva tuviera independencia ante los congresistas para considerar apropiadamente cualquier ley mal planteada y para que no tuviera que estarle pidiendo favores a integrantes del Congreso, como explica el politólogo James Ceaser en su texto clave de 1980 ‘Presidential Selection’.

Es por eso que fue establecido el Colegio Electoral, con el cual a las legislaturas estatales se les encarga designar a 'electores' que determinan el presidente.

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Pero los artífices del sistema electoral estadounidense también anticiparon ciertas circunstancias, como una contienda partida a la mitad entre dos políticos, en la que ningún candidato obtiene la mayoría necesaria en el Colegio Electoral.

Una votante deposita su boleta en un buzón oficial cerca del Capitolio, sede del Congreso, en Washington D.C. el 28 de octubre de 2020.
Una votante deposita su boleta en un buzón oficial cerca del Capitolio, sede del Congreso, en Washington D.C. el 28 de octubre de 2020.AP /

A regañadientes, los fundadores asignaron a la Cámara de Representantes la tarea de intervenir en caso de que eso sucediera, aparentemente al creer que siendo la institución cuyos funcionarios tienen más contacto estrecho con la gente eso le daría legitimidad democrática a una 'elección de contingencia'.

En caso de empate o desacuerdos legales

Los fundadores del sistema resultaron muy previsores: las elecciones de 1800 y de 1824 no tuvieron ganadores en el Colegio Electoral y fueron determinadas por la Cámara de Representantes. Thomas Jefferson fue designado en 1800 por encima de Aaron Burr y John Quincy Adams lo fue en 1824 por sobre Andrew Jackson.

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Con el tiempo, el desarrollo del sistema bipartidista con las convenciones nacionales –donde cada partido puede establecer coaliciones para unificarse en torno a un solo candidato— ha logrado que el Colegio Electoral sí establezca un vencedor. Y aunque el Colegio Electoral ha cambiado de maneras significativas desde el siglo XVIII, el Congreso prácticamente no ha metido mano para la selección de un presidente.

No obstante, como profesor que lleva dos décadas dando clases sobre las elecciones presidenciales puedo prever escenarios en los que el Congreso sí se involucre en la elección de 2020.

Un empate en el Colegio Electoral sigue siendo una posibilidad, aunque sea lejana. Hay 538 electores por lo que para ganar se necesitan 270 votos. El sitio especializado 270ToWin tiene 64 escenarios hipotéticos en los que tanto Joe Biden como Donald Trump suman 269 electores cada uno. Eso dejaría la elección en la Cámara de Representantes.

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Aunque esa cámara tiene una mayoría demócrata, la situación sin duda beneficiaría a Trump.

Nancy Pelosi, la presidenta de la Cámara de Representantes, en octubre de 2020.
Nancy Pelosi, la presidenta de la Cámara de Representantes, escribió una carta en septiembre a todos los legisladores advirtiendo sobre la posibilidad de que la elección presidencial quede en el Congreso.EFE

Y es porque, en una concesión a los estados de menor población que estaban preocupados de que su voz no fuera a contar, los fundadores le dieron un solo voto a cada uno de los 50 estados.

Es decir, la delegación de California, con 40 millones de habitantes, tiene el mismo peso que la delegación de Wyoming, con 600,000 residentes, en una votación de este tipo.

En la actualidad esto favorece a los republicanos: ese partido tiene mayoría en las legislaturas de 26 estados, la cifra exacta que se necesita para una victoria según las reglas de una elección presidencial en el Congreso.

Aunque la Cámara Baja como existe actualmente no es la que decidirá si la votación de 2020 resulta en empate: quedará en manos de los nuevos representantes, que asumirán el 3 de enero. Así que todo dependerá de los resultados para los 435 distritos cuyo representante será votado este noviembre.

Hay otro elemento provisional: si los representantes de un mismo estado no se ponen de acuerdo como delegación (cada una de la cual tiene un voto en conjunto), eso se toma como una abstención.

Una comisión legislativa

Otra manera en la que el Congreso pudiera terminar involucrado en la elección presidencial es si hay disputas sobre los conteos en varios estados.

Dado que en esta ocasión ha habido muchos más votos por correo, con supuestas amenazas de interferencia electoral y polémica por denuncias de intimidación de votantes, sí es probable que haya tal incertidumbre después del 3 de noviembre.

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El precedente más claro para una situación así es el de la elección de 1876 entre el demócrata Samuel Tilden y el republicano Rutherford B. Hayes. Ese año hubo conteos cuyos resultados fueron disputados en cuatro estados: Florida, Carolina del Sur, Louisiana y Oregon. En total, esas entidades sumaban 20 votos electorales.

Sin esos 20 votos, Tilden tenía 184 electores de los 185 que se necesitaban para la victoria. Hayes tenía 165 electores.

Tilden claramente llevaba la delantera, pero Hayes iba a ganar si los 20 votos en disputa terminaban de su lado.

Debido a una regla instaurada en el Congreso después de la Guerra Civil –los políticos del norte unionista estaban preocupados sobre cómo se inhibía el voto de personas negras—se estableció que los recuentos de los cuatro estados, todos del sur secesionista, no debían terminar ante los tribunales locales, sino en una comisión especial establecida en el Congreso.

El historiador Michael Holt escribió un libro sobre esa elección de 1876, donde describe a esa comisión: tenía cinco representantes de la Cámara Baja, cinco senadores y cinco magistrados de la Corte Suprema. Catorce de los integrantes tenían tendencias partidistas claras: siete eran demócratas y siete eran republicanos (de la era cuando ese partido tenía las tendencias de Abraham Lincoln). El decimoquinto miembro era un magistrado reconocido por ser imparcial.

Pero las expectativas de que el resultado fuera apartidista se desvanecieron cuando ese magistrado imparcial renunció a la comisión; lo remplazó un juez republicano. Así que la comisión votó según las afiliaciones de partido y la mayoría republicana le dio a Hayes todos los 20 votos en disputa.

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Para prevenir que el Senado, que era de mayoría demócrata, pusiera un freno a que se le otorgaran esos votos a Hayes en vez de a Tilden si la Cámara Alta se rehusaba a confirmar la decisión, los republicanos hicieron una concesión a cambio.

Cedieron en promover la llamada Reconstrucción, un paquete de medidas para la inclusión económica y política de la población negra en el sur, zona que hizo guerra para tener una confederación esclavista. Así se abrió el camino para la segregación establecida con las leyes de Jim Crow, que siguieron existiendo hasta mediados del siglo XX.

El caso de Bush v. Gore

La elección de 2000 es el único precedente moderno de una situación en la que los conteos fueron disputados legalmente.

Las boletas usadas en Florida para la elección de 2000, entre George W. Bush y Al Gore.
Las boletas usadas en Florida para la elección de 2000, entre George W. Bush y Al Gore, funcionaban con perforaciones. Muchas papeletas fueron descartadas en la votación muy reñida porque la perforación no quedó completa.AP

George W. Bush y Al Gore pelearon durante un mes después de que solo 327 votos en Florida (escrutados a máquina con boletas a las que el sistema les ponchaba hoyitos llamados chads; varias papeletas fueron descartadas porque el hoyo supuestamente no fue completamente perforado) le daban una delantera a Bush.

Después de una demanda en tribunales estatales, la batalla política y legal llegó ante la Corte Suprema, que decidió en diciembre de 2000 en el famoso caso Bush v. Gore.

Pero la intención no era que ese fallo judicial sentara precedente: los magistrados dijeron claramente en su opinión que su “consideración se limita a las circunstancias presentes”.

De hecho, la corte pudiera haber decidido que el asunto era político, no legal o constitucional, y por lo tanto no era de su competencia.

En ese caso, la Cámara de Representantes es la que hubiera decidido el resultado.

El Colegio Electoral tiene que votar a más tardar el primer lunes después del segundo miércoles de diciembre; este año esa fecha es el 14 de diciembre.

Si seis días antes no se han resuelto los conteos que estén disputados, entonces el Congreso puede intervenir según lo establecido en la Ley de Conteo Electoral de 1887.

Eso pudiera haber sucedido en 2000 y es una posibilidad factible este 2020.

Así que la historia demuestra que lo mejor para la democracia estadounidense es que haya una victoria clara y decisiva en el Colegio Electoral, tal y como los fundadores pretendían que sucediera.

Donald Brand es profesor en Holy Cross College. Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original en inglés aquí.