Era el broche de oro para cerrar el show de Trump que fue la Convención Republicana: con la Casa Blanca de telón de fondo, el presidente advirtió de un país sumido en la violencia y el caos al aceptar la nominación de su partido. A pocos metros, se oía a los manifestantes que furiosos repudiaban sus palabras y su gestión.
"Esta elección decidirá si defendemos el estilo de vida estadounidense o si permitimos que un movimiento radical lo desmantele y destruya por completo", dijo Trump este jueves. "Desde la perspectiva de la izquierda, no ven a Estados Unidos como la nación más libre, justa y excepcional en la Tierra. En cambio, ven una nación malvada que debe ser castigada por sus pecados".
Trump llega a aceptar la nominación de su partido muy por detrás de su rival demócrata Joe Biden en las encuestas. El presidente enfrenta críticas por su manejo de la pandemia de coronavirus, de una economía tambaleante, y de un país sacudido por protestas contra la injusticia racial.
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Algunas de estas se convirtieron en disturbios violentos en la última ola de descontento que se originó en Kenosha, Wisconsin, luego de que la policía le disparara siete veces por la espalda a Jacob Blake, un hombre negro.
La sede del Gobierno como sede de campaña
Al usar la Casa Blanca como la locación para el evento republicano, el presidente y su equipo rompieron con la tradición de no utilizar la sede del Gobierno para eventos de campaña.
Los eventos de la semana fueron una serie de posibles violaciones de la Ley Hatch, que prohíbe a los funcionarios del ejecutivo influir en una elección.
En las convenciones es cuando los partidos hacen el giro de las primarias a la elección general, cuando entran a la ofensiva y enfocan todos sus esfuerzos hacia el candidato del otro partido. Esto fue claro en las palabras de Trump esta noche.
En un discurso agresivo, el presidente acusó a Biden de tener una estrecha relación con China, y por ende con el Partido Comunista Chino, y con los “comunistas” en general, aunque no haya evidencia para apoyar eso. Dijo que Biden lo hace para su beneficio personal, sugiriendo que es corrupto pero sin presentar pruebas. Criticó su postura migratoria y lo llamó “débil”.
En la hora y 10 minutos que duró su discurso, el segundo más largo de la historia de las convenciones (el primero también es suyo, de 2016) Trump pronunció el nombre de Biden 26 veces.
¿Y el coronavirus?
La pandemia que ha cobrado hasta 180,000 vidas y deja cinco millones de contagiados estadounidenses parecía desaparecer por esta noche, a juzgar por las imágenes del evento.
No hubo distanciamiento social entre los 1,500 invitados que asistieron al cierre de la convención. Muy pocos se vieron portando mascarillas, ya que estas no eran obligatorias. Varios reporteros confirmaron que tampoco se le hicieron pruebas de COVID-19 a los presentes.
Un médico de Washington D.C. describió esto como “una locura”.
Entre los asistentes estaban el vicepresidente Mike Pence y su esposa Karen; los hijos del presidente, Donald Jr., Eric, Ivanka, Tiffany y Barron Trump; el secretario de Vivienda Ben Carson; la secretaria de Educación Betsy DeVos; el líder de la mayoría en el Senado, Mitch McConnell, un aliado férreo y clave del presidente; y el líder de la minoría en la Cámara de Representantes, Kevin McCarthy, clave en las ambiciones de los republicanos por retomar esa cámara del Congreso en las elecciones de noviembre.
La primera hija y la primera dama
Ivanka Trump volvió a ser la encargada de presentar a su padre, como lo hizo en el 2016. Citó sus logros, lo describió como el “presidente del pueblo” y como alguien que se preocupa por la gente estadounidense.
A nivel nacional, sin embargo, el 61% de los votantes piensa que a Trump no le importan los estadounidenses promedio, según un sondeo de Quinnipiac de julio.
“Reconozco que el estilo de comunicación de mi papá no es del gusto de todos", dijo su hija, a las risas de la audiencia.
Pero "los resultados" de su gestión "hablan por sí mismos".
Durante los cuatro años de mandato de su padre, Ivanka Trump ha tomado un rol más activo, el que tradicionalmente toman las primeras damas.
En este caso, Melania Trump se ha mantenido más en la periferia, mientras Ivanka lleva a cabo iniciativas como la Iniciativa Global para el Desarrollo y la Prosperidad de las Mujeres, creada en febrero del año pasado.
Aunque no es claro qué tan cercana es su relación, el breve y tenso saludo entre las dos rápidamente se volvió viral:
Pero no tan viral como los memes del vestido de Melania Trump, quien por poco se salva, pero no salió ilesa.
La primera dama se convirtió en el blanco perfecto para los aficionados de los montajes con Photoshop con su elegante vestido color verde lima, similar al de las pantallas verdes que se usan en los sets de producción de televisión.
Inmediatamente, el internet se inundó con memes en los que el espacio de su vestido era sustituido por las cifras de muertos y contagiados por coronavirus, por fotografías de niños migrantes detenidos en la frontera, y por los rostros de figuras públicas repudiadas y asociadas con su esposo el presidente, como el pedófilo y convicto Jeffrey Epstein.
“Sin justicia no hay paz”
La música de cierre fue la dramática ópera Nessun Dorma de Puccini (la misma de sus mítines políticos en 2016), pero la música de fondo eran los aún más dramáticos gritos de los manifestantes, a pocos metros de los distinguidos invitados en el césped sur de la Casa Blanca.
Mientras Trump hablaba del éxito de su mandato, decenas de manifestantes marchaban en su contra, gritaban obscenidades, y se registraban altercados con la policía.
Para un presidente que le debe su éxito político en parte a su gusto por el drama televisivo, a la mezcla entre lo improvisado y lo producido, era un final apropiado.
Edda León, Jorge Carrasco, Eulimar Nuñez y Ronny Rojas contribuyeron a este artículo. Con información de NBC News.