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Divididos entre Trump y Biden: así conviven en este pueblo de Virginia

A un mes de las elecciones, todavía hay indecisos en la pequeña localidad de Culpeper, uno de los condados del país donde más se ha incrementado la población hispana en los últimos años. Hoy, es tan diverso como una ciudad. Estuvimos allí para entender los temas que están debatiendo.
/ Source: Telemundo

Por Milli Legrain

CULPEPER, Virginia.— A un mes de las elecciones presidenciales, en la sede del Partido Republicano en el centro de un pequeño pueblo de Virginia, un hombre con una gorra de Make America Great Again atiende, sin mascarilla, a un flujo de votantes que entran y salen. Se llama Dewey McDonnell y es un veterano en el Partido Republicano. Muchos se le acercan para que les regale carteles de campaña que dicen 'Donald Trump', otros hacen donaciones y alguno que otro se registra para votar por primera vez.

This is freedom,” anuncia con orgullo McDonnell. “Esto es libertad”. 

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A su lado, Alexander Valle, un voluntario hispano, exmilitar de aire tranquilo, se prepara para un evento de ‘Latinos por Trump’, que está organizando este sábado en un parque del pueblo. 

No es común ver latinos en la sede republicana de Culpeper. Aunque 20% de los habitantes sean hispanos, muchos de ellos son indocumentados, otros aún esperan tramitar su ciudadanía y la mayoría de los que votan se inclinan por el Partido Demócrata.

Pero Valle, nacido en Estados Unidos de padres hondureños, conoce a varios pequeños empresarios latinos locales cuyos negocios han florecido en los últimos años y que, como él, “están felices con Trump”. 

Alexander Valle, de padres hondureños, piensa votar por Trump este año. Este contratista del Departamento de Defensa votó por el expresidente Barack Obama en 2008.
Alexander Valle, de padres hondureños, piensa votar por Trump este año. Este contratista del Departamento de Defensa votó por el expresidente Barack Obama en 2008.Milli Legrain

Valle quiere poner su granito de arena para animar a los hispanos a involucrarse en el proceso electoral, pero a la vez advierte que Estados Unidos “es como tu casa. No dejas entrar a cualquiera. Hay que tener un poco de cuidado. Hay buenos, pero también hay malos”.

Un crisol de culturas en tiempos de cambio

Culpeper es un pueblo a una hora y media de Washington, D.C., en el estado de Virginia. Este estado ha votado demócrata desde 2008 y aquí el demócrata Joe Biden aventaja a Trump en las encuestas por lo menos por 10 puntos.

Culpeper es un verdadero crisol cultural. Según datos del Censo, 20% se declaran hispanos, 20% negros y 56% blancos. Por su composición demográfica se parece más a una ciudad grande, pero tiene tan solo 20,000 habitantes, vecinos que se conocen entre ellos.

Eso contrasta con el resto de Virginia, estado donde 61% son blancos no hispanos, 20% son negros, 7% son asiáticos y 10% latinos, según datos federales.

En las elecciones presidenciales de 2016 se le consideró un estado péndulo (swing state, en inglés): donde las preferencias políticas están tan parejas que con cada votación pueden oscilar entre un partido y el otro. Pero el territorio es considerado ya uno asegurado por los demócratas, donde Biden disfruta una cómoda delantera.

Larry Giesting, un activista demócrata, vecino del representante municipal ultraconservador Jon D. Russell, recuerda el Culpeper de hace 40 años como un “típico pueblito sureño” donde “ellos” (es decir los republicanos) “tenían el control de todo”.

Pero desde eso el pueblo ha visto muchos cambios. De 2000 a 2007, la población hispana del condado de Culpeper creció un impresionante 312%. Después de Frederick, un condado vecino, Culpeper fue el condado cuya población latina creció más en todo el país. 

Hoy en día, las escenas cotidianas son muy distintas a las que se vivían aquí tradicionalmente. A tan solo unas cuadras de la oficina del Partido Republicano, en una tienda mexicana que vende botellas de detergente, latas de frijoles, bolsas de chicharrón y máscaras de lucha libre, una joven mujer nacida en El Petén, Guatemala, habla en una lengua indígena con el cajero, mientras en la cola esperan mexicanos, salvadoreños y hondureños para hacer su compra.

Giesting cuenta como la llegada de inmigrantes hizo que se multiplicara la población y generó represalias a nivel local.

Uno de los primeros inmigrantes en llegar a Culpeper, cuando aún era un pueblo rural, en 1987, fue el mexicano Martín Bernal. Llegó a abrir varios negocios exitosos en la zona, como la tienda emblemática del centro, que entonces se llamaba El Nopal. Su activismo a favor de la comunidad hispana lo llevó a participar en protestas en Washington, D.C., y lo hizo conocido en el área. Se convirtió así en el blanco de racismo y acoso, y chocó con las autoridades locales. En 2013, afirma, recibió amenazas del Ku Klux Klan, el grupo racista y violento de supremacía blanca.

La resistencia a los inmigrantes se siente de parte del gobierno, de manera oficial. Desde 2018, la policía del condado de Culpeper tiene un acuerdo con el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés) para detener inmigrantes sin documentos. Esto, en línea con una orden ejecutiva del presidente, Donald Trump, hace que la policía de Culpeper sea una de 77 autoridades locales en 21 estados que participan en el programa con ICE a nivel nacional.

La última redada en Culpeper ocurrió en marzo de este año, al inicio de la pandemia del coronavirus, cuando fueron detenidos varios inmigrantes en una tienda 7-Eleven. La acción infundió miedo en la comunidad hispana e incluso desconfianza hacia las autoridades a la hora de buscar una prueba del COVID-19.

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Pero con el tiempo y a pesar de la postura antiinmigrante del Sheriff Scott Jenkins del Condado de Culpeper, y del Gobierno de Trump, Bernal estima que el pueblo hoy en día es “más tranquilo” y sus residentes han ido aceptando la presencia de los inmigrantes. “Se han dado cuenta que los inmigrantes traen impuestos y entra dinero por medio de ellos.”

La huella emprendedora de los latinos también ha sido innegable. “Los hispanos han abierto compañías de construcción y de landscaping (paisajismo),” agrega.

Uno de ellos es Antonio Morales, que llegó de Guatemala hace 15 años.

Antonio Morales llegó de Guatemala hace 15 años y trabaja en landscaping. Su familia ha visto reducidos sus ingresos debido a la pandemia.
Antonio Morales llegó de Guatemala hace 15 años y trabaja en landscaping. Su familia ha visto reducidos sus ingresos debido a la pandemia.Milli Legrain

Morales dice que con la llegada del COVID-19 solo tiene trabajo dos días a la semana para sustentar a su esposa y dos hijos. 

No son los únicos que han padecido económicamente esta crisis sanitaria. Por medio de ‘Impactando Culpeper’, una organización de apoyo a la comunidad hispana, los latinos tienen como aliada a Yanet García, una líder comunitaria que vive desde hace 19 años en Culpeper y tiene su propio negocio de construcción.

Aunque se declara demócrata, esta latina perfectamente bilingüe ha aprendido a no politizar la organización que lidera, sobre todo en tiempos de coronavirus. La comunidad hispana ha sido afectada de manera desproporcionada por la pandemia y las necesidades han ido creciendo.

“Uno puede ser demócrata o republicano, pero todos tenemos que sobrevivir,” dice García.

El eterno debate sobre las armas

El porte de armas es otro tema que, al igual que en el resto del país, divide a los residentes de Culpeper.

“Se han vuelto locos con el tema de las armas”, lamenta Marilyn Dunphy, voluntaria del Partido Demócrata y fundadora y organizadora de Culpeper Fiesta, una celebración anual de la cultura latina. Dunphy opina que los republicanos han ido tomando posturas cada vez más radicales sobre este tema.

Ed Dunphy, secretario de los Demócratas de Culpeper, y Marilyn Dunphy, fundadora de Culpeper Fiesta, apoyan la reelección de la congresista Abigail Spanberger y esperan llevar al demócrata Joe Biden a la presidencia.
Ed Dunphy, secretario de los Demócratas de Culpeper, y Marilyn Dunphy, fundadora de Culpeper Fiesta, apoyan la reelección de la congresista Abigail Spanberger y esperan llevar al demócrata Joe Biden a la presidencia.Milli Legrain

Según el representante municipal Keith L. Brown, permitir el porte de armas asegura que los residentes de Culpeper estén protegidos. Por ello, este año, las autoridades locales aprobaron una resolución que permite portar armas en público, lo que convierte a Culpeper en un 'pueblo santuario' para portar armas.

“Las zonas libres de armas animan a que gente mala venga a nuestra comunidad y nos haga daño”, afirma Brown. Pero tan solo el mes pasado, un residente de Culpeper ebrio y armado le quitó la vida a una residente local madre de familia. Brown lamenta los hechos, pero afirma que “no se puede impedir que alguien sin antecedentes haga este tipo de cosas”.

A su vez, el mismo Sheriff del Condado de Culpeper, Scott Jenkins, que promueve entrenamientos militares para ciudadanos como forma de diversión, también es conocido por sus comentarios incendiarios en contra de la comunidad negra.

Frente a la publicación de un video reciente en Facebook en el que llama a Black Lives Matter una organización “terrorista”, Sandra Reaves, la directora de la Asociación Nacional para el Avance de las Personas de Color (NAACP, por sus siglas en inglés) afirmó que sus palabras eran “dañinas, divisorias y decepcionantes”.

Todavía indecisos

Aunque no se exprese siempre en voz alta, en Culpeper la tensión es latente, un condado dividido entre partidarios de Trump y Biden. Pero no todos caen en un bando o el otro. A tan solo un mes de las elecciones, algunos residentes están todavía indecisos por quién votar.

Uno de ellos es David Pollard, un ingeniero eléctrico parte de una familia multiracial.

Pollard sopesa la importancia de los asuntos raciales y cómo las tensiones alrededor del racismo han incrementado en los últimos años, pero reconoce que también le ha ido bien económicamente durante el Gobierno de Trump.

David Pollard, izquierda, y su familia: Heather Seation, Greg Robinson y Lee Moore, en Culpeper, el 3 de octubre. Pollard es ingeniero eléctrico y se encuentra indeciso a un mes de la elección.
David Pollard, izquierda, y su familia: Heather Seation, Greg Robinson y Lee Moore, en Culpeper, el 3 de octubre. Pollard es ingeniero eléctrico y se encuentra indeciso a un mes de la elección.Milli Legrain

Mientras tanto, Sherrie Settle, funcionaria del Partido Republicano en Culpeper que trabaja para una radio cristiana, ve como los valores y prioridades de las ciudades se han ido acercando a este pueblo, ahora conocido como 'ciudad dormitorio' porque conecta al pueblo con Washington D.C. con otras ciudades en la vía del tren.

Settle habla bien de sus vecinos hispanos. Pero dice que no quiere pagar por servicios como si viviera en una ciudad. Opina que ya son suficientes los cambios.

“Yo quiero mi vida tranquila aquí en el campo,” afirma.

A su vez, Yanet García agradece el apoyo que su organización ha recibido de grupos cristianos. Pero advierte que “no se puede parar el cambio. Ya está aquí.”