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Cheque de $1,200 y lucha contra la pandemia: el perfil moderado de Biden facilitaría acuerdos con un Senado republicano

Análisis: El perfil moderado del presidente electo le permitió en el pasado llegar a acuerdos difíciles con el Senado republicano. Ahora, con la pandemia y la crisis económica, deberá además conciliar con el ala más liberal de su partido.

Por Jonathan Allen – NBC News

WASHINGTON D.C. - La buena noticia para el presidente electo, Joe Biden, es que derrotó a Donald Trump. La mala noticia es que tiene que dirigir una nación enojada y polarizada, un Congreso roto y la crisis económica provocada por la pandemia.

Prometió unificar el país, una tarea que le obligará a gestionar las expectativas del ala izquierda de su propio partido y el enojo de los republicanos derrotados. Y para promulgar su agenda legislativa, tendrá que satisfacer a un Senado que puede ser dirigido por el líder de la mayoría Mitch McConnell, republicano por Kentucky, dependiendo del resultado de las contiendas restantes, así como a una Cámara de Representantes encabezada por Nancy Pelosi, demócrata por California. 

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Las bases políticas de ambos bandos sospechan de todo lo que las une. Por eso, muchos expertos políticos dicen que Biden solo tendrá éxito si su presidencia coincide con una campaña en la que rechazó las propuestas más extremas de sus compañeros demócratas y abrazó la coalición de republicanos dispuestos a abrazar un cambio.

"Va a ser un entorno difícil", a juicio de Doug Heye, un experto político que respaldó a Biden, "puede que sea la persona más adecuada para hacer cualquier cosa".

Pocos confían en que Biden pueda cumplir su promesa de salvar las diversas divisiones políticas de la nación. Pero su paciencia y compasión, combinadas con su historial de hacer tratos con McConnell, han creado una sensación de optimismo tentativo entre quienes lo apoyaron.

"Existe la posibilidad de que Biden llegue a ser un presidente que apruebe una legislación duradera, y cuando digo duradera, me refiero a una legislación aprobada de manera bipartidista", explicó la representante por Florida Stephanie Murphy, líder de la moderada Coalición Democrática del Blue Dog en la Cámara que ha sido crítica con las políticas y tácticas de la izquierda.

"Mi temor es que, en la búsqueda de la pureza, abandonemos el progreso", agregó.

Hay una buena razón tanto para su esperanza como para su miedo. Durante años, el entonces vicepresidente fue el hombre clave de la Administración Obama para llegar a acuerdos necesarios pero políticamente incómodos con McConnell. 

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En 2011 y nuevamente en la víspera del año nuevo en 2012, Biden y McConnell elaboraron acuerdos presupuestarios que mantuvieron al Gobierno en funcionamiento y evitaron el desastre fiscal nacional. Eran tan impopulares entre los progresistas, el último pacto extendió indefinidamente los recortes de impuestos del presidente George W. Bush, que el líder demócrata del Senado, Harry Reid, demócrata por Nevada, logró que la Casa Blanca aceptara que Biden ya fuera el emisario de la Administración en conversaciones presupuestarias. 

Los grupos progresistas ya están haciendo demandas en la agenda de Biden. Algunas iniciativas progresistas, como revisar la Corte Suprema y expandir la atención médica administrada por el Gobierno, son propuestas a las que Biden probablemente se habría opuesto. 

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Si McConnell mantiene el control del Senado, eso puede dar a Biden un chivo expiatorio fácil, permitiéndole culpar a los republicanos cada vez que su flanco liberal exija acción. 

Al mismo tiempo, los demócratas de la Cámara de Representantes más centristas están descargando sobre los colegas liberales luego de unas elecciones  difíciles en la que las filas de los moderados se redujeron. 

La representante Abigail Spanberger, demócrata de Virginia, que lidera por unos 5,000 votos en su disputada candidatura a la reelección, dijo a sus compañeros demócratas en una conferencia telefónica esta semana que la adopción de los progresistas del lema "desfinanciar a la policía" casi le cuesta el dinero y su cargo.

Calificó la estrategia de su partido como "un fracaso" después de que las predicciones de los líderes demócratas del Congreso de expandir su mayoría en la Cámara y darle la vuelta al Senado se quedaran cortas el día de las elecciones.

La fractura dentro del caucus demócrata de la Cámara de Representantes habla de la complejidad de los problemas a los que se enfrenta Biden. Cuando Biden fue elegido vicepresidente en 2008, los demócratas tenían el control tanto de la Cámara de Representantes como del Senado y venían de unas elecciones en las que no solo tomaron la Casa Blanca sino que ampliaron su mayoría en el Congreso. 

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Eso permitió a Barack Obama promulgar una ley de estímulo económico, una revisión de las regulaciones de la industria de servicios financieros y la Ley de Cuidado de Salud a Bajo Precio, conocido como Obamacare. 

Pero es posible que Biden no tenga el control unipartidista de Washington, y con los votos aún sin estar contados al 100%, no está claro qué tan exitoso será su mandato.

También fue elegido por una coalición que tendrá sus propias prioridades. Los legisladores, operativos políticos y activistas negros ayudaron a generar un aumento de votantes negros. Los centristas blancos de ambos partidos ayudaron a crear un cambio pequeño pero significativo hacia Biden en estados clave. Y los progresistas blancos apoyaron a Biden a pesar de haber preferido a otros candidatos para la nominación de su partido.

Por lo tanto, todos los electores de la coalición de Biden tienen razones para creer que fue decisivo en su victoria y seguramente lo presionarán para que aborde sus necesidades, ante todo.

No está claro si el régimen actual, un Congreso dividido y Trump, aprobará un proyecto de ley adicional de alivio económico ante el coronavirus antes de que la presidencia cambie de manos en enero de 2021, incluido el cheque de 1,200 dólares para las familias. 

Si eso no sucede, es probable que Biden actúe rápidamente para llegar a un acuerdo en línea con su promesa de hacer de la lucha contra la pandemia su prioridad número uno.

Además, el hecho de que Trump no firmara una legislación que financia la reconstrucción de carreteras y puentes, una prioridad tanto de los sindicatos como de la Cámara de Comercio, deja espacio para que Biden respalde un acuerdo de infraestructura para ayudar a estimular la economía.

"Creo que McConnell y Biden podrán llegar a un acuerdo sobre un gran programa de infraestructura", dijo Robert Wolf, un inversor y un importante donante demócrata, "también aceptarán algunas iteraciones para el cuidado de la salud con Covid. Las otras cosas en la agenda de Biden serán más difíciles de negociar, como la reforma fiscal".

Heye dijo que los aumentos de impuestos estarán muertos a su llegada al Senado si los republicanos retienen el control. También cambiaría el cálculo sobre la composición del gabinete de Biden, porque sus nominados tendrían que aprobarse con McConnell.

Murphy, demócrata de la Cámara, dijo que le corresponde a Biden presentar propuestas tan dominantes que McConnell tiene que elegir entre cooperar y arriesgarse a una reacción política para su partido si no lo hace.

"McConnell ha demostrado que es la persona política más cobarde de Washington, que su brújula moral apunta hacia el poder", dijo, "solo hace cosas en las que beneficia a él y a su partido. Y eso hará que sea un socio negociador difícil, sin duda".