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Biden votó como senador para legalizar a millones de indocumentados en 1986, luego aprobó una ley que aumentó las deportaciones: su historial en inmigración

Repasamos los antecedentes en inmigración del candidato demócrata a la presidencia y explicamos cómo algunas de sus posturas han cambiado con el pasar de los años.
/ Source: Telemundo

Por Andrea López-Cruzado

Antes de ejercer como vicepresidente de Estados Unidos durante los dos Gobiernos de Barack Obama (2009-2016), Joe Biden fue senador por más de 35 años, entre 1973 y 2009. Durante este tiempo, ha estado involucrado en numerosas decisiones que impactan la vida de millones de inmigrantes en el país. Por eso, nos dimos a la tarea de repasar su pasado político, para tratar de entender al candidato actual.  

Lo que encontramos fue un senador con posturas muy distintas a las que adoptó cuando se convirtió en vicepresidente, que son las mismas que ahora defiende y promueve como candidato a la presidencia. 

“Es absolutamente posible que el cambio que vemos de Biden respecto a la inmigración sea un movimiento calculado para ganar votos”, nos dijo Jessica Lavariega Monforti, decana de la facultad de Artes y Ciencias de la Universidad Luterana de California y experta en política e inmigración. Sin embargo, “el giro a la derecha ha sido bastante constante y se podría argumentar que Biden ha sido testigo del impacto de las políticas restrictivas y ha aprendido de ellas”.

Alguien que ha seguido y visto de cerca los efectos de la represión migratoria es Julie Schwietert Collazo, cofundadora y directora de Immigrant Families Together, una organización dedicada a reunificar y apoyar a familias separadas en la frontera con México. En conversación con Noticias Telemundo, Schwietert Collazo nos dijo que históricamente “la política de inmigración de Estados Unidos ha sido una política de exclusión, de preferencias” que solo golpeaba a quienes eran afectados directamente. 

Las drásticas políticas del Gobierno de Donald Trump, sin embargo, han captado la atención y despertado la conciencia de muchos.  

Entonces, ¿cuáles han sido esas políticas migratorias que han transformado la vida de los inmigrantes de Estados Unidos, no solo en los últimos cuatro años sino en las últimas décadas? ¿Cómo actuó y votó Biden cuando representaba al estado de Delaware en temas de inmigración? ¿Cuáles fueron sus posturas cuando acompañó a Obama? ¿Qué promete hoy? Este es un recuento de lo que encontramos: 

[Siga nuestra cobertura completa sobre las elecciones de 2020]

Biden, el senador

Aunque hoy en día el candidato a la presidencia promete que trabajará por “un sistema de inmigración justo y humano” que garantice “la dignidad de los migrantes” y “defienda su derecho legal a buscar asilo”, su postura como senador fue a veces distinta. 

La recordada reforma migratoria firmada por el presidente republicano Ronald Reagan en 1986 contó con el apoyo de Biden, quien se encontraba en su tercer término como senador. La Ley de Reforma y Control de Inmigración legalizó a unos 2.7 millones de inmigrantes indocumentados, de los aproximadamente 3.2 millones que vivían en ese entonces en Estados Unidos.

Cuatro años después, el presidente George W. Bush —también republicano— firmó la Ley de Inmigración de 1990, la cual establecía cuotas anuales de visas para inmigrantes patrocinados por familiares en EE.UU., profesionales con habilidades extraordinarias contratados por empresas estadounidenses y la llamada 'lotería de visas', para personas de países con poca inmigración. La ley fue aprobada por la gran mayoría de los senadores, incluyendo Biden.     

Años más tarde, Biden apoyaría otra ley de inmigración decisiva, pero con consecuencias muy distintas para los inmigrantes. 

En 1996, Biden votó a favor de la Ley de Responsabilidad del Inmigrante (IIRIRA), a la que frecuentemente se cita como la raíz del aumento de las deportaciones y la criminalización de inmigrantes. Con un amplio apoyo de ambos partidos, la ley promulgada por el entonces presidente demócrata Bill Clinton autorizó el despliegue de más recursos para vigilar la frontera con México, incluyendo 12 millones de dólares para la construcción de nuevas barreras en California; estableció multas de 250 dólares para quienes intentaban cruzar la frontera de manera ilegal y prohibió a los inmigrantes deportados volver a Estados Unidos por tres o 10 años. Además, endureció el proceso de solicitud de asilo.  

Asimismo, mientras que hoy en día el candidato demócrata a la presidencia considera la construcción de un muro fronterizo “una pérdida de dinero” que desvía recursos vitales de amenazas reales, su postura cuando era senador era otra.

En 2006, durante el segundo Gobierno de George W. Bush, Biden se unió a 54 republicanos y otros 25 demócratas para votar a favor de la Ley del Cerco Seguro. Promocionada como “un avance importante en los esfuerzos de nuestra nación por controlar nuestras fronteras”, la ley autorizó la construcción de cientos de millas adicionales de cerco en la frontera con México. 

En mayo de 2019, la cadena de noticias CNN desenterró un antiguo video en el que aparece el senador Biden hablando en el Rotary Club de Carolina del Sur. En la cinta, grabada en noviembre de 2006, se le escucha a Biden hablar sobre castigar con cárcel a los empleadores que contratan —a sabiendas— trabajadores indocumentados y se refiere a un “México corrupto” al señalar que su apoyo a una barrera fronteriza no respondía a una amenaza migratoria, sino a las drogas. 

En 2007, cuando Biden aspiraba a la nominación del Partido Demócrata a la presidencia, le preguntaron en un debate si permitiría que las ciudades santuario (las que no colaboran con el Gobierno central para perseguir a inmigrantes indocumentados a menos que cometan delitos graves) ignoren la ley federal. Biden respondió que no

En otro debate dos meses después, se le consultó sobre la idea de otorgar licencias de conducir a inmigrantes indocumentados. Mientras varios de sus contrincantes se manifestaron a favor y explicaron por qué —incluyendo el futuro presidente Barack Obama— Biden respondió con un simple, pero rotundo: “No”.

Era agosto de 2008, Joe Biden hablaba en Illinois como candidato a la vicepresidencia de Barack Obama. Durante los ocho años de mandato de Obama, poco más de 3 millones de inmigrantes fueron deportados.
Era agosto de 2008, Joe Biden hablaba en Illinois como candidato a la vicepresidencia de Barack Obama. Durante los ocho años de mandato de Obama, poco más de 3 millones de inmigrantes fueron deportados. Alex Brandon/AP

Sin embargo, parece haber cambiado de opinión.

En diciembre de 2019, el aún precandidato demócrata se manifestó a favor de otorgar permisos de conducir a personas indocumentadas durante un foro con votantes.  

De vicepresidente a candidato

Cuando Biden llegó a la vicepresidencia de la mano de Obama, el tema migratorio se vio desplazado rápidamente por la Gran Recesión de 2008 y los esfuerzos por rescatar la economía del país. Sin embargo, la deportación de 3 millones de personas sigue siendo una mancha en el legado de Obama, que le está pasando factura a Biden en su carrera a la Casa Blanca. 

En diciembre de 2019, en una entrevista con Noticias Telemundo, el entonces precandidato Biden intentó minimizar el tema señalando que “comparar lo que el presidente Obama hizo y lo que Trump hizo es como el día y la noche”, y no se disculpó por las deportaciones. No fue sino hasta febrero de 2020, cuando su rival demócrata Bernie Sanders le sacaba amplia ventaja en el voto latino, que Biden finalmente reconoció que fue “un gran error” del Gobierno de Obama deportar a 3 millones de indocumentados, y que se tardaron mucho tiempo en corregir esa situación. 

Una imagen de 1986. Joe Biden conversa con el fallecido senador Ted Kennedy (D), uno de los grandes defensores de la inmigración en EEUU. Ese mismo año, el Congreso aprobó una ley que legalizó a millones de indocumentados.
Una imagen de 1986. Joe Biden conversa con el fallecido senador Ted Kennedy (D), uno de los grandes defensores de la inmigración en EEUU. Ese mismo año, el Congreso aprobó una ley que legalizó a millones de indocumentados.Terry Ashe/Getty Images

No obstante, Biden no desaprovechó la oportunidad para asegurar que si ganaba las elecciones, en su primera semana como presidente presentaría un proyecto de ley que encamine a la legalización a los 11 millones de inmigrantes indocumentados en el país. Bajo su plan, que prioriza la unión de las familias, podrían beneficiarse los inmigrantes que se registren, estén al día con el pago de sus impuestos y pasen una revisión de antecedentes. En otra entrevista con Noticias Telemundo el mes pasado, agregó que planeaba congelar las deportaciones durante sus primeros 100 días en la Casa Blanca y que solo serían expulsados inmigrantes que cometan delitos graves. 

Pero si al hablar de Biden vamos a destacar las deportaciones durante la presidencia de Obama, es justo también resaltar que fue mientras Biden era vicepresidente que nació DACA.

El programa que el presidente Trump ha intentado anular, incluso con ayuda de la Corte Suprema, protege de la deportación a unos 650,000 jóvenes que fueron traídos por sus padres siendo niños.

Como vicepresidente, Biden también lideró los esfuerzos de la Casa Blanca para apoyar económicamente el Triángulo Norte de América Central, conformado por Guatemala, Honduras y El Salvador. En 2016, el Congreso terminaría aprobando un paquete de ayuda de 750 millones de dólares para esos países

Promesas en inmigración

La campaña de Biden ha redactado lo que llama “El plan de Biden para asegurar nuestros valores como nación de inmigrantes”, en el que se compromete a “tomar medidas urgentes para revertir el daño causado por Trump y recuperar los valores de Estados Unidos”. Para lograrlo, ofrece que en los primeros 100 días de su Gobierno hará lo siguiente:

  • Separación de familias: revertir de manera inmediata la separación de padres e hijos en la frontera, y poner fin a la persecución de padres por violaciones migratorias menores, así como priorizar la reunificación de niños que aún estén separados de su familias. También promete codificar protecciones para salvaguardar el bienestar de niños migrantes y trasladarlos a ambientes seguros lo más pronto posible. 
  • Asilo: poner fin a los Protocolos de Protección a Migrantes, bajo los que Estados Unidos ha impedido que decenas de miles de migrantes en busca de asilo soliciten ese derecho, dejándolos varados en México. Para ello, la Casa Blanca de Trump ha firmado acuerdos con los Gobiernos de Guatemala y Honduras, a los que ha designado como “tercer país seguro”. Biden también se compromete a restaurar las leyes de asilo y aumentar considerablemente los recursos para apoyar a los migrantes que aguardan en la frontera. 
  • DACA: restaurar el programa que beneficia a jóvenes inmigrantes traídos de niños y “explorar todas las opciones legales para proteger a sus familias de una separación inhumana”. Abrir la ayuda federal a los dreamers para que puedan costear sus estudios. 
  • TPS: ordenar una revisión inmediata del Estatus de Protección Temporal para evitar que poblaciones vulnerables deban volver a países que no son seguros, incluyendo El Salvador, Honduras y Nicaragua. Además, promover una reforma migratoria en el Congreso que allane el camino a la ciudadanía para los inmigrantes con TPS que han construido su vida en Estados Unidos.  
  • Redadas: terminar con las redadas en centros de trabajo, y proteger otros lugares sensibles de acciones que perjudiquen a inmigrantes, como hospitales, escuelas o lugares de culto.  
  • 287(g): aunque no hay una mención específica sobre el programa que permite la colaboración de los departamentos de policía locales con agentes de inmigración en el extenso plan migratorio de Biden, el tema sí está incluido en las recomendaciones que hizo su equipo de trabajo junto con el de la campaña del senador Bernie Sanders. El equipo propuso revertir el uso de 287(g) y programas similares, así como poner fin a todos los acuerdos alcanzados durante el Gobierno de Trump. Biden se ha manifestado a favor de esta recomendación. 
  • Militares: no buscará la deportación de personas que sirven en las Fuerzas Armadas ni de sus familias, y abogará por el regreso de veteranos deportados por el Gobierno de Trump.  

“La inmigración es esencial para lo que somos como nación, nuestros valores fundamentales y nuestras aspiraciones para nuestro futuro. Bajo la Administración de Biden, nunca daremos la espalda a quienes somos o aquello que nos hace únicos y orgullosamente estadounidenses. Estados Unidos merece una política de inmigración que refleje nuestros valores más altos como nación”, señala la campaña de Biden. 

Pero, la lista de propuestas migratorias es larga y cada una más apremiante que la otra. 

Entonces, ¿por dónde debería empezar Biden si llega a la Casa Blanca? 

“Es difícil identificar una sola prioridad”, nos dijo Schwietert Collazo. “Pero una cosa sí es cierta: hay que empezar a reparar el daño que hemos hecho a las comunidades. Una prioridad debería ser sacar a todas las personas que están detenidas y que no son criminales”. 

Otra cosa cierta es que ningún cambio será inmediato.

“Trump ha quitado tantos pilares sobre los que descansa la política de inmigración, que vamos a estar tratando de deshacer el impacto de la política actual por mucho tiempo”, dijo Collazo, y dio como ejemplo el nombramiento de jueces en cortes de inmigración y apelaciones. 

“Puede que saquemos a Trump, pero la política que ha implementado va a tener un impacto por muchos años”, concluyó.