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El Real Madrid gana la Champions en tiempo extra

A un paso de conquistar la gloria, a instantes de entrar a los libros de historia futbolera, a momentos de romper en pedazos esa idea de que en la vida es la gente rica y bonita la que casi siempre gana, el Atlético de Madrid, el vecino pobre y humilde de la capital española, perdió ante el Real Madrid la final de la Champions

Por Carlos Rajo

A un paso de conquistar la gloria, a instantes de entrar a los libros de historia futbolera, a momentos de romper en pedazos esa idea de que en la vida es la gente rica y bonita la que casi siempre gana, el Atlético de Madrid, el vecino pobre y humilde de la capital española, perdió ante el Real Madrid la final de la Champions.

Vaya final de unos de los torneo más importantes a nivel de equipos de fútbol internacional. El resultado de 4-1 no dice todo lo que pasó en el partido jugado en la capital de Portugal. El Atlético ganaba 1-0 y se jugaba el minuto 93 del tiempo de compensación que había dado el árbitro holandés. Era sólo cuestión de aguantar un rato más y celebrar lo que hubiese sido la primera Champions para el Atlético.

Vino un córner desde la derecha lanzado por el volante de origen croata Modric -jugará contra México en el Mundial por cierto- y como salido de la nada aparece el central y capitán del Real Madrid, Sergio Ramos. Los defensas del Atlético se van con la finta y se mueven detrás de Cristiano Ronaldo, la pelota sigue de viaje y ahí aparece Ramos tocándola con la parte izquierda de la cabeza para desviarla hacia el ángulo derecho abajo del fabuloso arquero del Atlético el joven belga Courtois. Inatajable. 

La historia, que hasta ese momento estaba por escribirse con el Atlético como el actor principal, cambió radicalmente. El vecino madrileño pudiente entraba por la puerta de atrás al escenario, sin embargo, era claro que una vez dentro pronto volvería a confirmar lo que es hoy la regla en el fútbol internacional. De que en este fútbol global donde las carretadas de dinero para adquirir a los mejores jugadores son el prerrequisito para disputar la gloria, el Atlético de Madrid era un invitado de palo a la fiesta.

Con todo, el Atlético siguió dando la batalla durante los primeros minutos del tiempo extra. Era claro sin embargo, que no habían piernas. Que el Real Madrid estaba más entero, en particular con la inclusión en el segundo tiempo del defensa brasileño Marcelo, la verdad, defensa sólo en nombre, ya que el tipo juega más como un volante ofensivo o delantero. 

Ahí en ese sector de la izquierda del Real Madrid precisamente, la toma el argentino Di María, quizá el mejor jugador del partido, quien se cuela entre tres agotados defensas del Atlético y ejecuta un buen tiro de gol que es detenido por el siempre efectivo arquero belga. El portero sin embargo, no detiene la pelota sino que ésta sale en un rebote hacia la izquierda del área donde aparece Gareth Bale quien de cabeza la mete en la esquina derecha arriba del arco del Atlético. En términos prácticos ahí se acabó el partido. 

Faltaban unos diez minutos por supuesto, pero la realidad era que el Atlético no podía más. La diosa fortuna les había dado una fuerte cachetada. Los había dejado que olieran y casi tocaran la gloria para en cuestión de minutos hacerles recordar lo mortales que eran. Lo lejos que están de sus vecinos en recursos financieros para adquirir el mejor talento futbolero del mundo. Y es que las diferencias monetarias entre uno y otro son abismales. La plantilla total del Atlético para el caso, tiene un valor de un poco más de 100 millones de dólares, en tanto que un sólo jugador del Real Madrid como el galés Bale, costó 125 millones de dólares.

Más tarde vendrían otros dos goles. Uno de Marcelo y un penalti casi al final del tiempo extra de Cristiano Ronaldo, la gran estrella del Real Madrid quien es hoy el mejor jugador del mundo pero que esta final no hizo mayor cosa. Hasta en esto fue una final extraña. Tanto Ronaldo como Bale -los dos más caros jugadores en la cancha- tuvieron una noche para olvidar. Más allá del gol que cada uno hizo lo demás fue pedestre.

 Esto de estar a un paso de la gloria no es algo nuevo para el Atlético. Así como han sido siempre, un equipo de pocos recursos, los obreros en relación a sus vecinos millonarios favoritos de la casa Real española -el Rey Juan Carlos estaba presente-, el Atlético casi nunca ha ganado nada a nivel internacional. La única otra vez que ha estado en esta situación de tocar las puertas del Olimpo futbolero fue en 1974, cuando jugó la final de la Copa Europea -así se llamaba la Champions- y un jugador alemán del Bayer Munich les empató con un gol casi en el último minuto del tiempo extra. El Atlético perdería luego el desempate.

Con todo, el Atlético se va con la frente en alto. Este ha sido un año enorme para el equipo del técnico argentino el “Cholo” Simeone. Salió campeón de la Liga española y estuvo a un paso de ganar la Champions. La historia sin embargo, la escriben los ganadores. El Real Madrid con sus millones y sus estrellas ha conquistado la tan ansiada “décima” Champions que buscaba desde hace más de una década. 

 Y la ironía final del drama jugado en el estadio del Bénfica en Lisboa: a los guerreros, que nadie discute son los jugadores del Atlético, les fue arrebatada la gloria por ese único verdadero guerrero que tiene el Real Madrid: Sergio Ramos.