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El control del Senado o la orden ejecutiva en favor de inmigrantes

El control del Senado o la orden ejecutiva en favor de inmigrantes

Por Carlos Rajo

La posibilidad de que el Presidente Obama retrase hasta después de la elección de noviembre su orden ejecutiva que favorecería a millones de indocumentados, ha puesto en un dilema a los activistas en favor de los inmigrantes.

O presionan para que Obama actúe pronto con el riesgo de hacer ver mal al mandatario y a los demócratas, lo mismo que sembrar falsas expectativas entre los latinos creyendo que será posible hacer cambiar de opinión a la Casa Blanca (asumiendo que ya se tomó la decisión de no dar la orden ejecutiva en los próximos días y semanas).

O bien aceptan las supuestas razones políticas que da el gobierno para retrasar la orden ejecutiva con el riesgo de que al final Obama no haga nada y se frustre otro intento de al menos conseguir una versión menor de la reforma migratoria (la orden ejecutiva no será reforma migratoria pero sí beneficiará a bastante gente).

Por lo que se sabe hasta ahora la posición de algunos de los principales líderes pro inmigrantes es la de presionar a Obama y de no aceptar las razones que da la Casa Blanca (razones extra oficiales, ya que oficialmente Obama no ha dicho ni que habrá retraso ni tampoco las razones por el mismo).

¿Por qué esperar hasta después de la elección?, se preguntó por ejemplo el congresista demócrata Luis Gutiérrez, quien con su activismo dentro y fuera de la Cámara baja en favor de la reforma migratoria se ha convertido en figura central en el tema. “Creo que conozco que es lo que hay en el corazón del presidente y por eso les digo a los demócratas, háganse a un lado y dejen que el presidente tome su decisión”.

Gutiérrez menciona lo de “la elección” debido a que hasta donde se sabe ese es el principal factor que ha metido el freno en lo que parecía una decisión inminente de Obama en favor de millones de indocumentados.

Sucede que a juicio de algunos estrategas demócratas, existe la posibilidad de que en esa elección de noviembre varios senadores demócratas que van a reelección en estados conservadores y de pocos votantes latinos sean derrotados precisamente por los efectos de la acción ejecutiva del mandatario en el tema de inmigración.

Otros activistas toman precisamente este factor de la elección como una razón más para que Obama actúe lo más pronto posible. “Si (Obama) no cumple su promesa de tomar algún tipo de acción para el final del verano, será más difícil movilizar votantes para la gente que anda tocando puertas en la comunidad latina”, advirtió Frank Sharry, director ejecutivo de “America’s Voices”, organización también en el centro del movimiento por la reforma migratoria.

Aun cuando es cierto lo que señala Sharry de que si Obama no da su orden ejecutiva habrá menos motivación entre los votantes latinos para la elección de noviembre, también es cierto que estos latinos tienen poca influencia en los principales asientos senatoriales en disputa. En lugares como Arkansas, Louisiana, Carolina del Norte o New Hampshire, donde literalmente se decidirá el control del senado, los latinos son relativamente pocos. Es únicamente en Colorado, donde también habrá elección senatorial, que los latinos hacen número suficiente para inclinar la balanza en favor del candidato demócrata.

Quizá suene a intriga, a cínicos cálculos políticos o fríos análisis de estrategas que no tienen en cuenta el destino de millones de seres humanos, pero el punto es que esa es la realidad de los corredores del poder político en Washington.

Un político demócrata por ejemplo, que se juega su reelección en uno de los estados que votaron en 2012 por el republicano Romney, que de puro milagro ha conseguido dar la batalla y estar cabeza a cabeza en las encuestas con su rival republicano, lo último que quiere es que aparezca Obama con la orden ejecutiva favoreciendo a  muchos indocumentados. La idea es que si se da tal orden la gente que estaba indecisa encontrará la razón o el pretexto perfecto para bajarle el pulgar a ese senador demócrata que confiaba en reelegirse. Y lo peor, cuando ese senador pierde, casi con seguridad los demócratas pierden también el control del senado.

Ciertamente, una situación imposible para los activistas pro inmigración. Parecía que tenían a Obama en una esquina (en el buen sentido de la palabra). Con presión pública y privada, con una intensa movilización en los últimos meses y martillando la idea de que los latinos serán fundamentales para que los demócratas sigan en la Casa Blanca, habían convencido al mandatario de la justeza de la orden ejecutiva (en parte también porque los republicanos en la Cámara baja bloquearon la reforma migratoria). Hoy de pronto, faltando “quince para los doce”, los demócratas les mueven el poste y les piden esperar hasta después de la elección. ¿Se quedarán callados o seguirán presionando para que Obama de la orden ejecutiva?