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Texas vota para que en todos los salones de clase se muestren los Diez Mandamientos

"Hemos llegado al punto de que una ley favorece una religión sobre las demás", denuncia un activista. Otros destacan cómo la medida debilita la separación entre la Iglesia y el Estado.

La Cámara de Representantes de Texas tiene previsto votar este martes una propuesta de ley para requerir que los Diez Mandamientos de la Biblia figuren en todos los salones de clases.

La medida, que diluye la separación constitucional entre la Iglesia y el Estado se apoya en un dictamen de la Corte Suprema del año pasado a favor de un entrenador de fútbol americano que fue despedido por rezar junto con su equipo de una escuela secundaria.

El Senado aprobó hace un mes una ley similar para que los Diez Mandamientos figuren en un lugar prominente de las aulas a partir del próximo curso. El senador estatal republicano Bryan Hughes, uno de los impulsores, explicó que los Diez Mandamientos forman "parte del legado estadounidense" y que el proyecto "recordará a los estudiantes su importancia en la fundación de Estados Unidos".

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Un salón de clasos en Carrizo Springs, Texas.
Un salón de clasos en Carrizo Springs, Texas.The Washington Post / The Washington Post via Getty Im

El vicegobernador, Dan Patrick, ha descrito la medida como una victoria para las libertades religiosas: "Creo en que no se puede cambiar la cultura del país hasta que se cambie la cultura de la humanidad", dijo, "traer los Diez mandamientos y la oración de vuelta a las escuelas hará que los estudiantes sean mejores texanos".

Texas ha introducido alrededor de media docena de leyes religiosas, incluidas un requerimiento de que se usen letreros donados a escuelas públicas con la leyenda “confiamos en Dios” y otros proyectos de ley que se están dicutiendo como el que autoriza a clérigos sin entrenamiento en psicología para que sustituyan a los asesores escolares de adolescentes o el que destina tiempo en la escuela para la lectura de la biblia y otros textos religiosos.

Para los críticos de estas medidas, la introducción de la religión en las escuelas públicas sienta un precedente preocupante sobre el uso de los recursos públicos para promover una religión en particular.

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John Litzler, director de políticas públicas de la Comisión Baptista Cristiana de Vida, dijo al diario The Texas Tribune que son los padres y no el Estado quien debe hablar con los niños de religión.

"Debería tener el derecho a ser yo la que enseñe a mis hijas sobre los conceptos de adulterio y codiciar al cónyuge. No debería ser una de las primeras cosas que aprenden en un salón de kínder".

Cientos de personas han firmado peticiones en contra de la medida, alegando que representa una peligrosa inclinación del Estado hacia el cristianismo, reportó el diario The Washington Post.

"Estamos ingresando a una nueva era", dijo al medio citado Josh Houston, un activista en favor de las minorías religiosas en Texas. "Tuvimos este derecho durante la mayor parte del siglo XX, pero ahora la gente se está olvidando del pasado. Hemos llegado al punto de que una ley favorece una religión sobre las demás. Cuando lo señalas, no hay ningún interés en negociarlo".