El hijo de Kayla Brady estaba en quinto grado cuando el director de su escuela primaria le pegó con una paleta por, como ella dijo, "no hacerle caso al profesor". El incidente dejó marcas rojas en las nalgas del niño que, según ella, se convirtieron en moretones violáceos con el paso de los días.
Pero, según un reportaje de The Washington Post, el daño fue más allá de lo físico. El niño creía que el director volvería a hacerle daño y le suplicó a su madre que atrincherara la puerta principal de su casa. Según Brady, le resultaba imposible dormir por las noches. Años después, todavía se ponía tenso si veía al director en el Dollar General o en el Walmart de Booneville, no lejos de su zona rural del noreste de Mississippi. El adolescente solía salirse de las tiendas, si lo veía.
"Está traumatizado", le dijo Brady al Post, y asegura que no la llamaron antes de que su hijo fuera golpeado, ni tampoco le dijeron cuántos golpes había soportado. La policía se negó a intervenir, dijo Brady. Más tarde, presentó una demanda por el incidente, que perdió: en Mississippi, los castigos corporales son legales en la mayoría de los casos.

En más de 15 estados, sobre todo del Sur, permiten los azotes u otro tipo de disciplina física en las escuelas. Entre ellos, Mississippi encabeza desde hace tiempo la lista, siendo el que más recurre a esta práctica, según datos federales. La mayoría de las escuelas de Estados Unidos —más del 90%— no recurren al castigo corporal.
Las investigaciones muestran que el castigo corporal no mejora el comportamiento a largo plazo, no es un medio eficaz de disciplina y no fomenta un entorno de aprendizaje positivo ni un clima escolar de apoyo"
Mandy Allison PROFESORA DE PEDIATRÍA, UNIVERSIDAD DE COLORADO
Los castigos corporales, deberían "abolirse por ley en todos los estados", según una declaración del Consejo de Salud Escolar que fue publicada el mes pasado por la Academia Estadounidense de Pediatría (AAP, en inglés).
El uso del castigo corporal ha disminuido con los años, pero "está expresamente permitido o no está expresamente prohibido en 23 estados", declaró en marzo el Secretario de Educación de EE.UU., Miguel A. Cardona, antes de que Colorado prohibiera esta práctica. "Además, los investigadores han determinado que es probable que el uso del castigo corporal en las escuelas esté infradeclarado".
Aunque el 96% de las escuelas públicas afirman que ya no golpean a los alumnos, casi 70,000 estudiantes al año son golpeados "al menos una vez por el personal de la escuela", y el castigo corporal se utiliza más ampliamente en el sur de Estados Unidos, según la declaración de la AAP.
Los castigos en estadísticas
Los niños con discapacidades fueron golpeados en tasas más altas que los estudiantes sin discapacidad en más de la mitad de las escuelas que aplicaban castigos corporales entre 2013 y 2014, lo que plantea "inquietudes preocupantes sobre el tratamiento dispar de los estudiantes con discapacidad, que con demasiada frecuencia son castigados por comportamientos derivados de su discapacidad", según un informe de 2019 del Proyecto de Derechos Civiles.
"Esto no es aceptable: todos los niños necesitan sentirse seguros para aprender", dijo en una entrevista con CNN la autora principal, Mandy Allison, profesora asociada de pediatría en la Facultad de Medicina de la Universidad de Colorado en Aurora, Colorado.
"Si bien un niño o adolescente puede volverse temeroso, obediente y 'ponerse en línea', eso sólo sucede a corto plazo después de ser golpeado", dijo Allison. "Las investigaciones demuestran que el castigo corporal no mejora el comportamiento a largo plazo, no es un medio eficaz de disciplina y no fomenta un entorno de aprendizaje positivo ni un clima escolar de apoyo".
La postura contra los azotes se extiende más allá del ámbito escolar. Los padres tampoco deben "dar azotes, pegar, abofetear, amenazar, insultar, humillar o avergonzar" a sus hijos cuando los disciplinen, señala la AAP.
Según el Post, el condado de Scott, un distrito escolar del centro de Mississippi con 4,000 alumnos, registró más de 630 incidentes durante el curso escolar que terminó en junio. El distrito de Brady —con más de 2,200 alumnos— registró incidentes en 34 oportunidades, aproximadamente una vez por cada semana escolar.
Una práctica considerada ineficaz
Los niños son castigados físicamente por una serie de comportamientos: hablar demasiado, interrumpir la clase, incumplir las normas, llegar tarde. Algunos distritos de Mississippi dicen que no es su primera opción para corregir el comportamiento, sino una herramienta a utilizar después de que fallen otras medidas. Normalmente debe estar presente otra persona, y el enfoque del castigador debe ser "razonable", no malicioso ni vengativo.
Sin embargo, psicólogos y estudiosos afirman que esta práctica no sólo es descabellada en 2023, sino también ineficaz para cambiar el comportamiento y contraria a los enfoques modernos orientados a prevenir problemas, aprender de los errores y comprender los traumas infantiles.
Según un estudio del que es coautora Elizabeth Gershoff, profesora de la Universidad de Texas en Austin que estudia el castigo corporal, los adultos que fueron azotados de niños mostraron un comportamiento más antisocial y tuvieron más problemas de salud mental. Dos estudios más recientes muestran que los resultados relacionados con el castigo corporal en el hogar también están asociados con su uso en la escuela, dijo.
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En otro trabajo, Gershoff y otros investigadores descubrieron que un historial de azotes estaba relacionado con más síntomas depresivos, más intentos de suicidio, más consumo moderado o excesivo de alcohol y más consumo de drogas.
En Mississippi, cada distrito escolar decide si permite el castigo corporal, y varios de ellos lo han prohibido. Pero incluso los que más lo practican no defienden necesariamente la práctica. Dicen que depende de los padres.

Un caso en Texas cobra atención nacional
La semana pasada, el director de un centro de enseñanza en Texas fue detenido después de golpear a una alumna, a quien dejó con lesiones. El caso ganó atención nacional y avivó el debate sobre este tipo de castigos.
Texas es uno de los estados que permiten que los maestros utilicen el castigo corporal como método y ello incluye pegar, dar nalgadas, azotar o causar dolor a los estudiantes con el objetivo de disciplinarlos, si el distrito escolar para el que trabajan permite ese tipo de prácticas.
Los padres, sin embargo, tienen la opción de prohibir que sus hijos reciban tales castigos y pueden notificarlo a las autoridades escolares por escrito.
El tema de los castigos corporales ha sido debatido durante largo tiempo por los legisladores del estado. Más recientemente, la representante Alma Allen, demócrata por Houston y quien fue maestra en una escuela pública, presentó un proyecto para abolir esa práctica.
Jeffery Hogg, el director de Overton High School, donde tuvo lugar el incidente fue arrestado y acusado de un cargo de asalto, tras golpear a una alumna con una paleta de madera en tres ocasiones.
Un evento que no se borra de la memoria
Más de ocho años después, Brady, la madre de Mississippi, sigue conservando las fotos que muestran las marcas de la agresión que sufrió su hijo y tiene fuertes sentimientos respecto a la práctica de pegarles a los niños en las escuelas. "No saben por lo que está pasando un niño", dice. "Sólo quieren pegarles porque no se comportan como ellos quieren".
En el sistema escolar donde vive su familia, la práctica sigue viva. El condado de Prentiss todavía menciona el castigo corporal en su manual 2023-24 para los estudiantes, diciendo que la práctica puede ser utilizada como un "castigo máximo" para las infracciones flagrantes o repetidas de bajo nivel como correr en los pasillos, tardanzas, violaciones del código de vestimenta, muestras públicas de afecto y empujones. El curso pasado se utilizó 31 veces, según datos estatales citados por el Post.
El hijo de Brady, que acaba de cumplir 20 años, no habla del tema. Su madre dijo que ve el episodio como un momento del pasado que no quiere volver a recordar. Amplió que ella puede hablar de lo sucedido, pero que él ya ha dejado los estudios y forma parte del mundo laboral, por lo que prefiere tratar de olvidar el incidente.
Con información de The Washington Post, Axios Latino, CNN y The Texas Tribune