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Los libros sobre raza y sexualidad están desapareciendo de las escuelas de Texas en un número récord

Frente a la presión de los padres y las amenazas de cargos penales, algunos distritos han ignorado las políticas destinadas a evitar la censura. Los bibliotecarios y los estudiantes se oponen a esta campaña.

Por Mike Hixenbaugh - NBC News

KATY, Texas — Desde un lugar apartado en la biblioteca de su instituto, una chica de 17 años hablaba en voz baja por su teléfono móvil, preocupada por si alguien la escuchaba decir las cosas que había ocultado a sus padres durante años.

Ellos no saben que es gay. Y teniendo en cuenta sus comentarios anteriores sobre que la homosexualidad es un pecado, hace tiempo que teme que se enteren de su secreto si ven lo que lee en la biblioteca.

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Ese espacio, con sus interminables filas de libros sobre personajes de todo tipo, ha sido su “refugio seguro”, uno de los pocos lugares donde se siente completamente libre de ser ella misma.

Pero los libros, incluido uno de sus favoritos recientes, han desaparecido de las estanterías de las bibliotecas del Distrito Escolar Independiente de Katy en los últimos meses. 

Se ha ido: Jack of Hearts (and Other Parts), un libro que había leído el año pasado sobre un adolescente gay que no tiene reparos en hablar de su aventurera vida sexual. También han sido desterrados: The Handsome Girl and Her Beautiful Boy, All Boys Aren’t Blue y Lawn Boy, todas ellas historias de madurez en las que aparecen personajes LGBTQ y pasajes sobre sexo.

Algunos títulos fueron retirados después de que los padres se quejaran formalmente, pero otros fueron prohibidos discretamente por el distrito sin revisiones oficiales.

“Como he luchado con mi propia identidad como persona queer, ha sido muy, muy importante para mí tener acceso a estos libros”, afirmó la niña, a quien nuestra cadena hermana NBC News no nombra para evitar revelar su sexualidad. “Y estoy segura de que es realmente importante para otros niños queer. Deberían poder verse reflejados en las páginas”, añadió.

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Su refugio seguro es ahora un campo de batalla en un esfuerzo sin precedentes de los padres y los políticos conservadores de Texas para prohibir en las escuelas los libros que tratan de la raza, la sexualidad y el género, según ha descubierto una investigación de NBC News.

Cientos de títulos han sido retirados de las bibliotecas de todo el estado para su revisión, a veces a pesar de las objeciones de los bibliotecarios de las escuelas, varios de los cuales dijeron a NBC News que se enfrentan a entornos de trabajo cada vez más hostiles y a la creciente presión para retirar preventivamente los libros que puedan provocar quejas. 

Las solicitudes de registros a casi 100 distritos escolares de las regiones de Houston, Dallas, San Antonio y Austin -una pequeña muestra de los 1,250 sistemas escolares públicos del estado- revelaron 75 solicitudes formales de padres o miembros de la comunidad para prohibir libros en las bibliotecas durante los primeros cuatro meses de este año escolar.

En comparación, sólo se presentó una impugnación de libros de la biblioteca en esos distritos durante el mismo período de tiempo del año anterior, según los registros. Algunos de los distritos han informado de que este año se han presentado más impugnaciones que en las dos últimas décadas juntas.

Todas las impugnaciones de este año escolar se referían a libros que trataban sobre el racismo o la sexualidad, la mayoría de ellos con personajes LGBTQ y descripciones explícitas de sexo.

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Muchos de los libros criticados son títulos nuevos, adquiridos por los bibliotecarios escolares en los últimos años como parte de un movimiento nacional para diversificar el contenido disponible para los niños de las escuelas públicas.

“¿Por qué estamos sexualizando a nuestros preciosos niños?”, alegó un padre de Katy en una reunión del consejo escolar en noviembre, después de sugerir que los libros sobre relaciones LGBTQ están haciendo que los niños se cuestionen indebidamente sus identidades de género y orientaciones sexuales. “¿Por qué nuestras bibliotecas están llenas de pornografía?”, agregó.

Otro padre de Katy, un suburbio de Houston, pidió al distrito que retirara una biografía infantil de Michelle Obama, argumentando que promueve el “racismo inverso” contra los blancos, según los registros obtenidos por NBC News.

Un padre del suburbio de Prosper, en Dallas, quería que el distrito escolar prohibiera un libro ilustrado para niños sobre la vida de la atleta olímpica negra Wilma Rudolph, porque menciona el racismo al que se enfrentó Rudolph cuando crecía en Tennessee en la década de 1940.

En el acaudalado distrito escolar independiente de Eanes, en Austin, un padre propuso sustituir cuatro libros sobre el racismo, entre ellos How to Be an Antiracist (Cómo ser antirracista), de Ibram X. Kendi, por ejemplares de la Biblia.

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Debates similares están sacudiendo comunidades de todo el país, alimentados por padres, activistas y políticos republicanos que se han movilizado contra los programas escolares y las lecciones en las aulas centradas en cuestiones LGBTQ y el legado del racismo en Estados Unidos.

El otoño pasado, algunos grupos nacionales involucrados en ese esfuerzo -incluyendo No Left Turn in Education y Moms for Liberty- comenzaron a circular listas de libros de la biblioteca escolar que, según ellos, “adoctrinan a los niños en una ideología peligrosa".

Y durante su exitosa candidatura a gobernador en Virginia, el republicano Glenn Youngkin hizo de la oposición de los padres a los libros explícitos un tema central en la recta final de su campaña, lo que llevó a algunos estrategas del Partido Republicano a señalar el tema como una estrategia ganadora de cara a las elecciones de mitad de mandato de 2022.

La lucha es especialmente acalorada en Texas, donde funcionarios estatales republicanos, incluido el gobernador Greg Abbott, han llegado a pedir que se presenten cargos penales contra cualquier miembro del personal escolar que proporcione a los niños acceso a novelas para jóvenes adultos que algunos conservadores han calificado de “pornografía”.

Por otra parte, el representante estatal Matt Krause, republicano, elaboró una lista de 850 títulos que tratan sobre el racismo o la sexualidad y que podrían “hacer que los estudiantes se sientan incómodos”, y exigió que los distritos escolares de Texas investigaran si esos libros estaban en sus bibliotecas.

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Un grupo de bibliotecarios escolares de Texas ha puesto en marcha una campaña en las redes sociales para hacer frente a esta demanda.

“Siempre ha habido esfuerzos para censurar los libros, pero lo que estamos viendo ahora no tiene precedentes”, lamentó Carolyn Foote, una bibliotecaria escolar jubilada en Austin que está ayudando a liderar la campaña #FREADom.

“Una biblioteca es un lugar de indagación voluntaria. Eso significa que cuando un estudiante entra, no se le obliga a sacar un libro que él o sus padres consideran objetable. Pero tampoco tienen autoridad para decir qué libros deben o no deben estar disponibles para otros estudiantes", explicó.

Diez bibliotecarios escolares de Texas, actuales o recientemente jubilados, que hablaron con un periodista, describieron el creciente temor de que puedan ser atacados por los padres en las redes sociales o amenazados con cargos penales.

Algunos dijeron que han retirado discretamente los libros de afirmación LGBTQ de los estantes o se han negado a comprar otros nuevos para evitar la crítica de la opinión pública, lo que hace temer lo que los defensores de la libertad de expresión llaman una ola de “censura blanda” en Texas y en todo el país.

Cinco de los bibliotecarios dijeron que estaban pensando en dejar la profesión, y uno ya lo ha hecho. Sarah Chase, bibliotecaria de la Carroll Senior High School en Southlake, un suburbio de Fort Worth, dijo que la campaña en contra de los libros contribuyó a su decisión de retirarse en diciembre, meses antes de lo que había planeado.

“No soy una santa”, afirmó Chase, de 55 años. “Me retiré porque tenía miedo de enfrentarme a los ataques. No quería caer en la trampa de alguien. ¿Quién quiere que le llamen pornógrafo? ¿Quién quiere ser acusado de pedófilo o denunciado a la policía por poner un libro en la mano de un niño?”, se preguntó.

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En entrevistas y comentarios grabados en las reuniones del consejo escolar, los padres que han impulsado la retirada de libros describen que han hecho todo lo posible para proteger a sus hijos del contenido sexualmente explícito de internet, sólo para descubrir que está fácilmente disponible en las bibliotecas escolares.

“No es censura proteger a los menores de la exposición a libros de temática adulta”, afirmó Kristen Mangus, una madre de familia, en una reunión en noviembre del Consejo de Administración del Distrito Escolar Independiente de Keller, un distrito suburbano en las afueras de Fort Worth que ha recibido docenas de solicitudes de prohibición de libros en los últimos meses. “Si deciden sacar libros de la biblioteca pública con un padre, que así sea. Pero no hay ninguna razón para tener estos libros en nuestras escuelas”.

Algunos padres que protestan han insistido en que su oposición se refiere a los libros sexualmente explícitos, independientemente de las razas u orientaciones sexuales de los personajes. Señalan que algunos de los ejemplares cuestionados contienen escenas de sexo heterosexual.

Pero en muchos casos, los padres y los políticos del Partido Republicano han señalado libros sobre el racismo y las cuestiones LGBTQ que no incluyen lenguaje explícito, incluidos algunos libros ilustrados sobre figuras históricas negras y niños transgénero.

Los defensores de la libertad de expresión y los autores niegan que ninguno de los libros en cuestión cumpla la definición legal de pornografía. Aunque algunos incluyen pasajes o dibujos sexualmente explícitos, esas escenas se presentan en el contexto de narraciones más amplias y no con el propósito explícito de la estimulación sexual.

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“Algunos padres quieren pretender que los libros son la fuente de oscuridad en la vida de los niños”, apuntó Ashley Hope Pérez, autora de la novela para jóvenes adultos Out of Darkness (Fuera de la oscuridad), que ha sido repetidamente atacada por los padres de Texas por su representación de una escena de violación y otros contenidos.

“La realidad para la mayoría de los niños es que las dificultades, los retos, el daño, la opresión, están presentes en sus propias vidas, y los libros que reflejan esa realidad pueden ayudar a que se sientan menos solos”.

Varios estudiantes gays, por su parte, afirmaron que los argumentos de algunos padres, concretamente la idea de que es inapropiado que los adolescentes lean sobre relaciones sexuales LGBTQ, les hacen sentir que no son bienvenidos en sus comunidades.

Un profesor del Distrito Escolar Independiente de Carroll, en Southlake, colgó en octubre del año pasado cinta adhesiva de precaución sobre las estanterías  para protestar por la retirada de libros "controvertidos".
Un profesor del Distrito Escolar Independiente de Carroll, en Southlake, colgó en octubre del año pasado cinta adhesiva de precaución sobre las estanterías para protestar por la retirada de libros "controvertidos".NBC News

“Leer libros o consumir cualquier tipo de medios de comunicación que tengan representación LGBTQ, no convierte a la gente en gay o hace que la gente se vuelva de una determinada manera”, recordó Amber Kaul, una estudiante bisexual de 17 años de Katy. “Creo que leer esos libros ayuda a los niños a darse cuenta de que los sentimientos que ya han tenido son válidos y están bien, y creo que eso es a lo que se oponen muchos de estos padres”, agregó.

"Cortocircuitar” el proceso

Este otoño no fue la primera vez que los padres de Texas llenaron las salas de reuniones de los consejos escolares para quejarse de la influencia supuestamente corruptora de los libros.

Durante casi dos décadas, desde finales de los años noventa, la sección de Texas de la Unión Americana de Libertades Civiles (ACLU, por su sigla en inglés) realizó una encuesta en todos los colegios públicos y concertados de Texas para documentar los intentos de prohibir los libros de la biblioteca.

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Los informes anuales revelan el panorama de movimientos de censura del pasado, y dejan claro que el volumen de los desafíos que ahora golpean a las escuelas no se parece a nada registrado anteriormente en el estado.

A principios de la década de 2000, una reacción conservadora contra la serie de libros de Harry Potter, que algunos líderes cristianos condenaron como una representación satánica de la brujería, alimentó una oleada de intentos de prohibición de libros en Texas, según los datos de la ACLU.

Pero incluso en el punto álgido de esa oleada, la ACLU de Texas nunca documentó más de 151 impugnaciones de libros en bibliotecas escolares en un año. Aproximadamente la mitad de esa cantidad se documentó en solo los primeros cuatro meses del año escolar 2021 en solo una pequeña muestra de distritos escolares de Texas, según los registros obtenidos por NBC News. 

Durante el año escolar 2018-19, la última vez que la ACLU realizó la encuesta de censura, las escuelas de Texas informaron solo 17 impugnaciones de libros de bibliotecas en el estado. Se han presentado el doble en lo que va de año escolar solo en Keller ISD.

“Llevo 20 años haciendo este trabajo y nunca he visto el volumen de impugnaciones que estamos viendo ahora”, indicó Deborah Caldwell-Stone, directora de la Oficina para la Libertad Intelectual de la Asociación Americana de Bibliotecas, que hace un seguimiento de los intentos de prohibir libros de la biblioteca en el país.

Caldwell-Stone dijo que el número de impugnaciones de libros de Texas documentadas en los registros obtenidos por NBC News probablemente representa un gran recuento, porque no tiene en cuenta los libros que se están retirando de los estantes sobre la base de las quejas verbales en las reuniones del consejo o los correos electrónicos de los padres, a menudo en violación de las políticas del distrito escolar.

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En respuesta a los movimientos de censura del pasado, la Asociación Americana de Bibliotecas elaboró unas directrices para que las escuelas impidan la retirada repentina y arbitraria de libros.

Según estas pautas, que han sido adoptadas por la mayoría de los grandes distritos de Texas y de todo el país, se pide a los padres que rellenen formularios explicando por qué creen que un libro debe ser prohibido.

A continuación, un comité formado por empleados de la escuela y voluntarios de la comunidad revisa el libro en su totalidad y determina si cumple las normas del distrito, teniendo en cuenta que la capacidad de los padres para controlar lo que los alumnos pueden leer “sólo se extiende a su propio hijo”, según el lenguaje incluido en la mayoría de las políticas del distrito. 

Se supone que un libro impugnado debe permanecer en los estantes y estar disponible para los estudiantes mientras el comité delibera, y la decisión final debe hacerse pública, según Caldwell-Stone. 

“Lo que estamos viendo estos días es un cortocircuito de ese proceso, a pesar del hecho de que los consejos escolares a menudo tienen estas políticas de reconsideración en sus propios libros”, explicó. “Las están ignorando para responder a la controversia y a los pánicos morales de los que son objeto en las reuniones de los consejos escolares, y los libros se están retirando abruptamente”, apuntó.

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Este escenario se ha repetido en varios distritos escolares de Texas en los últimos meses, según ha descubierto NBC News. En diciembre, el Distrito Escolar Independiente de Denton, cerca de Dallas, fue noticia cuando los administradores retiraron un ejemplar de All Boys Aren’t Blue, un libro de memorias del autor negro gay George M. Johnson, después de enterarse de que los padres de los pueblos vecinos estaban preocupados por él.

Una portavoz del distrito, Julie Zwahr, dijo que los funcionarios de la escuela están revisando 11 libros de la biblioteca para determinar si son “omnipresentemente vulgares”, aunque el distrito sólo ha recibido una impugnación formal de libros este año escolar. 

El Distrito Escolar Independiente del Noreste, en San Antonio, no había recibido ninguna impugnación de libros de la biblioteca por parte de los padres hasta diciembre, según los registros proporcionados a NBC News. Pero ese mes, los administradores ordenaron a los bibliotecarios que guardaran en cajas más de 400 títulos que trataban sobre raza, sexualidad y género.

En una reunión posterior del consejo escolar, los líderes de North East dijeron que habían retirado los ejemplares para su revisión después de que Krause, el legislador republicano, distribuyera su lista de 850 títulos que, según él, violan las nuevas leyes estatales que rigen cómo se abordan el sexo y la raza en las aulas de Texas.

La portavoz de North East, Aubrey Chancellor, no respondió a la petición de un periodista para que hiciera comentarios, pero declaró al diario Texas Tribune en diciembre que el distrito pidió al personal que revisara los libros de la lista de Krause “para asegurarse de que no tuvieran material obsceno o vulgar".

Una foto tomada por un estudiante en Granbury, Texas, muestra a unos hombres transportando cajas de libros de la biblioteca con la etiqueta Lista de Krause, en referencia a los 850 títulos que el representante estatal Matt Krause quiere retirar de las escuelas.
Una foto tomada por un estudiante en Granbury, Texas, muestra a unos hombres transportando cajas de libros de la biblioteca con la etiqueta Lista de Krause, en referencia a los 850 títulos que el representante estatal Matt Krause quiere retirar de las escuelas.NBC News

“Esto no tiene que ver con la política o la censura, sino con garantizar que los padres elijan lo que es apropiado para sus hijos menores”, afirmó entonces.

En otro caso, el Distrito Escolar Independiente de Carroll en Southlake, respondiendo a una solicitud de registros públicos de NBC News, informó que no había recibido ninguna impugnación de libros de la biblioteca en 2021.

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Pero los correos electrónicos revisados por un reportero muestran que un padre se había quejado informalmente en agosto a un administrador de Carroll y a dos miembros de la junta escolar sobre el libro, Beyond Magenta: Transgender Teens Speak Out, de Susan Kuklin.

“Hay un contenido sexual extremo en ese libro que ni siquiera es apropiado para que yo lo ponga en un correo electrónico”, escribió el padre.

En lugar de exigir a la madre que rellenara un formulario para iniciar el proceso de revisión formal de la biblioteca del distrito, Chase, la bibliotecaria de Carroll recientemente jubilada, dijo que un administrador compartió el correo electrónico con ella y con otra bibliotecaria, y para evitar el conflicto, acordaron retirar el libro de las estanterías del instituto.

“Odio que hayamos hecho esto, porque no pasamos por la revisión formal nosotros mismos”, afirmó Chase. “Creo que muchos bibliotecarios toman decisiones por miedo, y eso nos coloca en una posición de autocensura”, apuntó.

La lucha por los libros se extiende de Virginia a Texas

Mary Ellen Cuzela, madre de tres hijos en Katy, un suburbio en expansión y en auge a las afueras de Houston, nunca había pensado mucho en los libros de la biblioteca a los que sus hijos podrían tener acceso en la escuela.

Pero en septiembre, escuchó al entonces candidato Youngkin mencionar la lucha de un distrito escolar de Virginia sobre “material sexualmente explícito en la biblioteca” durante su campaña para gobernador contra el demócrata Terry McAuliffe.

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Curiosa, Cuzela buscó en el catálogo del Distrito Escolar Independiente de Katy y se sorprendió al descubrir que uno de los libros en el centro de la pelea de Virginia, Lawn Boy, de Jonathan Evison, estaba disponible en la escuela secundaria de sus hijos.

Cuzela cogió un ejemplar de la biblioteca pública y “quedó absolutamente asombrada” por lo que leyó. El libro, que traza la historia de un personaje mexicano-americano para entender su propia sexualidad e identidad étnica, estaba “lleno de vulgaridades”, dijo Cuzela, incluyendo docenas de palabras de cuatro letras, referencias sexuales explícitas y una descripción de sexo oral entre niños de cuarto grado durante una reunión del grupo juvenil de la iglesia.

“No me importa si eres heterosexual, gay, transgénero, de género fluido, de cualquier raza. Ese libro lo tenía todo y era degradante para todo tipo de personas”, opinó.

Pronto descubrió que varios otros libros para jóvenes adultos que habían sido blanco de ataques en Virginia y otros distritos de Texas estaban disponibles en el Katy ISD. Cuzela compartió sus hallazgos con algunos “padres afines”, y juntos se propusieron conseguir que los administradores hicieran algo. 

El sistema escolar, un distrito diverso de casi 85,000 estudiantes, ya había aparecido en los titulares nacionales ese otoño cuando los administradores retiraron temporalmente de las bibliotecas escolares ejemplares de New Kid y Class Act, de Jerry Craft, después de que los padres se quejaran de que las novelas gráficas, sobre alumnos negros de séptimo grado en una escuela mayoritariamente blanca, adoctrinarían a los estudiantes de color con una “mentalidad de víctimas” y harían que algunos niños se sintieran culpables por ser blancos.

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Pero Cuzela dijo que a ella y a sus amigos les estaba costando mucho conseguir que los administradores de Katy se tomaran en serio su preocupación por los libros sexualmente explícitos. Así que idearon un plan, y el 15 de noviembre, ella y otras cinco madres se presentaron en una reunión del consejo escolar de Katy con una pila de libros. 

Una por una, se turnaron en el atril durante los comentarios públicos. Cuzela imploró a la junta que auditara todos los libros de la biblioteca del distrito y se deshiciera de los que son demasiado obscenos para ser leídos en público. 

“Si están filtrando el acceso a internet de los estudiantes”, dijo, “¿por qué no estamos filtrando la biblioteca?”.

Minutos más tarde, Jennifer Adler, madre de cinco hijos, sostuvo un ejemplar de Jack of Hearts (and Other Parts), de L.C. Rosen, para que la junta lo viera. Adler explicó que el libro trata de un personaje llamado Jack, que escribe una columna de consejos sexuales para adolescentes en un sitio web. Luego comenzó a leer.

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“Me pregunto cómo lo hace... cómo consigue toda esa D”, afirmó Adler, leyendo el primero de una serie de extractos explícitos que hacían referencia al sexo anal y oral. 

Después de terminar con un pasaje que incluía una descripción detallada de los genitales masculinos y consejos sobre cómo practicar el sexo oral, miró a los miembros de la junta, con la voz temblorosa mientras hablaba.

“No puedo ni imaginar cómo me sentiría si mi hijo llegara a casa con este tipo de libros”, declaró Adler, cuyo hijo mayor está en la escuela secundaria. “No podemos leer este tipo de contenido, y me gustaría proteger el corazón y la mente de mis hijos de esto”, añadió.

El público, repleto de padres y miembros de la comunidad que compartían sus preocupaciones, estalló en aplausos.

Tomarse el asunto en serio

Rosen, el autor de Jack of Hearts, no se sorprendió cuando se enteró de las demandas para prohibir su libro en Katy. Al igual que otros autores cuyos libros han sido objeto de ataques en los últimos meses, Rosen dijo que los padres han leído pasajes fuera de contexto.

En el momento de la publicación del libro en 2015, el School Library Journal, una revista en la que se basan los distritos para seleccionar los libros de las bibliotecas, escribió que la escasez de “literatura queer sexualmente positiva” hacía de Jack of Hearts una “adición esencial a las colecciones de las bibliotecas que sirven a los adolescentes".

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Las columnas de consejos sexuales escritas por el protagonista del libro forman parte de una narrativa más amplia que pretende empoderar a los adolescentes queer y ayudarles a sentirse seguros al hablar de su sexualidad.

Todas las preguntas que se responden en la columna de consejos de Jack fueron enviadas por estudiantes reales. Y el autor consultó con expertos en educación sexual para escribir las respuestas de Jack, con el objetivo de proporcionar a los adolescentes LGBTQ información práctica que a menudo se omite en las clases de educación sexual.

“Creo que es preocupante que no puedan distinguir entre la pornografía -que no está pensada para la educación- y un libro como el mío que trata de educar a los adolescentes y decirles: ‘Está bien tener estos deseos; aquí se explica cómo actuar de forma consentida y segura”, explicó Rosen.

Cuzela y sus aliados, que negaron que estuvieran apuntando específicamente al contenido LGBTQ, vieron las cosas de manera diferente. Y también lo hicieron los líderes de Katy ISD, según los mensajes internos obtenidos por NBC News.

En lugar de pedir a los padres que presentaran impugnaciones formales o de formar un comité para revisar los libros que habían leído en voz alta, Darlene Rankin, directora de tecnología educativa del distrito, envió un correo electrónico al día siguiente de la reunión del consejo escolar en el que ordenaba al personal de la escuela que retirara inmediatamente dos títulos de todas las bibliotecas: Jack of Hearts y Forever for a Year, de B.T. Gottfred.

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“Si estos libros se prestan actualmente a los estudiantes, debe ponerse en contacto con el estudiante con el fin de tener el libro devuelto”, escribió Rankin, que declinó una solicitud de entrevista.

En las semanas siguientes, los padres de Katy siguieron presionando, pidiendo al distrito no sólo que auditara las bibliotecas en busca de contenidos vulgares, sino que revisara el proceso de selección para restar importancia a las recomendaciones de destacadas revistas de reseñas de libros, argumentando que esos grupos impulsan una agenda liberal.

A principios de diciembre, el superintendente Ken Gregorski respondió a esas demandas, anunciando en una carta a todos los padres que el distrito estaba lanzando una amplia revisión de sus libros de la biblioteca para eliminar cualquiera que pudiera ser considerado “omnipresentemente vulgar”.

Gregorski, que declinó ser entrevistado, invitó a los padres a que informaran de otros libros que quisieran que fueran retirados y les aseguró que “se aseguraría de que el distrito se tomara el asunto en serio y pusiera en marcha los planes que resolvieran los problemas que a todos nos preocupan".

En total, este año escolar, según los mensajes internos, el distrito ha puesto en marcha las revisiones de al menos 30 libros de la biblioteca y hasta ahora ha considerado que nueve son inapropiados para los estudiantes en cualquier nivel de grado, incluyendo cinco que presentan prominentemente personajes LGBTQ.

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Otros libros, como This Is Your Time, del icono de la era de los derechos civiles Ruby Bridges, se consideraron inapropiados o demasiado maduros para los niños pequeños y se retiraron de las bibliotecas de las escuelas primarias o secundarias.

La mayoría de estas revisiones se abrieron sin una impugnación formal del libro, los registros muestran, a pesar de que uno se requiere bajo la política local de Katy ISD.

En al menos dos casos, según tres empleados del distrito con conocimiento del proceso de revisión, los administradores de alto nivel del distrito han ordenado que los libros sean retirados de las bibliotecas incluso después de que los comités de revisión los examinaran y votaran para mantenerlos en las escuelas.

Los empleados del distrito hablaron con un reportero bajo condición de anonimato, preocupados por la posibilidad de ser disciplinados por compartir sus preocupaciones públicamente.

En respuesta a las preguntas detalladas por escrito, Katy ISD portavoz María DiPetta escribió que “el distrito tendrá que pasar amablemente en su solicitud".

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Cuzela dijo que está contenta de que el distrito esté tomando en serio sus preocupaciones y espera que los administradores vayan más allá. Aunque no cree que la mayoría de los bibliotecarios estén llenando las estanterías con “material pornográfico” a sabiendas, está de acuerdo con el llamamiento de Abbott para que se presenten cargos penales contra los que lo hagan, incluso en Katy.

“Tenemos leyes en Texas contra el suministro de material sexualmente explícito a los niños”, dijo. “Es una ley que está en los libros, y si están proporcionando esto a sabiendas, tienen que ser advertidos e investigados”, agregó.

Foote, la bibliotecaria escolar jubilada que lidera una campaña estatal contra la prohibición de libros, dijo que el enfoque de Katy es fallido, no sólo porque carece de transparencia y abre la puerta a otros intentos de censura, sino por la señal que envía.

“No se puede exagerar el impacto que estas decisiones pueden tener en los estudiantes LGBTQ e incluso los profesores”, dijo Foote. “Intencionalmente o no, estas prohibiciones les están enviando un mensaje sobre su lugar en la comunidad”, opinó.

Por teléfono en la biblioteca de su instituto, la estudiante queer de Katy, a la que le preocupa que sus padres no la acepten por lo que es, dijo que se sintió indignada cuando se enteró de que los bibliotecarios habían empezado a retirar libros, especialmente Jack of Hearts.

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“Para mí, muchos de estos libros ofrecen esperanza”, dijo la estudiante. “Pronto voy a ir a la universidad, y estoy deseando que llegue ese momento y la libertad que ofrece. Hasta entonces, mi mayor aventura va a ser a través de la lectura”, explicó.

Al igual que otros libros de la biblioteca que había leído centrados en personajes LGBTQ, la estudiante dijo que Jack of Hearts le dio una sensación de validación.

El personaje principal, un joven de 17 años que no se avergüenza de su amor por la fiesta, el maquillaje y los chicos, contrastaba con su propia experiencia en el instituto, siempre en guardia para no decir o hacer nada que pudiera descubrirla. 

El libro la hizo sentirse menos sola.

Rosen, el autor, ha escuchado cosas similares de otros adolescentes. Cuando recibe esos mensajes, dice que suele responder diciendo que espera que las cosas mejoren.

Pero luego añade: “No puedo prometer que así sea”.