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¿Cuántos días a la semana trabaja? Una propuesta en México busca acortar una de las jornadas más largas del mundo

En un país donde la mayoría de los contratos laborales son de seis días, la medida para garantizar dos días de descanso gana popularidad, pero preocupa a los empresarios por su impacto económico.

Una propuesta para reducir la jornada laboral en México de 48 horas a 40 y garantizar al menos dos días de descanso obligatorio a la semana gana tracción en el Congreso y enciende un debate nacional sobre las relaciones laborales.

La medida, presentada en octubre del año pasado, causó revuelo después de que la Comisión de Puntos Constitucionales de la Cámara de Diputados la aprobó de manera sorpresiva la semana pasada, con el apoyo de todas las fuerzas menos del conservador Partido Acción Nacional (PAN).

Este lunes, el líder del gobernante Movimiento Regeneración Nacional (Morena) en la Cámara de Diputados, Ignacio Mier, aseguró que contaba con la "promesa" del opositor Partido Revolucionario Institucional (PRI) para aprobar la reforma constitucional en septiembre, después de que inicie el próximo periodo legislativo.

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"Queremos que trabajen para vivir, no que vivan para trabajar”

"Es una propuesta en defensa de los derechos de los trabajadores", afirmó la diputada Susana Prieto Terrazas, autora de la iniciativa y quien se describió a sí misma durante una entrevista telefónica con Noticias Telemundo como una aguerrida activista laboral. "Somos uno de los países que más horas trabaja en el mundo", destacó la legisladora de Morena.

La Constitución mexicana actualmente establece una semana laboral de hasta seis días con 48 horas, con solo una jornada de descanso obligatoria a la semana.

Trabajadoras mexicanas en una fábrica de partes automotrices de Bosch en San Luis Potosí, México, el 11 de enero de 2017.
Trabajadoras mexicanas en una fábrica de partes automotrices de Bosch en San Luis Potosí, México, el 11 de enero de 2017.PEDRO PARDO / AFP via Getty Images

Aunque muchas empresas sí conceden a sus trabajadores dos días de descanso, alrededor del 44% de los mexicanos que laboran lo hacen seis días a la semana (más de 25 millones de personas), según la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo. Son más que los que descansan dos días: alrededor de 16 millones o 27% de la fuerza laboral.

Prieto puntualizó que una menor jornada laboral repercutiría de manera positiva en la reconstrucción del tejido social, al permitirles pasar más tiempo con sus familias.

"Hay muchas personas que laboran 10 ó 12 horas diarias e invierten entre dos o cuatro horas al día para trasladarse de ida y vuelta a su ocupación. Estamos hablando de hasta 16 horas de las 24 del día. Eso no es vida. Nosotros queremos que los trabajadores trabajen para vivir, no que vivan para trabajar", declaró la diputada morenista.

Entre los países de América Latina, México, junto con Argentina, Perú y Costa Rica encabezan la lista de los países con la mayor jornada laboral (de 48 horas semanales, en cada caso). Le siguen Guatemala, Salvador y Brasil, cada uno con semanas de 44 horas. Colombia con 42 horas, Ecuador con 40 horas y Chile, que recientemente también aprobó la semana de 40 horas, según datos de la Organización Internacional del Trabajo (que recomienda 40 horas semanales).

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Un costo de 360,000 millones de pesos

Sin embargo, las principales organizaciones empresariales de México han criticado la propuesta con dureza.

"Estimamos que la reforma implicaría un costo adicional de hasta 26% respecto a la nómina" del 64% de las personas trabajadoras, indicó en un comunicado la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex), lo que se elevaría a un costo de alrededor de 360,000 millones de pesos (unos 20,000 millones de dólares).

Según el análisis de Coparmex, las empresas más afectadas serían las de pequeño y mediano tamaño, debido a que más de la mitad de los asalariados que trabajan más de 40 horas están empleados en ellas.

Los empresarios también manifestaron preocupación porque la medida actualmente no contempla un periodo de ajuste antes de su implementación; es decir, que de aprobarse como está entraría en vigor de inmediato, dificultando que la iniciativa privada pueda prepararse para el cambio.

Cuando se le preguntó a la diputada Prieto sobre esta preocupación, respondió que habían sido las propias organizaciones empresariales las que habían cancelado su participación en un foro para recabar la opinión de expertos y empresarios.

"No va a ser paulatino porque sencillamente no hay ningún motivo para que así sea y nadie lo propuso. El proyecto de ley está circulando en la Gaceta Parlamentaria desde octubre de 2022. Qué casualidad que hasta que se aprueba en Puntos Constitucionales le preocupa a la clase patronal, lo despreciaron, despreciaron el foro abierto, no concurrieron", afirmó.

La diputada morenista también habló de los temores entre algunos empresarios a principios del Gobierno del izquierdista Andrés Manuel López Obrador de que el aumento del salario mínimo (que ha pasado de 88 a 201 pesos en los últimos cinco años) desatara una espiral inflacionaria, lo que no ocurrió. La galopante inflación vista en el último año en el país ha estado relacionada más bien con factores internacionales como la pandemia de coronavirus y la guerra en Ucrania, según expertos.

El proyecto de ley se produce después de que el Congreso mexicano aprobara otra reforma laboral para ampliar las vacaciones, pasando de 6 a 12 días libres con goce de sueldo, aunque en esa ocasión sí se concedió un periodo de gracia para los empresarios antes de su implementación.

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Un largo camino por delante

Si bien la propuesta de reducir la jornada laboral en ocho horas semanales y aumentar en uno los días de descanso obligatorios ha avanzado en la Comisión de Puntos Constitucionales, aún le queda un largo camino por delante antes de que pueda convertirse en ley.

Primero deberá enviarse al pleno para su discusión y posible aprobación, lo que depende de la Junta de Coordinación Política (actualmente bajo el liderazgo de Morena).

Y al tratarse de una reforma del artículo 123 de la Constitución mexicana, la medida deberá ser aprobada por dos terceras partes de los diputados que se encuentren presentes cuando se someta a votación (estando presentes al menos dos terceras partes de los 500 diputados que integran la Cámara).

Luego, pasará para su revisión en el Senado, que puede aprobarla en su totalidad por una mayoría calificada de dos tercios o regresarla con reformas o adiciones a la Cámara de Diputados. Y finalmente, en caso de ser aprobada en ambas cámaras, el presidente tendría que ratificarla con su firma.